Capítulo 87

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- ¿Disfrutando la fiesta? – Era una pregunta tonta.

Acostado en el césped, luego de desaparecerse para explorar los alrededores en lugar de que darse a ver que más pasaba con los juegos Vongola, con una sonrisa tonta estaba el otro cumpleañero. Lo que sea que paso antes, había pasado a un segundo plano, porque Reborn podía ver que aún no se había ido del todo.

- Si, es increíble. – No estaba con la gente festejando ni nada. Era altamente irónico considerando la pregunta. – Muchas gracias papá.

Cualquiera pensaría que solo estaba evitando a la gente luego de lo que hizo para evitarse los pleitos, pero no era así. Había decido bien, prefería el aire libre que la fiesta. Esperaba que con esto dejara de quejarse de no soñar con playas o con otro lugar que no fueran paredes blancas o la mansión.

- Deberías de ir adentro un rato. – Todo era al aire libre, no había en verdad una casa. Podían verse entre sí fácilmente.

- Mas tarde. – Era de noche, las 8, ¿a qué hora planeaba entrar? – La luna esta preciosa hoy... - Cambiando el tema, ¿uh?

En cualquier momento vendrían a arrastrarlo a la fiesta, lo quisiera o no. Más bien le habían permitido mucho, y solo era porque se perdió y cuando aparecía se veía casi dando saltitos. ¿Quién quisiera molestarlo cuando estaba tan contento?, luego de aquello...

- ¿Por qué hiciste esto por mí? - ¿Aun no se había fijado que hoy también era su cumpleaños? – No es que no aprecie el cambio de escenario, pero no eres de venir a lugares así. – Una pequeña risa antes de girarse, quedando de medio lado y estirando el brazo hacia él. – Me encantan los lugares así, son tranquilos y dormir en el pasto es agradable...

- ¿Y te dejaban? – Arqueo una ceja diciendo esto. Él no lo dejaría, no solo al menos.

- No tenían por qué saberlo. – Cualquier regaño murió ante lo que siguió: - Dino tiene praderas, fue el quien me enseñó a hacer estas cosas. – Sitio seguro, ante eso no podía decir nada. – Incluso si solo fue para hacerme callar, se lo agradezco. Los chicos pueden ser un dolor de cabeza, así que un sitio tan tranquilo en donde nada estalle es casi un paraíso, ¿no crees?

- ¿Dino te permitía esconderte en sus tierras? – Pregunto eso en lugar de indagar en lo último. Dino tenía un deseo de muerte...

- ¿Es esconderse cuando eras notificado papá? – Ah, Dino aún tenía sentido de auto-preservación. Menos mal. – Ibas a buscarme al otro día, o al segundo, dependiendo. – Arqueo una ceja otra vez ante esto. – La familia de Dino es muy amable, me trataban muy bien, y me imagino que me dejabas estar un poco más de la cuenta porque te mantenían informado a mis espaldas. – No era como si le preocupara tal información, eso era seguro.

Que lo estuvieran notificando no evitaría que lo fuera a buscar o lo llamara para hacerlo volver a casa. Debía de haber otra cosa involucrada. Tal vez era para que Tsu se desestresara, dudaba mucho que esas visitas fueran regulares. Dino nunca sugirió tal cosa, así que eran esporádicas.

- ¿Crees que me dejen beber una copa o dos? – La pregunta vino tan pronto el chico se sentó, mirando al cielo. La pregunta no era seria o importante. – El demonio en la caja es para León, si soy honesto, hay otro regalo por ahí entre los demás para ti. Y León, por favor no te los comas todos de una sentada, ¿sí? - ¿Que rayos había comprado?, ¿grillos por paquete?

Mejor no lo decía en voz alta, León ya estaba lo suficientemente emocionado con la información como era.

- ¿En serio le mandaste un demonio de Tasmania? – Prefería saber sobre eso. Gastar dinero en una cosa así...

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