Capítulo 13

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—Sigo sin poder encontrarla en la tierra— decía Marlen frustrada—¿Por qué no encontré nada antes?— el tío Endel la abrazo por los hombres.

—No te atormentes, aún puede pasar otra cosa — le beso la mejilla, mi mamá seguía sentada en shock, la abrace.

—Creeré en Evan, ahora si — eso fue todo lo que dijo Roxan — nunca hice caso porque estaba dolida, me dolía la partida de mi mejor amiga—

Deje a mi padres, hablar con mis tíos tranquilos en el comedor, subí al segundo piso para ver a mi tío Evan que estaba siendo cuidado por mis abuelos.

Por suerte, mi tío estaba descansando así que me senté a lado de mi abuela.

—¿Es cierto Rowina?— le pregunte mientras las dos veíamos a Evan dormir — ¿Los Decanini somos de un solo hombre o mujer?—ella me sonrió con cariño y me acomodo un mechón atrás del cabello.

—Completamente cierto—camino hacia Adriel y se dejó abrazar por él — ¿Como crees que sobreviví tanto tiempo? Mi ángel estaba vivo — se besaron con amor — siempre pensé que tú tío Evan decía la verdad así que comence a investigar, tristemente no he encontrado nada aún.

—Así es, no me explico como un cadaver con más de 20 años este en perfectas condiciones — dijo Adriel pensativo.

—Tengo que ir a la ciudad celestial, pero regresaré en cuanto me desocupe— asegure para mi papá que no se ha despegado de su hermano.

—Cuídate mi princesita—asentí y salí volando por la ventana, sin antes tomar el libro de Andrea que estaba en la mesita. Tenía que pasar a Deiley por Zaid, ya que sigue siendo parte de mi división.

No tarde mucho en llegar al pueblo, iba a buscarlo a su departamento, pero el aroma de Zaid estaba en otro lado.  Caminaba tranquilamente por las calles, hasta que lo vi en un restaurante, respiré pesadamente.

Estaba con una mujer cenando, mi corazón se estrujó. La mujer seguramente tendría unos años más que yo, rubia con un vestidito que le sonreía coquetamente, se levantaron a bailar no podía soportar ver como la tomaba de la cintura y la acercaba a él.

Comencé a caminar en dirección contraria, parecía como si quisiera huir de la realidad. Volé lo más rápido que pude, no quería verlo, el frío viento azotaba en  mi rostro.

—Sigue siendo el mismo— llorando con decepción, me limpié las lagrimas cuando llegue a los muros de la ciudad celestial.

—¿Romina? —reconocí a James, llegando seguramente había visitado a sus padres humanos. Me limpié las lágrimas —¿Que tienes hermosa? Vine a dejarte a Ariel—cargué a mi perrita, ya estaba enorme.

—Nada, estoy bien eso creo. — me limpio las lágrimas.

—Supe lo de tu tío, lo lamento. Animo se pondrá mejor— me abrazo, suspire —¿Quieres platicarme? Te vendrá mejor desahogarte —Asentí y fuimos a mi casa.

—Sacaste el vodka, esto es fuerte — me ayudaba él, traje dos vasos. Le llene a Ariel su plato de croquetas y agua. Para James y para mi, serví el vodka y sin pensarlo bebí la mitad del vaso— Romina sabes que no me gusta que bebas así —

—El sabor amargo no es nada comparado a cómo me siento —el vodka aflojo mis lagrimas.

—Te llego a entender Romina — ya ambos teníamos los casos de vodka en nuestro sistema.

—Es un imbecil, yo creí que era distinto, lo odio — sirviéndome la copa como podía.

—Creí que estabas así por tú tío — se quejó James sirviéndose otra copa.

—Ah si, claro ¡Por él! — levantando mi vaso, el hizo lo mismo —¡Salud! — bebimos hasta el fondo.

De ahí solo empecé a ver todo en tercera persona, yo caminando a la regadera porque me sentía sucia sin molestarme de quitarme la ropa, James levantándome porque perdí el piso. ¿Bailando con él? En eso lo veo a él, llegando a mi casa, lucia bastante serio.

—¡Te vas a enfermar Romina! Traes toda la ropa mojada —hasta que sentí unos brazos tomarme por la cintura, ese aroma, mi perdición.

—Muñequita, te pasaste de copas y se te olvidó pasar por mi— me estaba cargando a mi cuarto — no me gusto que estuvieras tan pegada con James.— alce la ceja.

—¿Como te atreves a decir eso? ¡Estabas tú muy ocupado! — le reclame tratando de hacer que me soltara — eres un imbecil, mujeriego, lárgate — golpeándolo en eso volví a sentir el agua caliente en mi.

—Me gusta que estes celosa, debo admitirlo— me estaba sosteniendo de la cintura para que no me cayera— mi querida muñequita, te dije que cambie, ella solo es mi asociada — ya estaba bajo el chorro de la regadera conmigo. 

—Quiero creerte— me acomode en su cuello, él no decía nada, solo me acariciaba la espalda con delicadeza.

Abrí los ojos con cierto pesar, estaba recargada en su pecho, tenía su brazo sosteniendo mi cintura. El traía su pijama y yo la mía.

—Buenos días muñequita— besando mi mejilla —¿Como amaneciste?—Al ver mi cara, sonrió — sabia que amanecerías con resaca así que me prepare — en la mesita de noche estaba un vaso de agua y una pastilla — bébela, te sentirás mejor—

Parecía que estaba en un sueño, que si me movía o decía algo, se iba a esfumar de mi lado. —Zaid — lo llame y le toque la mejilla.

— ¿Si mi muñequita? — seguía perdida en su mirada azulada y esa sonrisa.

—Gracias— me estaba acostumbrando a Zaid, su compañía le daba un toque a mi vida.  Volvimos a dormir otro rato después de todo aún era temprano, no se cuanto tiempo pasó, pero el hambre me levanto.

Me levante con cuidado y baje a la cocina rápidamente para hacer algo de comer para los dos.

Escuche unos pasos bajar del segundo piso y cuando me giró ahí estaba el Husky Siberiano, observando lo que estaba haciendo.

—Hola — me puse a su altura y le acaricié la cabeza—estoy haciendo el desayuno, para los dos. — la carita se le iluminó.

Déjame volar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora