El sol empezaba a perderse en el horizonte, asegurando el final de un nuevo día. La tripulación, a bordo del "Jolly Roger", estaba inquieta y preocupada. No parecían ver con buen ojo la nueva adquisición del capitán. A diferencia de lo que sucedió con Wendy, los hombres del capitán no estaban tan seguros de que aquella mujer fuera de alguna utilidad. Eso en opinión de algunos, otros parecían preferir obtener otro tipo de "satisfacción" de la nueva inquilina. Aunque ninguno lo había dicho de forma abierta, Garfio sabía que ninguno de ellos estaba animado ante el nuevo plan.
― Señor... Lamento muchísimo la confusión. De lejos no parecía... ―empezó disculpándose su segundo de abordo.
Garfio esbozó una pequeña sonrisa que no le llegó a los ojos. Estos, por el contrario, no separaron su visión de la inmensidad del mar. Un mar con reflejos anaranjados producidos por un sol prácticamente extinto. Pronto saldría la luna, volviendo a traer una noche más.
― Peter Pan la ha traído por alguna razón. Esa mujer no ha llegado aquí sola. Así que si Peter la ha traído aquí, algo debe importarle ―razonó sin mirar a Smee―. Nuestro plan sigue en pie. Y veremos dónde nos lleva.
Smee asintió levemente con la cabeza. Esperó unos instantes, pero finalmente se vio obligado a añadir algo más.
― Eso está muy bien, señor. Pero... ―murmuró―. A diferencia de Wendy, esta chica es... ¿cómo decirlo? No demasiado fácil de tratar...
― Está amordazada ―observó sin darle mucha importancia.
― Lo estaba. ―Garfio se volvió con el ceño fruncido. Smee carraspeó avergonzado―. Ha logrado deshacerse de la mordaza y de las cuerdas que la ataban. No importa qué digamos, no va a confiarle su vida a ninguno de nosotros. No ha probado bocado. Y siempre que entramos en la habitación se protege detrás de la mesa y empieza a ordenarnos gritando que salgamos. Y no deja de chillar hasta que hemos abandonado la habitación. Por lo que asegura la tripulación, la chica se está vengando por sus palabras, señor.
― ¿Mis palabras?
― Dijo que las mujeres suelen gritar mucho. ―Garfio dejó escapar una risota.
― Y al parecer olvidé decir que también son obstinadas ―añadió divertido. Luego peinó con el pulgar y el dedo índice su corta barba y observó a su segundo de abordo con cierto aire burlón―. Por lo que veo, debo tener una tripulación de mujercitas asustadas, ya que sois incapaces de controlar solamente a una.
Con aire confiado, Garfio se alejó de cubierta para bajar por las escaleras que lo llevarían hasta la bodega. Los demás piratas se acercaron un tanto para observar cómo su capitán se dirigía donde la joven seguía recluida.
― No querría estar en su piel ―murmuró uno de los piratas sin apartar la mirada de las escaleras que iban hacia la bodega.
― ¿Crees que el capitán será muy severo con la muchacha? ―preguntó su compañero, colgado de una de las cuerdas que ataban el mástil superior.
― No... ―aclaró con cierta despreocupación― Si lo decía por el capitán.
***
Lottie caminaba frenéticamente por la bodega como un león enjaulado. El olor fuerte del alcohol en los barriles había conseguido marearla un poco, eso y el suave pero incesante vaivén del barco. También a causa de eso, había tropezado en un par de ocasiones, una de las cuales había caído en un charco de algo que resultó ser pegajoso. Por el olor fuerte y rápidamente reconocible, uno de los barriles se habría derramado. Así que apestaba, estaba mareada y furiosa. Una combinación que la tripulación había lamentado profundamente.
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Garfio
Random"Hace falta mucha fe, confianza, buenos pensamientos y polvos de hada para hacer creer en la magia a alguien que ha perdido la fe..." Charlotte Darling tiene 18 años recién cumplidos y un problema que parece incapaz de resolver. Su padre quiere casa...