Prólogo

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En Abril de 1990, nació un pequeño niño al cual llamaron Derek.

Cuando comenzó a gatear, no dejaba de explorar cada rincón de su entorno; era un pequeño explorador.
En la guardería a penas se relacionaba con los demás compañeros, prefería jugar solo.

Siempre que sus padres ponían las noticias de la televisión mientras comían, se maravillaba por la labor que realizaban los periodistas, tanto los que daban las noticias en el plató, como los que se enfrentaban, día si y día también, a situaciones difíciles como reporteros.

A medida que iba creciendo, tenía claro lo que quería ser de mayor: periodista.
Cuando se lo comentó a sus padres con diez años, ellos le dijeron que tendría que estudiar muchísimo para poder sacarse la carrera que él deseaba y que viendo su nivel, tan bajo, en la escuela, no llegaría muy lejos, así que le propusieron  que mejor pensara en realizar otro estudio acorde son su capacidad intelectual y si no le llamaba nada la atención, salvo el periodismo, su padre, cuando fuese mayor, lo metería con él en la fábrica de hilo.

Derek no estaba conforme. Si, la fábrica estaba muy bien pero era un trabajo muy duro, donde había mucho ruido, donde los empleados estaban quemados y cansados de esa vida, donde nadie valoraba bien el trabajo que realizaban. A pesar de eso, su padre trabajaba ahí por las noches y era el único trabajo que consiguió, ya que en su época, no habían tantas carreras a realizar y no obtuvo graduado.

Derek pasó una primaria muy dura; le costaba tanto relacionarse que siempre que iba a la escuela, quería salir corriendo. Sus compañeros le miraban como si fuese un bicho raro, incluso cuchicheaban de la ropa que llevaba o si veían que había suspendido un examen, se burlaban de él.
Los profesores no tuvieron constancia de ese bullying que le hacían, pero si veían que Derek tenía problemas de estudio. Uno de ellos, se ofreció a darle clases particulares en el descanso; Derek no tuvo más remedio que aceptar, aunque le fastidiara que ese profesor le comiera el único descanso que tenía.

Pasó a secundaria con cuatro asignaturas suspendidas.
Sus padres le dijeron de cambiar de colegio, él aceptó pensando que las cosas iban a cambiar pero en el nuevo instituto tampoco hacía amigos y le seguía costando el estudio.

Él hacía todo lo que podía, y más, pero su ánimo se iba apagando poco a poco.  


Las puertas del caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora