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La luna volvió a irse, mientras que los primeros rayos de sol salían a iluminar el cielo, JongWoo se despertó en su cama, en su casa, se sentó rápidamente en su cama, desconcertado, ¿cómo había llegado allí? SeokYoon entró al rato

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La luna volvió a irse, mientras que los primeros rayos de sol salían a iluminar el cielo, JongWoo se despertó en su cama, en su casa, se sentó rápidamente en su cama, desconcertado, ¿cómo había llegado allí? SeokYoon entró al rato.

- ¿Despertaste? ¿Tan temprano? - Sonrió pero no recibió respuesta, sólo una mirada pérdida - ¿Éstas bien? ... Lo que sea... - Se sentó en la cama - Ya pasó.... Sólo fue un mal sueño.

JongWoo se miró su cuerpo, los vendajes estaban ahí, SeokYoon volvió a taparlo.

- .... - SeokYoon no encontraba que decir.

- ¿Cómo llegue aquí?

- Yo te traje...

- ¿Y..... Él?....

- Desapareció otra vez... No había nada suyo en el edificio.... Encontraron el cuerpo de Hong NamBok, sin huellas.... Al parecer es bueno en su trabajo, no lo encontrarán, lo importante es que estés bien.... - Acarició SeokYoon la mejilla del omega - Haneul estaba preocupado, nos regañó por acabar encerrados temporalmente al tratar de obligar a los oficiales a buscarte, al final no hicieron nada.... - Sonrió.

Pero el beta borró su sonrisa de inmediato al ver al omega colocarse a llorar, de inmediato trató de consolarlo, preocupado, el omega lloraba con dolor, podía transmitir su tristeza, era desgarrador para el beta, quien se dio cuenta del por qué, al rato entró Haneul asustado, se sorprendió al ver otra vez a su padre, pero se sorprendió más verlo llorar, a lo que se acercó a él con preocupación, subiéndose a la cama y abrazándolo para darle caricias y consolarlo, el mayor trató de controlarse al ver a su hijo pero no podía aliviar su dolor, cerró sus ojos fuertemente, y olfateó, café, ¿dónde?, volteó su cabeza, la chaqueta, la tomó con fuerza y se la colocó abrazándose a si mismo olfateando el aroma que dejó el alfa en ella, no podía detener su llanto, el beta tomó a Haneul en brazos y lo sacó de la habitación para dejar a JongWoo solo un rato, hasta que se calmara.

Un lago se había creado en su interior, un lago amargo y frío, se congelaba, el frío ardía, dolía y lo lastimaba, no soportaba, era demasiado. ¿Por qué tenía que ser tan doloroso? ¿Por qué aquel alfa le hacía tanto daño? ¿Por qué no podían estar juntos y ya? ¿No estaban destinados? ¿Por qué el alfa huye de su destino? JongWoo se agarró del pelo, odiaba todo, odiaba al alfa, se odiaba a sí mismo, odiaba el amor, ¿por qué existe el amor?, y ¿por qué tiene que ser tan doloroso? Su primer amor murió y su último amor desapareció, ¿qué seguía ahora? ¿Perdería a su familia? Negó varias veces, no quería más dolor, no aguantaría más, se colocó de pie y salió de la habitación para abrazar fuertemente a los dos chicos que tanto quería.

Al rato el omega se encontraba sentado en el sofá abrazando la chaqueta mientras el pequeño Haneul le daba de comer a su padre.

- ¿Te lastimaron mucho? - Haneul preguntó, Jongwoo asintió.

Haneul lo abrazó.

- Vo a poteger a papi.

Jongwoo acarició la cabecita del niño, y suspiró.

- ¿Conociste.... a ese hombre de piel pálida?

- Shi. ¡Es un fantasma!

- ¿Si?.... - JongWoo sonrió.

- ¿Él conoce a mi oto papi?

- ... Creo que lo conoce más que nadie....

- ¿En serio? ¿Cómo es mi papi?

El beta se sentó a su lado.

- Haneul, no preguntes tantas cosas, tu papá se abrumará.

Haneul asintió y abrazó al omega.

Las horas pasaban, el tiempo se perdía, JongWoo había perdido la cuenta, días, meses, día, noche, comía sin ganas, no encontraba el sueño, se sentía débil, no debió volver a probar esos labios, rojos como la sangre que caían de sus heridas, tan profundas como los ojos del contrario, no quería olvidar el calor, pero el frío lo había inundado.

Se sentía decaído sin ganas de nada nuevamente, quería levantarse, no quería volver a como era antes, debía salir, disfrutar de su hijo, su amigo, de lo que quedaba por vivir, no se podía hechar a morir así, ya se había acostumbrado a ese vacío. ¿Por qué ahora tenía que expandirse esa soledad? ¿Por qué ahora que estaba superando su pasado tenían que volver aquellos demonios a atormentarlo nuevamente?

Los dolores se mezclaban, cayó sobre fríos vidrios que se rompían dejándolo caer al vacío, sus ojos entrecerrados podían ver lo último que deseaba, la brisa golpeaba su cara, escenas se reproducían en su mente; la azotea, la habitación, la calle, el parque, la playa, el edificio, el beta, su hijo, él alfa, y por último, él mismo. Sonriendo. Dejó escapar sus lágrimas, lo que más anhelaba era ser feliz a pesar de los problemas, tenía una familia, no podía morir aún, cayó, hundiéndose en el mar cálido que lo ahogaba en un abrazó, ¿debía resistir? ¿O dejarse caer? ¿Luchar por respirar? ¿O rendirse llegando al fondo del mar?

Todo era tan confuso, se mantenía metido en sus pensamientos sin darse cuenta que perdía cada vez más el oxígeno y el peso de su cuerpo lo guiaba más abajo, cerró sus ojos lentamente, se había rendido, sus razones por vivir se desvanecieron en el último segundo de conciencia.

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Tragedia AgridulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora