Algo se rompió dentro de Elsa. Así que era él ... el que había herido tanto a Mak y la había convertido en esta pobre loba, temerosa de los sentimientos. El que le había robado la infancia y había intentado destruir su futuro.
La reina pudo sentir la mano de su lobo temblar en el hueco de la suya, y sus uñas se clavaron en sus nudillos. Echó una rápida mirada a la joven y la encontró aterrorizada, totalmente paralizada. Hacer frente a su padre no parecía ser uno de sus superpoderes. Elsa frunció el ceño ante la idea, sin haberlo deseado. Su lobo la necesitaba, y ella estaba allí, y quería estar allí, tenía que estar allí. Hoy, Mak no chocaría frente a su padre, porque Elsa no lo permitiría.
--"Debería haberte matado ese día. ¡Sabía que volverías algún día, bastarda!"-- Mordok gritó, mirando a su hija.
Mak miró hacia abajo, haciendo una mueca.
Aquí, ya no se reconocía a sí misma, ya no era realmente ella misma. Algo le dijo que huyera, y al mismo tiempo, algo más, que le cortara las venas a este salvaje. Pero ninguna voz, por primera vez, le dijo que luchara. La pobre lobo parecía querer rendirse. Elsa no podía dejar que lo hiciera. La reina apretó más su mano, esperando hacerla reaccionar, se inclinó hacia su oído y gritó:
--"¿Vas a dejar que te hable así?"--
La loba apretó los dientes, consciente de que estaba decepcionando a su reina.
Allí, de inmediato, se sintió como una niña mala, juzgada en un banco, con los pies y los puños atados, con solo como consuelo, una cuerda de espinas alrededor del cuello. Su vida se le escapaba entre los dedos. Y también estaba este padre que la estaba mirando con la intención de acabar con ella.
Mordok dio unos pasos hacia adelante, empujando a toda la multitud hacia atrás. Sin embargo, Elsa no movió una pestaña, contenta con mirarlo, tratando de hacer que se le enfriara la sangre.
--"Solo queremos hablar."-- tronó la reina.
Mordok soltó una risa amarga.
--"No es un buen día para hablar. Pero es un buen día para morir."-- Replicó, corriendo directamente hacia la rubia.
--"Que así sea."-- Susurró la reina, antes de correr una capa de hielo bajo los pies del rey, quien cayó al suelo.
Este último gritó al verse atrapado con tanta facilidad y luchó por levantarse ante la expresión de desconcierto de su hija. Mak ni siquiera tuvo tiempo de entender la situación, que Elsa ya la estaba agarrando por el cuello para que mirara a su padre.
--"Las deudas de tu pasado se están saldando ahora. Defiéndete. Defiende a tu pueblo."-- Ordenó la reina, buscando penetrar a Mak hasta lo más profundo de su alma.
La joven permaneció indecisa por un momento más, fallando en ordenar todos los pensamientos que cruzaban por su mente.
Miró todos los rostros y sintió que una enorme responsabilidad la abrumaba. Casi brutalmente, Elsa devolvió la mirada de Mak a ella y ordenó con frialdad.
--"Mak, quiero ver al lobo. Es una orden."-- La mujer lobo frunció el ceño ante la determinación de su reina y, finalmente, se atrevió a mirar a su padre. Mordok se rió más mientras se ponía de pie y gritaba:
--"No me mires tan confiada. Vas a morir y lo sabes. Y lo primero que haré después de matarte es quitarle la cabeza al cuello a la bonita rubia."--
La sangre de lobo se arremolinaba en Mak. Un clic apareció en la pupila de sus ojos.
Dentro, la bestia pidió salir, para devorar. Una sonrisa carnívora estiró sus labios y ella respondió, reprimiendo una risa:
--"No, ya estarás muerto."--