e i g h t e e n

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Mis manos acarician la pequeña cabeza de Haru, mientras Jeno tiene los brazos doblados por encima de su cabeza y observa al techo, pensando

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Mis manos acarician la pequeña cabeza de Haru, mientras Jeno tiene los brazos doblados por encima de su cabeza y observa al techo, pensando. Lleva varios minutos así, no sé si preguntarle que es lo que le pasa por la cabeza.

Hasta que él, por arte de magia, decide hablarme primero.

ㅡNo me gustan las relaciones a distanciaㅡ inicia, y entonces todo mi ser se alarma, ya sé a qué se refiere. ㅡLa primera y única vez que lo intenté, no funcionó. Pero si es necesario esperar a la chica que quiero que sea la madre de mis hijos, lo haré.

Mis labios le sonríen, y sus ojos se forman en pequeñas medias lunas.

ㅡYo nunca he tenido una relación en concreto, entonces no sé que decirteㅡ me excuso.

Toma impulso y se levanta, sentándose frente a mi. Sus dedos me acarician la mejilla.

ㅡPermíteme ser entonces tu primera relación en concreto, Nanamiㅡ escupe, y mi pecho empieza a latir como loco.

ㅡ¿En serio?ㅡ me muestro sorprendida.

ㅡBueno, sí, antes de que Haru te lo pida primero. Él quiere mi lugar, y ambos no podemos estar enamorados de ti al mismo tiempoㅡ ríe.

Yo también lo hago. Pero una de sus palabras logra quedarse atrapada en mi mente.

ㅡ¿Estás enamorado de mi, entonces?ㅡ vuelvo a soltarle otra pregunta.

Sujeta mi mano, entrelazando nuestros dedos, encajan tan bien juntos que tengo ganas de llorar.

ㅡEstoy muy, muy enamorado de ti.

Ambos nos reímos, volvemos a acostarnos, abrazados en el suelo, pasando la tarde solamente los dos, sin hacer nada más que acompañarnos mutuamente.

La luz obliga a mis ojos a abrirse.

Aún estoy fuera de mi misma, cuando la anestesia desaparece lentamente de mi sangre. Siento el dolor hacer presencia en la parte baja de mi estómago, pero nada comparado con el que sentí antes de venir a que me intervinieran de emergencia.

Me visto apenas recupero la conciencia, con una larga y gruesa sudadera que Ryoichi trajo consigo para cambiarme. Del vestido se encarga mi maestra, quién llega un par de horas después de que me introdujeran en la sala del hospital, pues lo tiró a la basura. Unos pantalones largos y holgados también me cubren las piernas, y la gorra del mismo abrigo la cabeza. Una vez más, limpio mis mejillas frías con el dorso de la mano.

Mi maestra me recibe afuera del consultorio, con el bolso colgando de su hombro derecho y con un par de papeles en mano. Apenas y alzo la mirada para verle bien.

ㅡ¿Lista?ㅡ gesticula, y asiento, débilmente.

Paso de largo por el pasillo, con dirección al consultorio principal del profesionista, según órdenes de la mujer que me acompaña.

arôme de rose » nakamoto yuta, lee jenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora