Capitulo 19. Empañandome de dolor... y besos

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Había pasado una semana desde que vivía en casa de mi amigo, en la cual estaba separada de mi amor imposible: mi hermano, en la que por muchos intentos de todos (de mi otro hermano, que ya no sabía que era... si si o si no era mi hermano, James y de Kate mi mejor amiga) no me lograban sacar una sonrisa. Call seguía apoyándome a pesar de que no sabía nada, lo que me metía en un dilema: por un lado no quería fallarle a nuestra amistad, y por el otro no debía confesar lo que sabía de toda esa familia que ya no sabía que tenía que ver conmigo.

Aquella mañana apenas eran las siete cuando me levanté de la cama, no podía dormir, estaba intranquila, como si un malo presentimiento me acechara, pero tampoco sabría decir ni sobre que tenía el mal presentimiento.

Me duché y decidí salir a dar una vuelta, la casa de Call estaba cerca de la playa y una vez que puse un pie fuera de la propiedad me dejé guiar por mis pies hasta allí. Me senté a observar el romper de las olas contra la playa, me relajaba, me hacía sentir en paz. No puedo decir cuanto estuve allí sentada, pero al darme cuenta de que no llevaba móvil, ni había dejado una nota, me levanté con intención de irme. Caminé por la arena lentamente, viviendo hasta el último segundo de mi estancia en la playa. Una vez en la acera me senté a sacudir los pies, y al levantar mi vista me llevé la sorpresa del siglo: enfrente tenía al único hombre que había amado.

Se veía cansado, con ojeras, sus hermosos ojos derrochaban una tristeza infinita, sin afeitar... Estaba hecho un desastre.

- Jack - dije en un susurro.

- ¿Jack? ¿Es eso lo único que vas a decirme? - dijo mientras una lágrima caía por su rostro.

- Yo....- intenté decirle algo, pero ¿que decía? ¿la verdad? ¿romperle el corazón a el también?

- Tu .... - intentó que continuase, pero al ver que me quedaba callada continuó - ¿me puedes hacer el favor de decirme que ha pasado? ¿que he hecho mal? ¿en que te he faltado para que me castigues asi?

- Tu no tienes la culpa....

- ¿Entonces?

- Yo... tu... no podemos estar juntos...- dije sin poder mirarlo a los ojos, miré hacia abajo y pude ver como apretaba los puños en un momento de desesperación.

- ¿Y puedo saber que es lo que lo impide?

MIERDA, Rosse haber ahora que le dices bonita.

- Lo que lo impide es... que...

- ES QUE ROSSE ME AMA A MI!- dijo una voz a mi espalda, haciendo que me girara a verle, él se acercó a mi y cogiéndome de la cintura me besó.

Me sentí bien al sentir sus labios en los míos, tan bien que me olvidé de lo que estaba haciendo, de que el hombre al que amaba estaba a escasos metros, mirándonos. Al separarnos, la realidad me golpeó, no pude volverme a verlo.

- Ahora si nos disculpas, tenemos que irnos - dijo Call a Jack y cogiéndome de la cintura me llevó hasta su coche.

Me senté en el asiento ausente, mirando por la ventanilla cuando creí que ya no vería a Jack, pero lo vi, estaba de rodillas en el suelo, llorando desconsoladamente... no pude dejar de mirarlo hasta que lo perdí de vista, necesitaba empeñarme de dolor, de su dolor, para castigarme por la mentira que le había dicho.

Una vez llegamos a casa de Call, me bajé corriendo, había contestado el beso de mi amigo.... Era algo que no me había planteado, pero si lo había hecho y me había gustado... Por lo que me quedaba huir de el.

- Rosse - no iba a ser tan facil.

- Estoy cansada - dije sin mirarlo, y continué mi camino, pero al llegar a la puerta de mi habitación me encontré acorrada entre sus brazos, me giré para enfrentarlo, pero no pude hacerlo porque me besó y le contesté su beso, pegando mi cuerpo al suyo, deslazando mis brazos en su cuello atrayéndolo más a mi.

El secreto del TitanicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora