La oportunidad de besar tus labios (Levi y tú) [ COMPLETA Y EDITANDO]

Capítulo 35

—¿Me vas a contar qué ha pasado esta mañana? —vuelvo a preguntar, mientras miro fijamente el plato de carne que tengo en frente, y comienzo a cortarla.

—Te repito que es mejor que no —me dice, mientras mira su plato y lo toquetea con el tenedor, con cara de pocos amigos—. Toma —dice, y coloca su porción de carne en mi plato—. Cómetela tú.

—No la quiero —le digo devolviéndosela, y comiendo la mía a desgana.

En realidad, me siento afortunada de poder sentarme a la mesa con el resto de oficiales, fuera de esta mesa, todo es un caos.

—¿Qué pasa chicos? —pregunta Hange en broma—. ¿Riñas matrimoniales? —desde que se enteró, le gusta mucho hacer bromas al respecto.

—Levi no me quiere decir qué pasó en la reunión de esta mañana. Qué pasó con la caja. Y no es justo, yo estaba allí cuando Kenny se la dio, yo también merezco saberlo. Y además... —digo, haciendo una pequeña pausa—. Me da mala espina que siempre me lo cuente todo, y esta vez me lo esté ocultando —levanto la vista del plato, y cuando mi mirada se cruza con la de Hange, su expresión es seria—. ¿Qué pasa? —no me responde, pero mira hacia Levi.

—Deberías decírselo, Levi.

—No es asunto tuyo.

Los miro a ambos, pero ninguno me mira a mí. Sujeto entonces su cara, y lo obligo a mirarme.

—Me estás preocupando —él aparta mi mano de su cara despacio, y vuelve a dirigir su atención al plato.

—Levi es el encargado de portar la caja, porque es el que más probabilidades tiene de sobrevivir —dice Hange entonces, llamando la atención de todos—. Erwin sugirió que la llevaras tú, pero Levi se negó —es entonces cuando él se levanta de la mesa, y se va.

—Levi, espera... —intento detenerlo, siguiéndolo, cuando me doy cuenta de la estúpida pelea en la que están metidos Jean y Eren.

Levi va hacia ellos, enfadado.

—Hey —propina entonces una patada a Eren y un puñetazo a Jean, a ambos en el estómago, lanzándolos por los aires, y haciéndolos vomitar—. Armáis demasiado escándalo. A dormir. Pero antes limpiad bien.

—¡Sí, señor!

Vuelve a avanzar hasta la puerta, y yo comienzo a seguirlo de nuevo.

—Levi, escúchame.

—Quiero estar solo.

Y dicho esto sale por la puerta.

Miro hacia la puerta por dónde acaba de salir, dudando, y después hacia Hange, y acabo por ir hacia ella y sentarme de nuevo.

—Explícamelo —exijo—. Todo.

—Erwin pensó que la persona que debía llevar la caja tendría que ser aquella con mayor probabilidad de sobrevivir a la misión —empieza a hablar sin rodeos—, por eso se lo pidió a Levi, a quien no le gustó mucho la idea. Él de dijo que se lo ordenara sin más, pero en lugar de eso, Erwin te sugirió a ti, ya que es un hecho que durante el combate, no solo cuentas con tus propias habilidades, sino también con la protección de Levi. Fue entonces cuando Levi se negó a que lo hicieras, y de algún modo se ofreció para llevarla él, ante la posibilidad de que la otra opción fueras tú.

—Pero no lo entiendo... —admito—. ¿por qué Levi no querría transportar la caja? ¿Qué tiene de malo?

—¿Sabes cuál es el contenido de ese frasco? —me pregunta.

—No exactamente... —reconozco.

—Pero sabes cuales con las consecuencias de inyectárselo, ¿cierto? —yo asiento.