One-shot

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La tía de Yamaguchi era fumadora desde los quince años, y como no tenía hijos a quienes mal enseñar, decidió hacerlo con su pequeño sobrino que tenía la misma edad cuando ella empezó en el mundo del tabaco. Tadashi era persistente en rechazar la oferta de probar el tabaco, pero su tía era el doble o el triple de insistente; para la mala suerte del pecoso, su tía debía cuidarlo varias veces seguidas porque sus padres casi siempre debían viajar por cuestiones del trabajo.

Su tía había insistido un año completo, convenciéndolo —frustrado y lo único que quería era que ella dejara de insistir de una vez— decide darle el visto bueno y probar, no hubo mejor momento para prender un cigarrillo que justo un día donde estaba bastante nervioso en su segundo año debido a las pruebas finales.

A los días después, su tía —completamente orgullosa— les comenta a su hermano y cuñada sobre su logro en aquella semana, los padres del chico dieron el grito al cielo; el pecoso agradecía completamente estar en la escuela en ese momento y solo recibió una larga charla de que lo que estaba haciendo era malo para su salud, tanto tía y sobrino estuvieron sentados siendo reprochados por más de dos horas completas.

Lo malo para Tadashi, era que su familia paterna eran todos fumadores, todos y cada persona que llevaba el apellido Yamaguchi a fumado o es fumador, incluso estaba incluido el padre del pecoso.

Cuando inició su tercer y último año en Karasuno, había días donde fumaba en la azotea después de almuerzo o detrás del gimnasio en horas de receso, pero fumaba con total libertad en su casa, en su habitación completamente de noche y en el balcón; fumar lo despejaba de cada pensamiento negativo y además los cigarrillos que compraba eran de menta, y muchas veces Tsukishima le había preguntado que producto utilizaba para tener ese aroma.

— ¿Qué dirías si te dijera que estoy fumando y que los cigarrillos son de olor a menta? — susurro el pecoso mientras votaba el humo de su cuerpo de un suspiro — de seguro me reclamarías y me darías la misma charla que mamá y papá.

Así paso durante una hora, sacando el humo de su cuerpo a simples suspiros y Susurrándole a la luna cosas que el creía que diría su pareja, después de todo, Tadashi y Kei ya llevaban un año de pareja pero el pecoso aun no le decía que el olor que tanto le gustaba a el rubio era parte del nuevo vicio que tenía.

Ya era tanto que incluso cuando despertaba y para dormir mejor debía encender uno, sin contar aquellos que encendía durante el día.

Para tsukishima era agradable el aroma que desprendía su novio desde hace más de un año, cuando el pecoso estaba distraído le encantaba acercarse hasta su cabello para poder sentir mejor el olor a menta o cuando comentaba que estaba demasiado cansado y dejaba caer su cabeza sobre el hombro del más bajo. Siempre con la intensión de olerlo, incluso si sonaba algo raro.

Pero un día sin nada en especial había decido seguirlo, la curiosidad le había ganado de una manera increíble y que no le diría a su pareja que era por mero capricho por no decirle de donde era ese aroma.

Lo vio caminar hasta llegar al gimnasio, pensó por un segundo que entraría al edificio pero solo vio como pasó de largo; sorpresa también por no ver al dúo de idiotas practicando por ahí o solo discutiendo por cosas tontas, su forma de ser no había cambiado en nada incluso después de comenzar a salir oficialmente como una pareja, pero a Tsukishima poco le importaba el dúo de raros.

— Con que... Aquí vienes la mayoría de las veces, Guchi.

Tadashi se congeló en su lugar, deseaba que solo fue una mala pasada de su mente y que solo escuchaba la voz de su novio por el estrés por no comentarle lo que hacía; algo que no era malo a su juicio.

Miró hacia su lado izquierdo esperando no encontrarse con nadie y bastante grata fue su sorpresa al no encontrar al ser humano más bonito del mundo; soltó un suspiro bastante fuerte.

— Al otro lado, cariño. — dijo con total calma el rubio, pensando que a su novio ya le estaba afectando juntarse con la reina y el rey.

— Hola Tsukki — Tadashi estaba nervioso, pero le agradece a cualquier ser superior que lo ayudó a no tartamudear al ver a su pareja.

El pecoso se da cuenta que aún tiene el cigarrillo en la mano, pero no lo apaga; no eran lo suficientemente baratos como para apagarlos apenas encendidos.

Le dio una pequeña colada y se sentó en el piso, golpeó levemente a su lado para que su pareja se sentará y no se quedara de pie mirándolo desde la distancia.

— No me acercaré a menos que lo apagues.

— Te quedas de pie entonces.

Respuesta que dejó sorprendido al rubio, trago su orgullo y se sentó al lado del pecoso, quien lo miró con una sonrisa plasmada en su rostro pero no comentó nada.

— ¿Desde cuándo fumas? — comenzó a preguntar Kei, bastante interesado.

— Desde el año pasado — dice para luego soltar el humo de un suspiro.

— ¿Tus padres saben de esto? — Tsukishima mira atentamente el perfil de su novio, pensando en lo bonito que era pero no impedía en seguir preguntando.

Vio que el pecoso volvía a darle una colada al cigarrillo mientras asentía con la cabeza.

— Pero fue mi tía la que me insistió en fumar, Tsukki. No pienses mal.

— Esta bien — corto y preciso, fue la respuesta del más alto.

Tadashi lo mira con una sonrisa y se acerca para poder besarlo, pero ante de que sus labios se conecten, una mano cubrió sus labios; miró atentamente a su pareja y poder verlo con una sonrisa burlona plasmada en su rostro.

— Sí quieres besarme, debe ser cuando no estés con ese olor.

— ¡Pero dijiste que era tu favorito! — le reclama el pecoso indignado porque no le quiso besar.

— Ya no más — dice Kei para luego levantarse e irse, dejando a un Tadashi boquiabierto y molesto mientras miraba atentamente el objeto en su mano.

Tadashi hacia un esfuerzo para dejar de fumar y poder besar a su lindo y orgulloso chico que tenía de novio; y Kei perdonaba a su preciso novio cuando llegaba con un dulce de menta en la boca y bastante perfumado, sabía que cuando llegaba a su lado de esa forma era porque había fumado y quería que él no se diera cuenta, y por supuesto que lo dejaba pasar en ocasiones

¡No podía vivir sin besar los lindos labios de su pecoso! Incluso cuando le mentía descaradamente diciendo de que no había fumado.

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Holi holi!

Espero que les guste y perdón por las faltas ortográficas.

Y no tengo nada mas que decir, bye bye.

Cigarette // TsukkiyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora