Brindar con el enemigo

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Club Devon.  Pov. Alana.


  Estaba histérica, furiosa, apunto de arder en llamas. Esa maldita perra no podía ser la dueña de la mitad del emporio que yo había construido. Y para variar esa sonrisa estúpida que mantenía Cristian cada vez que volteaba a mirarlo me tenía desesperada.

  Melinda me tomó de la mano y ambas fingimos estar felices de nuestra alianza mientras los hombres aplaudían emocionados. En cuanto bajé de la tarima armé un círculo con mi personal esencial.

—¡Jezzabelle, estamos acabados! Ella va a sabotearnos es obvio que por eso está tan interesada en el club. —Austin hablaba sin pausas.

—¡Es más que eso! Estoy segura de que Melinda fue quien incendió el club en primer lugar... ¡Esto solo confirma mi teoría! —Advertí.

—No quiero llevarte la contraria, jefa... Pero conozco a Melinda muy bien y aunque no niego que sus intenciones no deben ser menos que malvadas, no creo que se haya atrevido a tanto. —Alexis se mostró parcial, estaba tomado de la mano de Austin. ¡Que tierno! —Además eso no resuelve el tema del hombre que me atacó en el incendio... —

—Piénsalo por un momento... Melinda me odia, también a Austin y creo que también a ti... El día que la rechazaste, el club fue incendiado... ¿Y justamente ella luego invierte en su reinauguración? —Proseguí—. Y lo del tipo... ¡Pudo haberle pagado a alguien!

—¿De que tipo hablan? —Preguntó Dominick.

—Vi un hombre... La noche que el club se incendió... Un tipo alto que parecía querer matarnos y tenía un cuchillo... Pero nadie lo encontró luego del incendio... —Aclaró Alex...

—Pues, Melinda tiene un hermano... ¿No? —Todos volteamos a ver a Christian actuando como si fuese el anfitrión de la fiesta—. Alguien que sabía que al ayudar a su hermana tendría acceso al Club y por lo tanto a estar más cerca de Jezzabelle.

  Todos asintieron como si estuviesen de acuerdo con la teoría.

—¡Jezza, si ese tipo llega a intentar hacerte daño, te juro que soy capaz de...! —Le una mano en el pecho a Dominick y la otra sobre su barba susurrándole silencio. Él cerró los ojos intentando recuperar la calma.

—Si es que él intenta hacerme daño, yo misma voy a acabar con ese imbécil.

  En ese momento Melinda apareció de nuevo, cambió de ropa, dispuesta a infartar con su cabello suelto, un escote que dejaba casi al descubierto sus senos perfectos y envuelta en un vestido corto y ceñido con un empedrado muy lujoso. 

  Sin previo aviso me tomó del brazo haciendo que me retirara y dándome tirones ante las miradas desaproveches de mis colegas.

—¿Qué haces? —Le reclamé alcanzando su paso.

  Ella tomó un par de copas de la bandeja de uno de los meseros y me entrego una. Yo dude inclusive en probarla a lo que ella respondió con una mirada frívola.

—¡Tranquila, no tiene veneno! Créeme... Matarte utilizando veneno para heredar tu parte del club sería un desperdicio habiendo tantas formas de ver sufrir a alguien antes de acabar con su vida. —Explicó levantando su copa y dándole un sorbo.

—¿Porqué estás haciendo esto, Melinda? Sé que quieres arruinarme, pero te aviso que no vas a lograrlo... ¡Tu y tu hermano creen que están por encima de todo solo por tener dinero y no confío en ustedes ni por un momento! Pero te advierto que yo tampoco soy de fiar...

—¡Jezzabelle! Si yo fuera tú tendría más cuidado de los que llamas amigos... ¡Te están traicionando, querida! Y si quieres descubrir quien y porqué... ¡Esta noche deberás brindar con el enemigo! —Chocó su copa contra la mía sin consentimiento sonriendo como una maldita.

—¿Crees que voy a dejar que me manipules en contra de las personas que me han apoyado en este tiempo? —Le dejé en claro que no soy fácil de controlar.

—¡Lo que tú digas! De igual manera, es a Christian a quien le importa que no te hagan daño, no a mi... —Estrechó los ojos y me miró directamente—. ¡Si fuera por mi ya te hubiesen encontrado con la cabeza cortada en tu propio baño!

  Le lancé el contenido de la copa en la cara a la vista de todos los que expectaban nuestra conversación, haciendo que ella gritara asombrada por mi irreverencia.

—¿Qué demonios hiciste? —Se limpiaba con las manos sin poder abrir los ojos.

—¡Así es como yo brindo con mis enemigos! "Querida"

  Girando los ojos divertidamente me di vuelta dejando caer la copa en el suelo mientras Austin celebraba mi acción cerrando las manos en puños y simulando follar en repetidas ocasiones.


Pov. Omnisciente.


  Christian se acercó a su hermana intrigado por la situación.

—¿Qué le dijiste para enfurecerla? —Preguntó divertido.

—No entiendo que te gusta de esa barrendera de barrio bajo, se comporta como toda una verdulera. —Se quejó Melinda al fin logrando abrir los ojos.

—¡Creo que ese carácter que tiene es lo que la vuelve especialmente sexy! —Concretó él.

—¡Lo que digas! Es una lástima que... ¡Pueda estar en peligro de muerte! ¿No crees? —Melinda caminó en dirección al baño para limpiarse el exceso de Champaign de su cabello dejando a Christian pensativo mirando fijamente en dirección a Alana. 


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La Biblia De Una Dominatrix © [ EN FÍSICO ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora