30 Dias De Otp (Kanento)

⚜Día 21⚜

Notas del capitulo:

Klismafilia o clismafilia, en muy resumidas palabras y sin copyright de wikipedia, es la filia por los edemas

Qué les quiero comentar, bueno pues, como en tal vez otros capítulos de este libro, esto puede no ser algo tan bien visto por ustedes XD, que demonios ando escribiendo?, pero les juro que este cap. es algo distinto a lo que ni siquiera le metí morbo, es un romance cortito con una situación sexual diferente, el que lo lea espero que lo disfrute y él que no, que me perdone por los fetiches tan raros que pongo aveces, pero es que son tan interesantes que es difícil no hacerlo...

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El sexo normal no era suficiente.

No me sentía orgulloso, en realidad lo llamaba mi placer culposo, ese que con el rostro caído al suelo y un intenso calambre en el estómago, me obligaba a mover los pies, ¿obligar?, no, mi forma de definirlo era incorrecta, pero no tenía forma de decirlo, algo nervioso y avergonzado conmigo mismo como siempre, me planté de pie frente a la puerta de madera de mi vecino, era nada más caminar unos cuantos pasos para llegar, pero incluso parecía un gran trayecto y una eternidad el tiempo que permanecí esperando, no era impacienté, sólo que una parte de mí no quería que estuviera en casa y abriera la puerta, sin embargo yo había sido quien lo había llamado para saber sobre su tiempo libre, tenía que estar ahí como lo acordamos.

Esa relación de mutuo interés en algo, no parecía ser tan beneficiosa para mí a comparación de lo que debía divertirse él, mi amigo de la infancia, el que una vez fue mi compañero de cuarto al mudarme y ahora mi vecino, el satíriaco que tenía sexo con todo lo que se moviera.

Toqué el timbre para confirmar que se encontraba ahí y después de un rato escuché pasos, sin embargo no era de los zapatos que esperaría que mi amigo tuviera puestos, miré el suelo y al abrir la puerta lo primero que vi fueron los tacones y luego el cuerpo de la mujer que iba saliendo pasando a mí lado sin haber visto su rostro aunque podía adivinar era bonita, tenía muy buen gusto, una punzada de disgusto me atravesó e iba a irme, si no hubiera sabido exactamente en que pensaba y mi vecino me hubiera detenido antes de eso.

–Calma, ¿qué son esos celos, Sorrento?– Y como si todo estuviera bien, rodeó mi cintura con su brazo y me arrastró hacia adentro para poder cerrar la puerta.

–Sé que soy el plato de segunda mesa– Me lo quité con toda calma –Pero tú sabes que no me gusta llegar de segundo–

–Eso se llama celos–

–Se llama dignidad, imbécil– Cuando se trataba de su idiotez yo no era muy cortes que digamos –Como sea, no tengo de que quejarme– Justamente y fue por eso que sonrió con malicia –Sólo no es algo que me guste– Desvié la mirada en otra dirección.
Kanon se acercó a mí y colocó su mano en mi pecho sin mi consentimiento.

–Sigo creyendo que te enamoraste mí, nada más estoy esperando tu confesión– Troné la lengua.

–Como si todos viviéramos en tu extraño mundo de caramelos– Yo no era uno más y no lo sería –¿Y qué?, vas a estar ahí parado atrapando moscas, o ya se te acabó el vigor con las putas de hoy– Fue mi turno de sonreír con sorna y molestarlo un poco.

Era irritación al mismo tiempo que diversión, no tenía nada en su contra, pero a veces podía ser tan egocéntrico que me provocaba repelerlo.

No nos besábamos, pero había ocasiones en que por mi mente pasaba probar esos sucios labios, que anteriormente debieron estar húmedos con la saliva de la persona que acababa de irse. No eran más que pensamientos pasajeros, porque no podía dejarme caer en su seducción, me bastaba con mirar hacia otro lado y negarlo todo, no alimentaba su ego y tampoco quería nutrir mis disgustos personales, era mejor no pensar las cosas.