~ Vibraciones ~
And I want you
We can bring it on the floor
You've never danced like these before
[ Milky Chance, Stolen Dance ]
🌸
La música es vibración.
Desde niño, puedo sentirla en cada fibra de mi piel, corriendo por mis venas hasta las puntas de mis extremidades. Me basta con cerrar los ojos y sumergirme en una melodía clásica. Visualizo las notas, sus colores. Me siento libre; me entrego a las vibraciones entre giros y jetés.
Al menos así solía ser.
El mismo —maldito— pensamiento vuelve a perturbarme. Entro en desbalance. Frunzo el ceño, sostengo la punta de mis pies en la barra de estiramiento y me inclino hasta que mi vientre se junta con mis muslos. A estas alturas soy como una muñeca de trapo, tan flexible y desgastada que no siente ni la más mínima tensión al estirar los músculos.
No debería sentirme así. Amo bailar, toda mi vida ha girado en torno a la danza. Mamá bailó para el Royal Ballet durante los mejores años de su vida (recuerdo la fascinación que me provocaba verla desprendiendo su libertad en cada movimiento). Papá formó parte de las mejores orquestas. Y yo, por sentido lógico, nací con un talento extraordinario.
¿Entonces cómo demonios dejé de sentir las vibraciones? ¿¡Cómo puedo permitírmelo!? ¿¡Cómo voy a cargar con el legado que tengo detrás y el prestigio de pertenecer a la academia más prestigiosa de Tokio!?
A mis espaldas, Mei anuncia que se hará un ensayo rápido mientras esperamos a Temari. Ella me pregunta si estoy preparado y yo asiento, echando a un lado mis pensamientos mientras voy a colocarme en el centro del salón.
Uno, dos, tres.
La música comienza a sonar desde la grabadora: "Giselle, primer acto". Cierro los ojos, me concentro. Trato de enfocarme en sus vibraciones, la suave fluidez del violín. Y por un instante, recuerdo cuando era niño y bailaba frente al espejo: Mamá guiaba mis pasos, los dedos de papá se movían a lo largo del piano, Izumi trataba de ajustarse a mi ritmo, Sasuke dormía en su carriola, y él...
«Una mirada».
Mierda, no está funcionando. ¡No siento nada! ¿¡De qué me sirve tener las malditas piernas tan flexibles si me estoy moviendo igual que un autómata!?
Sé que no se trata de mi delirio perfeccionista, pues papá... mi padre me lo dijo cuando me dieron el papel de Albrech.
«Te estás volviendo tan mediocre como cualquiera de los que entran a esta academia por recomendación».
Cómo los odia. A menudo se queja de ellos con Mei. Le parece indignante que un grupo de bailarines «corrientes» se atreva a compartir el escenario con su hijo.
«Tú no eres así. Ganaste este papel porque naciste con el talento de tu madre, ¡así que enfócate! ¡No salgas del salón hasta que tus movimientos sean perfectos!».
Se lo prometí. Prometí que recuperaría mi chispa antes de la puesta en escena, ¡y en verdad me estoy esforzando! Mi vida se ha reducido a las cuatro paredes de este lugar (¿alguna vez fue diferente?). Practico hasta que las yagas en mis dedos dejan de sentirse y las zapatillas desgastadas ya no soportan los pies hinchados. Cuento cada mísera porción de carbohidratos: verduras congeladas en la mañana, la mitad de un tazón con cereal integral; dos, no. Una taza de leche vegetal. Cuatro cuadritos de un waffle congelado y una barra de granola después de cuatro horas de ensayo.
Dos litros de agua para limpiar mi estómago. Luego, vuelvo a practicar mis pasos durante seis horas más. Y aunque mi ejecución sea correcta, el espejo frente a mí siempre refleja los mismos pasos secos, mecánicos.
No hay vibración alguna.
De hecho, si lo pienso bien, éstas únicamente llegan cuando...
—Permiso.
Aquella voz es solo un susurro, pero algo en mi interior se hunde con fuerza, como una especie de interruptor. Sin descuidar mi danza, llevo la mirada hacia la persona que acaba de cruzar la puerta. Luego exhalo, las primeras gotas de sudor goteando por mi nariz.
Tú.
Has venido a recoger a Izumi, cuya clase terminó hace diez minutos. Y, como sueles hacerlo desde que reapareciste en mi vida, te deslizas hasta una de las bancas, tomándote un momento para observar mi ensayo mientras tu hermana se entretiene charlando con sus amigas.
Me observas.
Tus ojos de cuervo sobre mí. La forma en la que tus pupilas siguen cada contracción y desliz de mi cuerpo.
«Una mirada».
Cada pequeño movimiento. Cada parpadeo en tus pestañas rizadas.
De pronto, un calor se acumula dentro de mí hasta volverse un torrente poderoso. Los vellos de mi nuca se erizan. Me estiro, me encorvo, me agito en el aire y...
Las vibraciones fluyen al igual que la melodía.
¿Dónde habías estado hasta ahora, Shisui?
🌸🌸🌸
Jeté: En el ballet, así se le llama al salto que se da a partir de un pie al otro, en el cual la pierna de trabajo está doblada en el aire y parece haber sido lanzada.
Gracias por leer y pues nada, me encanta imaginar a Shisui siendo la libertad de Itachi, porque lo es~🍡
(La que dijo que no iba a romantizar nada, jaja).
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🌸 Stolen Dance 🌸 [ShiIta]
FanfictionSoy excepcional porque siento la música. Son chispas que revolotean como los aleteos de una mariposa. Como mis movimientos cada que me paro en el escenario. Son vibraciones. ¿Entonces cómo demonios fue que perdí mi chispa? ¿Por qué no vuelve pese...