Mardi Grass || TERMINADA || +18

Capítulo 85

[ Red ]

Otra noche más. Misma mierda, misma rutina.

El sentimiento del día de hoy fue el enojo.

Dicen que, durante el sufrimiento ya sea por la partida de una persona, por un corazón roto o cualquier otro motivo, se pueden reconocer distintas etapas, distintas formas en que el cuerpo manifiesta o intenta aceptar ese dolor. Estoy segura que la etapa de la negación fue superada y la siguiente es la del enojo.

O eso parece...

Tomé mi ropa. Todas aquellas prendas que use estando con él, incluyendo mis favoritas. No me importó nada, no quería volver a ver nada que me recordara a él. Quise prender todo fuego y ver cómo poco a poco la tela iba desintegrándose y con ella mi cariño por Black, pero mi corazón un poco más solidario que mi rencor, decidió no hacerlo y en vez de prender fuego la doné al pequeño comedor de niñas que se encuentra cerca de aquí.

Las pastillas en mi cuerpo comienzan a hacer efecto, pero hoy no quise verlo. Hoy estuve tan enojada con él que me negué a drogarme para que apareciera, así que tan sólo tomé pastillas para dormir.

La luz poco a poco se apaga, mis extremidades dejan de sentirse y mi cerebro lentamente empieza a dormirse. Un profundo y pesado sueño se apodera de mi cuerpo dejándome totalmente desmayada en mi cama, pero no es hasta una hora después que un fuerte ruido vuelve a levantarme.

Asustada reacciono sentándome sobre mis sábanas.

¿Qué carajos?

Todavía un poco atontada por el sueño, intento entender qué sucede.

Vuelvo a escuchar el ruido, pero esta vez dura unos segundos más. Alguien está golpeando la puerta de entrada, o, mejor dicho, quieren tirar la madera de la forma en que están tocando.

Inevitablemente mi cabeza empieza a pensar las posibles situaciones que se puedan estar dando. No creo que sea alguien de Kerem queriéndose vengar. Tampoco creo que sea alguna de las chicas, jamás tocarían así la puerta. Y como última alternativa podría ser...

─No ─digo en shock, al entender que la remota posibilidad sigue allí presente.

La madera vuelve a sonar.

─No puede ser ─repito en voz alta. Mis ojos se abren de par en par.

Acaso... ¿volvió?

─¡Red! ─escucho de repente mi nombre a lo lejos.

Y juro haber escuchado su voz. Juro que oí la voz de Black.

Los golpes no cesan.

Esto es una broma.

Nerviosa y sin aire en mis pulmones prácticamente, bajo lentamente las escaleras.

Los puños en la puerta se escuchan cada vez más claros y cercanos.

Esto no puede estar pasando.

En negación avanzo. Mis brazos se sostienen firme por la baranda de las escaleras, y mis pies lentos y silenciosos bajan coordinadamente. Una vez en la planta baja me acerco a la puerta, mientras voy sujetándome de las cosas que tengo a mi alrededor.

Siento que me desvaneceré. Mi cuerpo no tiene fuerzas.

Creo que estoy en shock.

─Red soy yo, por favor.

Mis oídos escucharon su voz y mi cerebro supo que era él en verdad. Porque sólo bastaba escuchar su voz para devolver a mi cuerpo las ganas de vivir otra vez.