Besting

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Sipnosis

Una probadita de su dulce inocencia intacta, y perderé todo el control...

Me llaman bestia, aunque una vez fui un príncipe. Todavía lo soy, incluso si he pasado los
últimos cuatro años alejado del mundo debido a la oscuridad dentro de mí.

Pero el deber real me no ha dejado otra opción más que asistir a un "baile" en busca de una
prometida en un reino vecino. Encontrar una esposa es la última cosa en mi mente, hasta el
momento en que mis ojos se posan en ella; la demasiado dulce, la demasiado inocente, la
demasiado intocable Princesa Isla.

Una mirada a esos grandes ojos oscuros y deliciosas curvas, y necesito poseerla.

Una probada de esos labios, y pierdo el control de la bestia dentro.

Un toque de su intacto y suave cuerpo contra el mío, y ya me pertenece.

Olvídate de que está fuera de los límites.

Olvídate de que nunca ha sido tocada.

Olvídate dela oscuridad pendiendo sobre mi cabeza y desgarrando mi pasado. Reclamaré a esta princesa
esta noche.

Primero, la tomaré como mi reina. Luego, la llevaré a mi cama.

La Princesa Isla desató a la bestia, y no descansaré hasta que la haya reclamado de todas las maneras posibles.

1.

Jadeé cuando el corsé se tensó, mirando a mi hermana desde el espejo.

-Lo hiciste a propósito.

Ilana me sonrió, sus grandes ojos azules centellando maliciosamente mientras
terminaba de tirar de la parte trasera del vestido.

-Un poco.

Le saqué la lengua a mi hermana mayor mientras terminaba de atar el cordón
entrelazado en la parte de atrás, evaluando su obra.

-Bueno, ahora puedes darme las gracias porque te ves sexy.

Hice una mueca en el espejo, mirando el montón de cabello rubio oscuro arreglado
encima de mi cabeza, el maquillaje perfectamente aplicado alrededor de mis ojos oscuros y
labios carnosos y -sin duda- al precioso vestido que ahora pendía de mis hombros
expuestos como una cascada de chifón amarillo y dorado.

Bueno, sí, me veía fantástica. Me veía hermosa. Me veía esplendida. Observé todo el
conjunto majestuoso, era como una perfecta muñeca de porcelana lista para ser colocada en
un estante. Lucía exactamente cómo debía lucir una princesa.

Lo cuál es exactamente por lo que fruncí el ceño ante lo que vi en el espejo.

Odiaba lucir como una "princesa", y definitivamente odiaba tener que ir a cosas como
el baile de esta noche.

Nuestro padre, el Rey de Avlion, finalmente había dejado de ignorar las quejas de
nuestra madre y finalmente acordaron que ya era hora de que Ilana, Imogen y yo
comenzáramos a buscar partidos adecuados para casarnos.

La hora había llegado.

Ya tenía dieciocho, Ilana era tres años que mayor que yo e Imogen dos, y nunca
habíamos estado en una cita normal. Porque, no, las citas con chaperones, las cenas con
cuarenta personas, las fiestas en el jardín y los bailes, no cuentan como citas.
Pero eso estaba cambiando. El Rey Lucian, nuestro padre y señor del reino, finalmente
estaba buscando hombres aptos con los medios y pedigrí correctos para que desposaran a sus
hijas, y el baile de esta noche era nuestro gran debut. Y no solo estábamos nosotras. Había
un número de princesas elegibles que estaban en edad de casarse que se unirían a nosotras en
esta función ridículamente anticuada. Era tonto. Quiero decir, vivíamos en un reino y en un
castillo y todo lo demás, pero eso no significaba que teníamos que fingir que estábamos en
la época del Rey Arturo o algo así.

KINGSWhere stories live. Discover now