Adrien y Marinette se divirtieron muchísimo haciéndoles la broma a sus molestos amigos, olvidándose por completo su misión, reunir a Alya y a Nino de nuevo.
En la mansión Agreste, el único adolescente estaba preparándose para un nuevo día, esgrima, chino, piano, sesión de fotos, escuela, Cat Noir, el club. Todo un día muy normal y ocupado.
Bueno, es lo que haría sino fuera porque....
-Ya deja de ver eso Adrien.- Se quejaba Plagg que estaba acostado arriba de su televisor.
-¿Por qué, Julieta? Él te ama.- Dijo entre lagrimas por estar tan centrado en la televisión.
Hasta que de la nada pudo reaccionar del encantador entretenimiento que era un programa de televisión.
-Espera, ¿Qué estoy haciendo?- Se levanto dejando de llorar por una telenovela.
-No lo sé, es lo que me pregunto.- Floto hacia él, un poco más tranquilo por verlo funcionar. -A veces los humanos son raros.
-Me he estado juntando mucho con Nino. Creo que ya dejamos pasar demasiado tiempo.- Menciono con preocupación.
Era su única idea lógica de la que se pasara toda la mañana viendo las telenovelas.
-¿Tú crees?- Hablo el Kwami negro que estaba un poco cansado.
Solo han pasado un día completo y 13 horas de que Nino y Alya terminaron. Y ya estaba viendo la novela que pasan a las tres de la tarde como lo hacia su mejor amigo.
Después de haber recuperado la cordura, se levanto indignándose a parecer por la cocina. En silencio para no levantar sospechas de que no ha hecho nada en todo el día.
Cuando había abierto el refrigerador para sacar la leche, intento cerrarla de la manera tan silenciosa que no sirvió de nada, porque se asusto al ver a la asistente de su padre detrás, causando que cayera toda la leche derramada en el suelo.
-Adrien, ¿por qué no fuiste a tus clases de esgrima?- Pregunto Nathalie que tenia la ceja levantada.
-Ah.. porque estaba ocupado con cosas más importantes.- Mintió, evitando su mirada para no terminar diciendo la verdad.
-Lo siento.- Pidió perdón, el niño de casa al ver a la encargada de limpieza, limpiando su tiradero.
Las dos mujeres lo ignoraron por odiar su tonto trabajo, pero la que si era feliz, en algunas ocasiones se acerco al hijo de su jefe.
-¿Dónde estabas? Tu guardaespaldas me dijo que no llegaste para llevarte a la escuela.- Acorralo la de anteojos, sorprendiendo al rubio que no podía creer lo recién dicho.
-¿Él dijo algo? ¡No! espera, ¿Él habla?
Nunca dice nada, pero cuando tiene que delatar a alguien habla de más.
-Adrien, no quise buscarte en la habitación porque tu padre piensa que estuviste haciendo tus actividades diarias.- Explico su casi madre, por ser la que más la cuida desde que su madre murió.
-Ay gracias, Nathalie.- Se alejo un poco, caminando a un lado de ella. -No tenía ganas de explicarle...
-Te esperando en el comedor.- Le quito la tranquilidad que había sentido por tener que enfrentarlo.
Nunca quiere comer con su hijo y cuando tiene tanto que hacer quiere comer con él. Era muy indignante, pero aun así, tenía que hacerlo.
Ya en el comedor, padre e hijo estaban sentados en la enorme y rectangular mesa, que estaba super silenciosa como siempre.
ESTÁS LEYENDO
CLUB DE CONQUISTAR MUJERES [Editando]
HumorAdrien Agreste, es un guapo modelo, héroe de la gran ciudad que es París, pero tiene un gran secreto además de ese y es que es un experto en conquistar, seducir chicas. Decidiendo ofrecer sus servicios a los chicos que necesitan ayuda para conquista...