Capítulo 13 - Armonía

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Se escuchan voces a lo lejos, muy lejos, casi pudiera apostar que se tratan de ecos, ya puedo decir que me he acostumbrado a permanecer a oscuras, no me gusta, pero lo único bueno de esto es que la oscuridad es casi como una nueva mejor amiga, siento el cuerpo hecho piedra, podría tratarse de una parálisis de sueño, evito que el temor me consuma mientras enfoco mis oídos en tratar ser parte de esa conversación, hay dos, tal vez tres, o quizás 4 diferentes tonos de voz, una en especial es más entendible que las demás, quiere comunicarse conmigo o dirigirse a mí, deseo con el alma responder, por ultimo un grito ahogado tan siquiera, pero nada da resultado, de pronto las voces se van apagando una a una, ¿ya no se encuentran conmigo?, ¿se han ido?, ¿por qué no puedo marcharme de igual forma?, el sonido armónico de mis latidos junto a mi respiración comienzan a perderse, finalmente un "tic tac" entra a escena y percibo que tiene un mensaje que entregarme, un recordatorio, ¿qué es?

Hoy pienso que he amanecido con unos 10 kg de más, me sentía tan pesado, levantarme es algo que no deseaba para nada, muy incómodo hasta para mi gusto, la noche no me supo a nada, como si solo hubiese parpadeado, realmente no sé si dormí, estuve divagando situaciones que no recuerdo cuales fueron parte del sueño y otras simples imágenes al estar despierto. Desconozco la manera en que encontré mi salón de clases y me senté, estaba tan desconectado de todo que por instantes pensaba que aún estaba en el limbo.

-Debes dejar de estudiar tanto Eriol – el ruido de la silla al sentarse me hizo entrar en sintonía de nuevo.

-Buenos días Ana.

- ¿Qué te sucede? – frunció las cejas.

- ¿A qué te refieres?

-No te hagas el desentendido, tus ojeras te delatan.

-No tuve una buena noche... ¿te basta con eso?

-Mmm está bien... pero deberías de preocuparte más.

-Sí, gracias, no te preocupes, viviré – pasé mis dos manos por mi rostro y respiré profundamente.

-Eso espero jeje.

-Eso esperamos todos Eriol, por el bien de mis calificaciones – Iván había entrado en mi campo de visión con una gran sonrisa.

-No comiences por favor... con trabajo y puedo estar despierto.

-Solo quería comprobar tu estado, claro que no te voy a pedir copia de nada – encogió los hombros.

-Así es Iván, porque ningún maestro dejó tarea – Ana lo miraba con desaprobación.

- ¿Es verdad lo que dice ella Eriol? – me miró un tanto dudoso.

-Eres increíble amigo... - me recargué sobre el respaldo de mi silla, llevando mi cabeza hacia atrás y cerrando mis parpados, no podía ni con mi propia alma.

-Vamos cambia esa cara Eriol, yo sé que no te pueden ver así – Iván me guiñó el ojo.

- ¿Ah? – lo miré desde la misma posición abriendo solo un ojo, sabía perfectamente de lo que hablaba.

- ¿Ya cambia esa cara vale? Yo te invito a desayunar, pide lo que quieras.

-Alguien anda muy generoso hoy – Ana me volteó a ver con una cara divertida.

-Algo me dice que terminaré pagando yo.

-Puedes estar muriéndote, pero jamás dejas el sarcasmo a un lado.

-No es sarcasmo amigo, lo dice la historia – me estiré de brazos para volver a sentarme correctamente.

-Ya lo pasado es pasado Eriol.

NoviembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora