Capítulo 4. SOLO

977 117 0
                                    

Harry asistió al funeral en Hogwarts, mientras en Grimmauld Place se quedaba Severus Snape en compañía de Kreacher, el elfo. Por lo que prácticamente se sentía solo, aquella situación no le era incómoda pero si extraña al encontrarse en el hogar de los Black

Ya que Hermione le había dicho que aquel día podía levantarse, lo hizo. Con cuidado fue hasta el baño, con un pase de su varita preparó la tina y se metió en ella tras quitarse el pijama. Reconfortado por la tibieza del agua se relajó y dejó que su mente viajara libre por los recuerdos.

- ¡La promesa! – exclamó tras haber recordado que Harry a la edad de 15 años le había pedido que lo esperara y él se lo había prometido – No es posible que lo olvidara, ¡cree que lo olvide! – se alarmó pues se daba cuenta que le había hecho creer aquello. Luego comenzó a pensar en voz alta – si quiere que cumpla mi promesa eso significa que me ama ¿aún me ama? – el corazón del hombre comenzó a agitarse – nunca olvide la promesa que le hice pero pensé que me odiaba pues él vio cuando mate a Dumbledore...- se sumergió completamente en el agua luego volvió a su postura – si quiere que cumpla mi promesa, lo haré – una sonrisa se esbozó en sus labios al recordar el tiempo en que el chico le miraba con infinita ilusión.

Tras su relajante baño, se vistió y bajó al primer piso, fue hasta la sala de estar, notó que estaba lujosamente amoblado y en perfecto estado, sin duda los indicios de la familia Black eran cuidados con esmero por Kreacher. Una estantería llamó su atención, se acercó para buscar algo, lo que fuera con tal de apartar el tedio que le invadía al estar solo e inactivo en aquella casa. Lugar que hablaba mucho de la familia Black pero nada de Harry. Por su mente pasó la posibilidad de salir de la casa e ir al Valle Godric, pero el niño dorado tenía razón, donde estaba era seguro. Subió las escaleras para volver a su habitación, sin embargo, cambió de idea, yendo a donde dormía Harry. Observó la habitación, era claro que nada en la decoración era del joven león. Abrió el ropero y descubrió las ropas del joven, con delicadeza pasó sus manos sobre ellas. Al descubrir la túnica de Hogwart, la descolgó y la miró pensativo. El escudo Gryffindor resaltaba en la tela negra, sus dedos acariciaron el emblema y suspiró, luego atrajo la prenda a su rostro y aspiró el aroma que de la tela se desprendía.

- Harry – susurró, cerrando los ojos y volviendo a aspirar aquel aroma. Se dirigió a la cama y se tendió en ella abrazando la negra túnica. "Ha pasado mucho tiempo desde que sus labios rozaron los míos..." sus pensamientos se detuvieron al recordar que había sido testigo del romance entre el héroe Gryffindor y la exótica Ravenclaw, así mismo con la menor de los hermanos Weasley. "Si prometí esperarlo, ¿Por qué él no me esperó? Es por eso que lo había olvidado, pero... ¿es a eso a lo que se refería Harry?". Las esperanzas que habían surgido se hundieron en las sombras de un tenue pero incisivo dolor. Tratando de descubrir cuál fue la promesa que el joven león esperaba de él, se quedó dormido abrazado a la túnica del muchacho.

Los sonidos de unas voces que discutían lo despertaron. Al darse cuenta que estaba en la habitación de Harry, se levantó presuroso y salió de allí, caminó con paso firme y bajó las escaleras apareciéndose en la puerta de la sala de estar, lugar de donde provenían las voces.

- ¿Qué tienes en la cabeza, Harry? – decía Ron molesto - ¿Cómo se te ocurre dedicarle el reconocimiento que te hizo el Ministerio al lame botas de Voldemort? – Harry palideció al ver a Snape tras su pelirrojo amigo.

- Supongo que se refiere a mi como el lame botas de Voldemort – dijo en su natural tono de voz, carente de molestia o emoción alguna. Ron se volteó al escuchar al hombre, pero sin mostrar una pizca de temor.

- ¿Conoce a algún otro? – preguntó Ron con ironía.

- ¡Ron! – dijeron al mismo tiempo Hermione y Harry.

- Supongo que me lo merezco, señor Weasley, el que me llame de esa manera pero tiene razón... Harry no debería siquiera mencionarme – dijo el mago mayor ganándose el asombro de los tres más jóvenes – solo quiero aclararle que desde la muerte de los padres de Potter he estado en el bando de los buenos, cuando el Señor Oscuro volvió mi misión fue espiarlo y ayudar a Harry de alguna manera, no necesito que nadie reconozca mis méritos, me basta con saber que Voldemort ha muerto... - explicó de manera serena.

- Tan solo quiero que todo el mundo sepa de su lealtad a Dumbledore – argumentó Harry.

- Dumbledore lo sabía muy bien y porque lo sabía me confió el fin de su vida – le contestó el pocionista – y que tu lo sepas, me basta – agregó mirando los ojos verdes de Harry.

- Bueno, ya que ha aclarado que no fue el lame botas de Voldemort, el Ministerio lo interrogará y si lo que Harry dijo resulta ser cierto se le proclamará como héroe – dijo Ron, rompiendo el silencio, sin una pizca de tacto.

- ¿Qué? – Snape estaba asombrado y aterrado.

- Lo que oyó – le respondió el pelirrojo. Severus giró sobre sus talones y se retiró completamente molesto.

- ¡Gracias, Ron! – dijo Harry molesto para salir tras el exmortifago.

- ¿Qué le pasa a Harry con Snape? – preguntó al verlo salir.

- Está enamorado – respondió Hermione con resignación.

- ¿De quién? – preguntó confundido, el gesto de su novia se lo aclaró - ¿Snape? – no lo creía, pero al ver que la castaña asentía sus ojos y su boca se abrieron de asombro.

- Será mejor que nos vayamos - la castaña tomó al pelirrojo del brazo y se aparecieron.

Amor PuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora