Básicamente, no se molestaba en disimular su enojo. No tenía filtros ni tampoco un colador de espagueti para pasar cualidades que no fueran noseabundas ante el resto de la gente, por lo tanto, sabía que si Yachi Hitoka era su amiga o la allegada más concurrida por sus días de escuela, era porque la soportaba como era. Es más, la palabra “soportar” quizás no es la más adecuada. La rubia era asustadiza, blanda, nerviosa y otras similitudes que afirmaban su agonía como ratón pequeñito lleno de miedo. No se le hacía adorable, pero tampoco alguien que evitar. Yachi, era cool. Como cuando quería sacar lo bueno de las cosas, dejando claro que tenía un alma de artista muy dentro suyo.
«—Entonces cuando bateas con fuerza, pareces una guerrera».
Recordando aquello, lo único que quisiera pasar por algún filtro sería la pequeña curvatura de sus labios en plena clase de viernes.
¿Por qué Yachi le había dicho eso hace dos años? No es que fuera la cosa más vívida de su existencia, pero por algo era una frase recurrente como tallada en un collar de madera.
Pero la clase parecía brillar por esos pequeños detalles de su semblante más aguado. Una mirada dócil en que esa rectitud que cargaban siempre sus belfos eran dibujadas distraídamente. Como si nada, a pesar de que ese día debía ir a cumplir parte de sus horas. Ese pensamiento no le desequilibra aquel hecho irresistible en que un campo se cruzaba con ella camino a donde el señor Kagurazaki. ¿Aún estaba a tiempo? ¿Podría averiguarlo por si misma? Sólo había desaparecido un año.
Por otro lado ¿por qué lucía tan distraída? El cabello más que aplanado, se reflejaba un brillo extraño que hasta ahora Hinata no había percatado en ningún momento de sus pocos ratos compartidos. Quería saber por mera curiosidad en qué pensaba para que su rostro luciera más relajante que el resto de días anteriores. Como si hubiera sido pasada por una olla con agua hervida hace unas cuantas horas y se hubiera ablandado como verdura de campo.
—¿Por qué esa cara?
Y como siempre, tomándole con la guardia baja. Ésta vez, siendo descubierto con las manos en la masa por observarla.
Tampoco podía encomendarse ante el miedo.
Después del lunes, vino el martes. Un día de descanso en que podía practicar recepciones y ayudar a sus kohais de primero. Pensar en lo que había sucedido, llegando a la conclusión de que el miedo que padecía hacia Morikawa se había rebajado a un 40% de forma estrambótica. Después vino el miércoles por la tarde, en que se encontraba tranquila, no tanto como ese día viernes; pero el miércoles sin lugar a dudas después de una media hora de silencio, se dirigieron unas palabras estúpidas de altanería por alguna razón misteriosa, hasta que ella le llamó Hinata de la nada, él le respondió llamándola por el nombre de pila, dejando en el aire la tonta confrontación y terminar hablando por encima de One Piece para pasar con absurda emoción a referencias de Gintama y enterarse de que también le gusta Gintama.
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Sunflower Miracle ━ Hinata Shouyo
Fanfiction❝ Tal vez fuera más sencillo no prestarle tanta atención si las flores no le cayeran como por arte de magia. Estúpida mandarina andante. O quizás fuera más sencillo ignorarlo si dejara de ser tan buena persona. Ojalá, Hinata Shouyo; ojalá fueras un...