l o b o c o n p i e l d e c o r d e r o

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Unos ojos tan azules y fríos como una noche de invierno, clavaban la vista en un venado, con el arco y la flecha apuntando el inocente objetivo.
Sin ningún titubeo de por medio, relajó los dedos, soltando, y la flecha silbó hasta alcanzar al indefenso animal, haciéndolo caer.

Pronto un par de soldados se acercaron trotando al venado, arrancando la flecha sin consideración y dejando al animal perecer sobre un charco de sangre.

Lentamente bajó el arco, dejándolo apuntar hacía el suelo, y una voz carente de cualquier tipo de emoción le fue dirigida.

ㅡ Limpiate las lágrimas.

El joven arquero no se había percatado de las lágrimas que se deslizaban por su blanquecino rostro, elevó una de sus manos para secarlas, contuvo la respiración y trató de que el temblor no fuera evidente.

ㅡ Los príncipes no lloran.

...

Sirvientas alineadas a cada costado del pasillo, reverenciaban al joven que iba pasando, ninguna tenía el derecho de darle ni una sola ojeada al príncipe, a menos, claro, que estuvieran dispuestas a perder la vida por ello, solo podían escuchar el sonido de los zapatos repiquear contra el suelo.

El joven pelinegro elegantemente vestido, paró frente unas enormes puertas resguardadas por dos guardias, y tras una frívola mirada, estas fueron abiertas para que pudiera pasar.

ㅡ Megumi.

La voz del rey llegó a los oídos del mencionado antes de que las puertas tras suyo fueran cerradas, no se movió, se mantuvo anclado en su sitio, sin apartar la mirada de los duros ojos que se paseaban por su ser.

El rostro del hombre frente suyo dejaba explícito lo que pensaba al verle.

Lo desaprobaba.

ㅡ ¿Qué haces vestido así?

No respondió, disfrutando de la rabia ferviente de quién lo juzgaba.

ㅡ Creí haber sido claro contigo antes, tienes que lucir presentable hoy.

Megumi estaba seguro de lucir más que presentable, aunque era consciente de como los pantalones de vestir azul marino se ajustaban perfectamente a sus piernas, contorneandolas, y del escote atrevido que su camisa beige desprendida ㅡde un estilo victorianoㅡ lucía.

El hombre soberbio sentado sobre el trono dorado gruñó, cogiendose con los dedos el puente de la nariz.

ㅡ Más te vale comportarte, nuestros invitados llegaran pronto.

Elevó una ceja con gracia, nuestros invitados, ese hombre si que podía ser más descarado cada día.

ㅡ Querrás referirte a los mejores postores.

El eco de sus palabras alcanzaron cada rincón del ridiculamente ostentoso salón, enfureciendo aún más al rey.

ㅡ No voy a permitirte que sigas faltandome al respeto de esta forma, ¡Sigo siendo tu padre y tu rey!

El joven, que no superaba los dieciocho años, dió varios pasos adelante, pavoneandose hasta estar a diez pies de distancia del trono y del irritante hombre que descansaba en el, se arrodilló con seriedad y bajó la cabeza por unos segundos, una sonrisa irónica se deslizaba sobre sus rojizos labios.

P r i n c e s  d o n ' t  c r y  || SukuFushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora