La loba sintió el agarre de los guardias apretarse alrededor de sus brazos. Uno de ellos la había agarrado del cabello para levantarle la cabeza. Cada uno de sus músculos estaba tenso, listo para romperse. Frente a ella, la mirada enfermiza e intensamente loca de Hans la miraba.
La mandíbula de la pobre bestia se crispó cuando sintió una emoción que la había abandonado hacía mucho tiempo. El miedo. Un miedo aterrador al ser humano se apoderó de ella. Por primera vez, Mak quería darse por vencida y huir, sin mirar atrás, solo salvando su pellejo. A pesar de sí misma, el instinto animal estaba recuperando sus derechos. El hilo de sus pensamientos luego se centró en poco. Entendiendo que solamente Hans era un peligro, que tenía que eliminarlo o huir de él, nada más. Nada más que importarle una mierda Arendelle, nada más que importarle una mierda los Lobos o los Fieles. Solo ella, ella que iba a morir pronto si no salía de aquí pronto.
El príncipe se inclinó, deteniéndose a solo un suspiro del rostro del lobo, y susurró:
--"¿Tienes miedo? Lo puedo ver en tus ojos. Es un regalo maravilloso. Podría emborracharme con el alcohol de tu miedo, buen lobo. O mejor dicho, Lobo raído."--
Mak no pudo responder, paralizada en su propio cuerpo. Frenéticamente, luchó violentamente, tratando de deshacerse del agarre.
--"¿Sabes qué hacen los lobos cuando tienen una pierna atrapada en una trampa?"--
De repente preguntó el príncipe, enderezándose.
Sin respuesta.
Hans miró fijamente a Mak, con una mirada emfermiza.
--"Se muerden la pata hasta que se la arrancan para poder liberarse. Veremos qué tan lejos puedes llegar antes de quebrarte. Va a ser divertido."--
***
--"¡Anna, para!"-- Suplicó Elsa, soltando su mano del agarre de su hermana.
--"Elsa, por favor. Debemos continuar. Escuchaste a Mak como yo. Ella quiere que estés a salvo, ella ..."--
--"¡Silencio!"-- Gritó la reina cerrando los ojos. Su hermana se quedó en silencio al instante.
En el fondo de Elsa, algo diminuto se manifestó. Una terrible sensación de inseguridad. Un toque de debilidad. El miedo a la muerte, el miedo al sufrimiento, el miedo al miedo mismo.
--"Ella tiene miedo."-- Elsa susurró, dándose cuenta de que el sentimiento no era suyo.
--"¿Qué?"-- Preguntó su hermana, sin entender.
Su mente se nubló, Elsa abrió los ojos, los fijó en Anna y respondió horrorizada:
--"No sé cómo es posible, pero puedo sentir su miedo. Está muerta de miedo. Ella me necesita."-- Decidió la reina, antes de girar sobre sus talones. Anna lo agarró del brazo.
--"¡Elsa, espera! ¡Es un suicidio!"--
Elsa se apartó violentamente de su hermana, resopló cuando vio su mirada de incomprensión y explicó:
--"No te estoy pidiendo que lo entiendas. Debo salvarla. La debo todo. Y la amo ... ¡LA AMO! No puedo dejarla morir. Entonces, ¿estás conmigo o no?"--
Anna estaba aturdida por los gritos de su hermana. Elsa ¿Su hermana, fría como la muerte? Quien de repente parecía haber encontrado una razón para luchar, una razón para gritar. Anna frunció el ceño y prometió:
--"Estoy contigo."--
Una débil sonrisa apareció en el rostro preocupado de Elsa, ella dijo:
--"Olaf, monta un campamento. Volveremos con Mak."--