⚜Día 22⚜

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Se trataba de una situación un tanto dura, no sólo para él, sino también para mí, el principal afectado fuera del núcleo del problema, ¿a quién más iba a recurrir más que a mí?, ni siquiera a nuestros padres, pues que mal se vería que un adulto, ya no tan joven, que tuvo su vida, pero perdió todo lo material en ésta, les pidiera ayuda y fuera acogido bajo un techo, no, mejor para eso estaba el hermano mayor, en pocas palabras yo, que más que ser consultado fui tomado por sorpresa, con el conflicto de pie a mi puerta y una maleta a su lado, principalmente la ética y los recuerdos me hicieron tomar responsabilidad.

De cualquier forma sólo iba a estar viviendo en mi casa durante el tiempo que consiguiera dinero suficiente para conseguir una nueva, me vería más preocupado si estuviera desempleado, pero al no ser así, los problemas cobraban menor importancia.

Yo no me casé o tuve hijos, siempre los vi como un impedimento en el desarrollo personal, aprovechándose de mi soledad, de mi incapacidad para decirle que no y aunque supiera en ese momento que lo veía de la misma forma que hubiera visto a una esposa e hijos, la verdad me estaba haciendo viejo y eso vuelve el tema al primer punto, la soledad.

Ya no era para que saliera una noche ocasionalmente para buscar compañía y llenar ese vacío, lentamente comenzaba a aislarme más de los individuos y de la familia, como siempre fui dado a lo hogareño aumentaba mis deseos de quedarme y pasar tranquilamente una noche, que aceptar las ofertas de mujeres que trabajaban para mí en un negocio que yo había fundado, sobraban esas ofertas que constantemente rechazaba, por lo menos tres de cada cuatro eran intentos de capturarme en redes atraídas por mis posesiones.

Esa tranquilidad y vida pacifica que había conseguido se vino a pedazos inesperadamente, primero le ofrecí a mi hermano quedarse con una habitación hecha especialmente para eso, la de los invitados.

–¿Cuánto tiempo vas a quedarte Kanon?– Siendo inteligente y para no sonar tan grosero, viéndolo abrir una maleta café, grande y con lo que supuse era toda la ropa que tenía, agregué algo a mi pregunta ya formulada –Digo, esta habitación es para unos pocos días, los tomacorrientes no funcionan, así que las luces de las lámparas no encienden, sólo el foco del techo y la calefacción no alcanza hasta aquí... necesitaría llamar a alguien para que lo arregle–

–No lo sé, Sorrento– Aparentemente no notó mi doble intención. Tenía que admitirlo, mi hermano era un inocente despistado, por eso le pasó lo que le pasó –Unos días– Realmente no debía saber y también suponía que no quería incomodarme.

–Y...– Hubo un momento de tención –Qué te parece cenar aquí, quería intentar una nueva receta– Aparte de todo, también era cocinero aunque no me dedicara a ello, quería recibirlo de forma calurosa y cordial, algo que pudiera llamar familia, un poco hipócrita la verdad, éramos todo menos familia.

–Sí, está bien– Me miró un momento antes de regresar la mirada a su maleta, había notado su humor decaído y la expresión carente de energía. Suspiré para mis adentros, era un trabajo extra, más de lo que necesitaba hacer, pero...

–Ven– Caminé hasta él y lo tomé de la muñeca, sacándolo del cuarto sin dificultades, no opuso resistencia en querer quedarse donde mismo, me siguió sin saber de mis intenciones por los pasillos y hasta la cocina.

Lo solté y él se quedó al margen mientras me movía y sacaba cosas de las alacenas y el refrigerador, de reojo notaba que estaba tentado a preguntarme lo que hacía, pero también era una pregunta tonta que temía hacer.

–Vas a ayudarme– Le aclaré un poco las cosas para que quitara ese semblante de desconcierto.

–¿A cocinar?, no soy bueno cocinando–

30 Dias De Otp (Kanento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora