Jennie se despertó con el sonido de su alarma. Era un día soleado y caluroso, típico de su ciudad natal. Se levantó de la cama y se dirigió al baño. Se miró al espejo y se peinó el cabello castaño claro, largo y liso. Se puso una diadema para sujetarlo y se lavó la cara. Sus ojos verdes esmeralda brillaban con la luz del sol que entraba por la ventana. Se cepilló los dientes y se vistió con unos jeans, un top sencillo y lindo de color negro y unas zapatillas. Bajó las escaleras y se encontró con su familia en la cocina.
Su madre, una mujer rubia y de ojos verdes, le dio un beso en la mejilla y le sirvió el desayuno. Su padre, un hombre moreno y de ojos cafés, le guiñó un ojo y le hizo un gesto para que se acercara. Su hermano menor, un niño de cabello castaño y ojos verdes, le dio un beso y le dijo que la quería. Jennie les devolvió el cariño y se sentó a comer con ellos.
- ¿Cómo estás? -le preguntó su padre, con un tono más serio.- Bien, supongo -le respondió Jennie, con una expresión de duda.- ¿Segura? -insistió su padre.- Sí, papá, estoy segura -afirmó Jennie, con una sonrisa forzada.
Su padre la miró con preocupación y comprensión. Sabía que no era fácil para ella lo que iba a pasar. Le acarició el pelo y le dijo:
- Te quiero, hija. Y estoy muy orgulloso de ti.- Yo también te quiero, papá. Y gracias -le dijo Jennie, con sinceridad.- De nada, cariño -le dijo su padre, con ternura.
Jennie se sentó de nuevo en la mesa y terminó de desayunar. Su familia también acabó de comer y se preparó para salir. Su padre cogió su maletín y se despidió de su esposa e hijos.
- Nos vemos esta tarde, familia -dijo su padre, abriendo la puerta.- Adiós, papá -dijeron su madre, Jennie y su hermano, al unísono.- Que tengas un buen día en el trabajo -añadió su madre.- Gracias, amor. Tú también -dijo su padre, besándola en los labios.- Y ustedes, que tengan un buen día en el colegio -dijo su padre, dirigiéndose a sus hijos.- Gracias, papá -dijeron Jennie y su hermano, sonriendo.- Y recuerda, Jennie -dijo su padre, mirándola con seriedad- hoy es un día muy importante. No lo olvides.- Lo sé, papá. No lo olvidaré -dijo Jennie, asintiendo.- Bien. Pues hasta luego -dijo su padre, saliendo de la casa.
Jennie suspiró y se levantó de la mesa. Recogió su mochila y su teléfono y se dirigió a la puerta. Su madre y su hermano la siguieron.
- Vamos, Max. Te llevo al colegio -dijo su madre, agarrando las llaves del coche.- Vale, mamá -dijo su hermano, siguiéndola.- ¿Y tú, Jennie? ¿Vas a ir caminando o quieres que te lleve? -le preguntó su madre, ofreciéndole un lugar en el coche.- No, gracias, mamá. Prefiero ir caminando. Necesito despejarme un poco -dijo Jennie, rechazando la oferta.- Está bien, hija. Como quieras -dijo su madre, respetando su decisión.- Gracias, mamá -dijo Jennie, agradeciéndole.- De nada, cariño. Te quiero -dijo su madre, abrazándola.- Yo también te quiero, mamá -dijo Jennie, devolviéndole el abrazo.- Cuídate, hermanita -dijo su hermano, dándole un beso.- Tú también, enano -dijo Jennie, dándole otro.- Nos vemos luego, Jennie -dijeron su madre y su hermano, entrando en el coche.- Hasta luego, mamá. Hasta luego, Max -dijo Jennie, despidiéndose con la mano.
Jennie vio cómo el coche se alejaba y se quedó sola en la puerta. Respiró hondo y se puso en marcha. Caminó por la calle, saludando a algunos vecinos y amigos que se cruzaban con ella. Llegó al colegio, donde la esperaban sus dos mejores amigas: Zoe y Mia. Ellas eran inseparables y compartían todo. Jennie las extrañaría mucho cuando se fuera.
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Just a dream «by pamy»
RomanceJennie Rosewood es una joven que se muda a una nueva ciudad con su familia. Allí conoce a Liam Carter, un chico simpático y divertido que le hace sentir cosas que nunca había experimentado. Pronto se enamoran y empiezan a vivir una historia de amor...