Un pequeño felino de ojos rojos escapaba bajo la lluvia de aquellos grandes animales que lo perseguían. El gatito podría fácilmente darle pelea a uno, pero sucede que esta vez eran más de cuatro y sería de hecho poco inteligente pensar que tenía otra opción además de escapar.
El gatito distraídamente se preguntó por qué aquellos animales se tomaban la molestia, ni siquiera era un gato robusto, razón por la cuál se morirían de hambre si tenían pensado comérselo.
Su camino se detuvo al toparse con un callejón, si bien aquellos perros estaban seguros de que tenían a su presa atrapada, el felino no pensó ni por un segundo que ese sería su fin; afortunadamente aquella pared del callejón era la de un departamento y encontró la manera de escalar por los ladrillos a la vista que el recinto tenía.
Se subió al piso más alto del lugar y se sentó en la ventana con su normal cara de disgusto. Incluso intentó de forma inútil lavarse, olvidando que estaba completamente empapado por la tormenta. Estaba a punto de tirar la maceta con el cactus que había en aquél balcón sobre la cabeza de esos idiotas caninos cuando unos golpes en la ventana lo hicieron saltar del susto y casi caer. Emitió un sonido amenazante y miró hacia la persona de cabellos rojizos que le sonreía a través del vidrio.“¿Qué con esa cara de idiota...?“ Pensó.
Se posicionó para atacar cuando el vidrio fue abierto. Él no era tonto, no había razón para confiar en un humano a este punto, ellos podían ser incluso más hijos de puta que los perros de los que estaba escapando.
Sin embargo, sus afiladas garras y sus pelos erizados no parecieron alertar en absoluto al chico frente a él, que lo tomó entre sus brazos fácilmente soltando algunos quejidos cuando los dientitos del felino mordieron sus dedos y las garras desgarraban de a poco la piel de su mano.
A penas lo soltó, el pequeño gato corrió a esconderse bajo la cama sin intenciones de salir.
Sólo en ese momento el joven humano habló.— ¡Está bien! Iré a desinfectarme los rasguños y te traeré comida, tú ponte cómodo, gatito.
Debajo de la cama, el aclamado sintió un extraño revoltijo en su interior al escuchar la dulce voz del muchacho.
No parecía querer sacarlo de ahí abajo a la fuerza y de verdad lo vio irse de la habitación, todo iba relativamente bien por ahora. Sólo tenía que encontrar la manera de salir nuevamente por la ventana.
Su corazón latió cada vez más fuerte, se debatió entre salir de allí abajo y correr hacia la ventana para intentar abrirla. Estuvo unos cuantos minutos preparándose para salir pensando que en cualquier momento el chico podría volver a entrar y hacerle daño de alguna u otra forma. Cuando por fin se decidió a salir, la puerta de la habitación se abrió y el gatito maldijo su suerte.— Oh, uh, no tengo comida para gatos. Pero tengo algo de atún enlatado aquí, así que toma. ¡Tiene sal, por eso debes tomar agua también!
El felino vio como la apetecible comida era puesta a su disposición y sin embargo miró con recelo mientras su pequeño hocico se movía, olfateando para sentir algún olor extraño.
“ Esa mierda podría estar envenenada, no voy a comerla aunque me muera de hambre. ”
Kirishima notó la desconfianza del gato y sonrió con tristeza; en su interior se preguntaba si antes habían intentado envenenarlo y eso hizo que su corazón se estrujara.
— No tiene veneno, mira. —Tomó entonces una porción del plato y la comió, era comida enlatada para humanos también, al fin y al cabo— ¿No ves?
“ Qué te importa lo que piense... ”
El gatito dijo eso para sí mismo, pero antes de que pudiera reaccionar, ya se encontraba delante del plato devorando la comida. Hacía días que no conseguida nada de alimento...
Miró con recelo al chico y le gruñó dejando en claro que no le debía absolutamente nada y que no era un gato manso.
Sin embargo, el contrario sólo se carcajeo.“ ¿Qué hay con esa risa de estúpido? ¿Y qué demonios tiene en el pelo? ”
— Iré a traerte un almohadón para que descanses, ¿Está bien? ¡Asegúrate de comer todo! Estás delgado...
“ No me digas que mierda hacer ”, pensó el gatito.
Cuando el pelirrojo salió de la habitación, sigilosamente el animal lo persiguió por curiosidad. A él no se le escapaba nada.
Caminando por la sala entonces, paró en seco a ver aquella gran repisa repleta de medallas y trofeos. Objetos de valor que decían en letra cursiva“ Red Riot, The Unbreakable Hero ”
Los ojos del gatito brillaron, había sido rescatado por un héroe, qué irónico.
Leyendo más detalladamente, descubrió el quirk al que hacían referencia aquellas frases.“ ¿Endurecimiento, eh? Nada mal. ”
Se escondió de pronto tras un sofá cuando el héroe que lo salvó apareció en la sala, dirigiéndose a la habitación con un enorme almohadón celeste.
Lo siguió de regreso a la habitación y se rió para sus adentros cuando el pelirrojo mostró una mueca de preocupación debido a su ausencia.
De esa manera, decidió que ya no era necesario ocultar su forma humana.
Casi como en una caricatura, su cuerpo felino mutó lentamente al de uno humano, conservando sin embargo sus orejas y su cola. Se paró en sus dos patas con facilidad una vez alcanzada la transformación y se cruzó de brazos viendo al chico delante de él, que ni siquiera se había percatado de su presencia aún.
Katsuki Bakugo entonces habló.— No me gusta el celeste, es para maricas. Dame un almohadón naranja.
Soltó una risa cuando Kirishima activó su quirk y se dió la vuelta soltando una maldición.
— ¡M-mierda! ¿Q-quién eres? ¡ESTÁS DESNUDO!
No fue el mejor comienzo, pero podría haber sido peor.
ESTÁS LEYENDO
meow! || kiribaku
Fanfictionademás de su característico quirk explosivo, bakugo posee también la habilidad de convertirse y adquirir características mutadas de un gato. este one-shot explica cómo fue que conoció a kirishima, un héroe profesional que se retiró a una edad tempra...