"Mientras el amante huía desnudo por entre las calles oscuras, el esposo desfiguraba a su esposa en la cama.
"Me es imposible, mi amor, decirte adiós, porque el amor vivo y ardiente que siento por ti hace que me duela pronunciar palabra alguna de desprecio. Sin embargo, no te daré el lujo de haberme humillado prestando tu cuerpo como un objeto de diversión para todos".
Y con estas palabras cogió el cuchillo de la cocina y lo clavó en la pierna desnuda de su esposa. Con la herida salvaje que desangraba como un grifo abierto, la cogió del cabello y la arrastró por toda la casa, hasta el cansancio. Luego la encaramó en la cama y se dejó seducir por el cuerpo desnudo de su esposa; terminó por arrancarse sus ropas. Pero antes de contraer contacto sexual, con el cuchillo le amputó de tajo el clítoris de su amada:
"Si disfrutaste en mi ausencia, ahora te toca disfrutar el dolor, y yo el desquite".
Las sábanas se tornaron rojas, empapadas en sangre. Al salvaje asesino no le importaba la escena; lo fundamental era su placer y el desquite. Después del acto sudoroso y sofocante, terminó degollándola sin ni siquiera dejarla pronunciar un gemido.
El asesino durmió con el cadáver como si nada. Pero unos pasos torpes que retumbaban en la casa lo fueron sacando de sus sueños. La sangre coagulada en las sábanas, forraban el cuerpo desnudo del asesino, y tal vez por eso, por incomodidad, terminó por despertarse sobresaltado. Al instante sintió el frío sepulcral de la cama. "Debe ser el cuerpo, que ahora es gélido y sin sentido", creyó él. Al girarse donde creía que el cadáver reposaba, éste ya no se encontraba...
Se incorporó de la cama salvajemente, y sus pies descalzos, palparon el frío de la baldosa, la cual estaba embadurnada con espesa sangre coagulada.
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¿SEGUNDA PARTE?
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Del placer al dolor
Short StoryUn esposo traicionado busca venganza despiadada contra su esposa infiel, desencadenando una espiral de violencia y horror.