El Misterio Pelirrojo

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Cuando el órgano comenzó a sonar, recordé el día en el que conocí a la persona que me cambiaría la vida.

Me acerqué a ella y le destapé la cara quitando el velo que le cubría esta misma y dejando al aire su pelo rojizo, al instante ella me susurró al oído algo que jamás olvidaré.

Me desperté de mala gana, como siempre, sin querer hacer nada, simplemente quería quedarme en la cama. Pero por obligación tenía que ir a la escuela.

Me puse el asqueroso uniforme de la escuela, que tenía el peor diseño posible.

Sin desayunar, salí de casa y cogí mi bicicleta para dirigirme al "infierno".

Dejé la bici en la esquina de siempre y vi a un grupo que conversaban sobre unas nuevas alumnas. Ayer había oído algo sobre ello pero me daba igual, creo que la única vez que he hablado con una chica de clase fue cuando me pidió un lápiz.

Entré a mi aula, me senté en mi sitio, al lado de la ventana y miré por ella hasta que llegase el profesor.

Desde mi ventana se puede ver la entrada del instituto, ya conocía a la gente que llegaba justos de tiempo y a los que directamente llegaban tarde.

Desde mi ventana se puede ver la entrada del instituto, ya conocía a la gente que llegaba justos de tiempo y a los que directamente llegaban tarde

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De repente vi a una chica que no entraba en aquella lista de personas que llegaban justas o tarde. Ella desprendía un aura radiante. Llevaba un uniforme que no era de nuestra escuela, pero lo más característico era el lazo verde que llevaba en su pelo color naranja.

Dos minutos después entró una chica muy parecida a la anterior. Esta tenía el pelo más rojo y tenía dos estrellas a cada lado de su pelo. Ella estaba comiendo un bollo. Otra persona que no había visto nunca.

Al instante pasó... ¿La misma chica?
Juraría haber visto pasar justamente a aquella chica, me fijé más detalladamente y vi que ahora no llevaba las estrellas en el pelo, sino que portaba unos cascos azules en el cuello.

Estaba demasiado confundido y supuse que eran visiones creadas por el cansancio, pero 10 segundos después descubrí que algo muy raro estaba pasando. La chica con los cascos estaba avisando a otras dos chicas que eran igual que ella.

Aparté la mirada de la ventana inmediatamente ya que vino el profesor.

-Bajad el volumen... -comenzó a pedir el profesor- Bueno, hoy supuestamente viene una nueva alumna a nuestra clase, pero parece que no va a asistir...

-E-estoy aquí -dijo jadeando del cansancio aquella chica mientras abría la puerta. Era aquella chica de los cascos.

-Justo a tiempo, presentate por favor

-H-hola, soy Miku Nakano, es un placer- se presentó mientras saludaba

-Siéntate detrás de aquel chico -dijo el maestro señalando el pupitre

Justo se sentaba a la otra punta de mi sitio.

Después de acabar la clase, como siempre hacían cuando llegaba una nueva alumna a clase, las chicas populares empezaron a acosarla de preguntas, y Miku parecía estar en una situación incómoda. Pasé detrás de ellas y ni notaron mi presencia.

Aún estaba intrigado por resolver el misterio.

Cuando estaba a punto de salir para poder irme a casa, se interpuso en mi camino una de esas extrañas chicas que llevaba unas cintas con forma de mariposa en ambos lados de su cabeza.

-Aparta de mi camino -dijo la chica mientras me echaba hacia un lado

Precisamente otra de ellas, la de las estrellas en el pelo, la seguía y me pidió disculpas por la actuación de su hermana.

Tras ese pequeño suceso me fui a casa para descansar. Hoy había gastado bastante energía pensando y mi lema es ahorrar tanta energía como se pueda.

Me tumbé en la cama para echar una siesta, pero el dichoso misterio de las chicas no me dejaba dormir.

Ya que no podía dormir, encendí la televisión, cogí unas patatas de la despensa y maté el tiempo allí, sentando en el sofá.

Podía hacer lo que quería, ahora mismo vivía solo. Mis padres nunca estaban en casa y mi hermana estaba en un largo viaje, de vez en cuando llamaba para preguntar por mí.

Cené algo ligero y me puse a dormir para recuperar la máxima energía posible.

Esta vez me desperté temprano para poder desayunar y me fui rápidamente a la escuela. Hoy quería llegar rápido para poder fijarme más y estar más atento a cada detalle de aquellas chicas.

Sólo quería resolver aquel misterio para quitármelo de la cabeza.

Cuando subía por las escaleras me encontré con el profesor.

-Buenos días Oreki

-Buenos días

-¿Puedes hacerme un favor- preguntaba el maestro mientras me daba unas hojas

-Claro

-Bien, quiero que le comentes al resto de la clase que vamos a hacer un proyecto sobre la era antigua en Japón, en esta hoja están los grupos

-Vale, ahora se lo comento

Seguí subiendo las escaleras mientras maldecía al profesor por poner un trabajo por parejas, no me gustaban nada... subí el último escalón y llegué al aula.

Sin saludar a nadie ni decir nada, escribí en la pizarra lo de aquel trabajo y colgé en el tablón la hoja que el profesor me había dado.

Decidí echarle un vistazo para ver con qué persona tenía que realizarlo.

Me dirigí a su pupitre.

-Hola, ¿Has visto la hoja del tablón?- pregunté mientras me rascaba la cabeza

-Ya la he visto -dijo mientras asistía con la cabeza -¿Eres Oreki Houtarou?

-Sí, espero que nos llevemos bien, Nakano Miku.

Houtarou Oreki y Las QuintillizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora