Capítulo 23

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Anna miró con admiración a su hermana, que llevó el cuerpo sin sangre de Mak a través del gran bosque, lo que le heló la columna vertebral. Los tres amigos habían huido durante mucho tiempo, buscando huir de Arendelle y la amenaza que vivía allí. Anna estaba luchando por seguir el ritmo rápido de Elsa, que parecía saber cómo navegar perfectamente por este lugar desconocido.

Sin aliento, la reina mantuvo un ritmo regular, sin embargo, lanzando una mirada de preocupación tantas veces a su lobo en el hueco de sus brazos, que no parecía querer recuperar la conciencia. A pesar de todo, Mak todavía respiraba. Elsa no sabía cómo ni por qué, pero su lobo no parecía decidida a morir hoy. La reina, sin embargo, no pudo evitar mantener un ojo protector en el débil cuerpo, que gimió cuando el paso se volvió demasiado brusco.

En sus manos, la rubia podía sentir la sangre derramándose entre sus dedos. Tenía que actuar rápido, su lobo era fuerte, pero no duraría para siempre.

Elsa aceleró el paso, prestando poca atención a su hermana.

Se detuvo frente a la cueva de mármol blanco que reconoció al instante.

Milagrosamente, la rubia había recordado el camino y los había llevado a su destino. Pidiendo a su hermana y Olaf que se quedaran afuera, Elsa entró, agotada por llevar este cuerpo en un viaje tan largo.

--"¡Necesito ayuda!"--

Ella lloró, colocando lentamente a Mak boca abajo, en el suelo.

El viejo lobo se materializó de inmediato.

--"Elsa de Arendelle. Te estaba esperando."-- Dijo ella con la misma voz hueca que la vez pasada.

En el suelo, el cuerpo de Mak temblaba y no se calentaba. Y, sin embargo, la espalda se sentía como si estuviera en llamas. Era extraño, ver cómo se le quemaba la piel, sin poder calentarse el interior de las entrañas. Muchos sudores fríos pasaron por la frente de la joven. Sus ojos estaban blancos, completamente en otra parte. Sus dientes castañeteaban en loca histeria, incapaces de disciplinarse. Sus labios azules bailaron al ritmo de sus escalofríos.

--" Sálvala. Quiero que ella viva. No quiero dejar rastro de las heridas. Quiero que ella pueda olvidar."--

Rogó la reina, arrodillándose junto al cuerpo habiendo recobrado el conocimiento. La vieja loba miró más de cerca a la joven con un punto profundo en su corazón y suspiró. El hecho de que sobreviviera ya sería milagroso, así que en cuanto a hablar de borrar las cicatrices ... Elsa estaba soñando despierta.

El espíritu apoyó su frente sobre la de la joven herida en un gesto emotivo, queriendo hacerle saber que no estaba sola, y acercó su hocico a la espalda magullada.

En un gesto infinitamente gentil, bajo la mirada angustiada de Elsa, comenzó a lamerle la espalda. Sabiendo que una simple ráfaga de viento la irritaba como una llamarada rociada con trementina, al primer contacto, Mak se retorcía de dolor, gimiendo ruidosamente, tratando enfermizamente de escapar del dolor, abriendo sus propias heridas. Lesionandose mientras se mueve.
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N.T: La esencia de trementina es un líquido incoloro y transparente. Es el disolvente orgánico más empleado en la pintura.
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El espíritu detuvo su gesto y miró a la reina con complicidad.

Elsa hizo una mueca, se acercó a su amiga, apoyó la cabeza de esta delicadamente sobre sus rodillas, se inclinó hacia su oído y le susurró, lo más suave posible:

--"Vamos, mi lobo, déjalo ir. Por favor."--

Los ojos de Mak se agrandaron, como si de repente se diera cuenta de que Elsa estaba allí. La suavidad de la tela de su ropa confirmó su idea. Su olor, que ella percibió de inmediato, la calmó un poco. La mujer lobo apretó los dientes, agarró a su reina por la cintura, estirando todo su cuerpo, exponiendo su espalda a la mirada experta de su hermana mayor, señal de que esperaba su sufrimiento, sabiendo que no podía escapar.

Cristales sangrientos (Elsa x fem OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora