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— ¡Eso no es cierto! — Decía Edgar al borde del llanto
— ¡Jaja! ¡A Edgar le gustan los vestidos de niña! — Decía Colette, burlándose y riéndose de Edgar
Estaban en el gran Hotel de Mr.P, era de noche y habían hecho una fiesta, todos los brawlers estaban invitados. Amenudo solían festejar cosas, por tan simple que sean, hacían una fiesta y una cena entre todos, con música baja para que no moleste a los demás, y se divertían entre ellos dentro el Hotel, pero.. también, amenudo solían molestar a Edgar con cosas tontas también — ¿Quieres este vestido de aquí, Edgar? — Decía Crow, con su celular en mano mostrandole una imagen de un vestido rosa
Todos rieron.
La "pelea" había comenzando cuando estaban todos cenando, en diferentes mesas, y con un poco de música medio alta, Edgar le había contado a Colette que le gustaba un vestido que había visto, y Colette interpretó mal, se rió en voz alta, todos los miraron, y allí comenzaron las burlas.
— ¡Basta chicos! Era solo una broma — Decía Edgar, rogando a que paren de burlarse de él, estaba apunto de llorar por la vergüenza que sentía
— Tremendo marica eres Edgar ¡Jaja! — Dijo Jacky, riéndose a carcajadas
Brawlers como Piper, Pam o Rosa solo observaban, no decían nada. Otra vez estaban molestando a Edgar. Quizá por que era el nuevo brawler, nadie sabía.
— ¡Nana! ¿Te gustaría ponerte un vestido de flores? — Preguntó Colette con burla, haciendo poses y caras graciosas, todos rieron
Edgar rompió en llanto, salió corriendo a las escaleras, ya no tenía ganas de cenar, quería solo encerrarse en su cuarto. El hotel tenía varios pisos, ya que en este habitaban todos los brawlers.
Todos se quedaron callados, viendo como Edgar se había ido llorando hacia las escaleras, la habían cagado, otra vez.
— Les dije que dejaran de molestarlo, ¡Es sensible! — Habló Piper por primera vez
— ¡Pero solo estábamos haciéndole una indefensa broma! — Dijo Colette, con algo de miedo
— Creo que si nos pasamos.. — Dijo Crow con miedo también. Toda la sala se había quedado callada
Byron, que estaba sentado observando todo, callado, solo se levantó, con una sonrisa como si hubiese pasado algo sumamente grandioso, parecía feliz, pero por dentro, estaba explotando de rabia
— Ay queridos míos, ¿Hay algo de comer aquí? — Preguntó en voz alta acercandose a unas de las mesas, todos simplemente se quedaron callados sin decir nada. Byron siempre cenaba alejados de todos, prefería observar que participar — Creo que esto estará bien — Agarró un poco de estofado y un vaso con jugo de frutas — ¡Nos vemos en unos minutos chicos! — Saludó con una gran sonrisa, yendo en la dirección que tomó Edgar, a su cuarto.
