"Sin él"
Fiorella
—Buenos días. De antemano les agradezco a todos por haber venido. Sé que la situación se ha puesto un tanto comprometedora y sientan que se nos ha salido de las manos, pero para eso les he pedido que vinieran, para dejar todo en claro y resolver cualquier duda que tengan.
Mi voz suena segura al momento de dirigirme a ellos. Trato de permanecer lo más impasible que puedo, a pesar de que el momento que estoy viviendo es algo que nunca había imaginado ser parte. Frente a mí tengo a los líderes de diferentes cárteles de droga del país, todos aliados a la Cosa Nostra. O al menos hasta ahora, porque después de esta reunión, no sé qué es lo que deparará para la Organización.
—Tiene razón en una cosa, señora D'Amico —Dante Reynolds es el primero en dirigirse a mí. Sus ojos oscuros y mirada de zorro me analizan, plantando su barrera frente a mí. S acento, a pesar de ser diferente al de Massimo, logra recordármelo en cada palabra que pronuncia —. Estamos preocupados por el futuro de la Organización, y creo que hablo por todos cuando digo que queremos respuestas inmediatas.
Asiento hacia él y me acomodo todo lo recta que puedo en la silla, sin ocultar la incomodidad que siento por el crecimiento de mi estómago a lo largo de estos meses. Aún no puedo terminar de acostumbrarme a la sensación de alguien moviéndose dentro de mí, pero a pesar de ser lo más raro del mundo, también se siente maravilloso el pensar que le estoy dando vida a una personita dentro de mí. Por más que le haya tocado venir al mundo en unas circunstancias no muy agradables.
—Con que me llame Fiorella, está bien, Dante.
—Lo siento, pero usted está casada con el Capo y por lo que vemos, también lleva a su heredero. Decirle señora es un modo de respeto hacia usted, la misma mafia nos lo pide. No se sienta ofendida.
—Por supuesto que no. Lo entiendo. —Me enfoco en los demás hombres que esperan a que continúe —. Sé que probablemente algunos de ustedes estén renuentes ante la situación que ha tomado mi esposo y que les parezca una completa locura, pero si me permiten mostrarles algunas de las cifras y demás documentos que prueban que me he tomado el cargo con toda la responsabilidad posible, terminarán convencidos de que el negocio está en las mejores manos. Por favor, si son tan amables de abrir las carpetas frente a ustedes. Y si tienen alguna objeción, háganmela saber.
Mientras la habitación se sumerge en un silencio un tanto incómodo, puedo sentir como un sudor frío me recorre la espalda y mi cuerpo se pone tenso. Estoy consciente de que por las cámaras de la sala de juntas Ethan y Laila están observando todo, y a pesar de que les dije que yo puedo manejar este asunto sola, sé que han de querer venir a echarme una mano, lo cual se los agradezco enormemente, pero si Massimo me dejó a cargo es porque cree que hay algo en mí que llevará a la Organización por buen camino, así que solo tengo que seguir mi instinto.
—Dígame, señora D'Amico —Lukyan Villan es el primero al hablar — ¿Cómo es que al revisar los reportes de envío aparezca que hubo un retraso de más de cuatro horas en una entrega en Portugal? Que por lo que leí, era de suma importancia.
—Ese fue un pequeño incidente de logística, señor Villan —me dirijo a él con la mayor cordialidad. Por lo que me contó Ethan, Lukyan es el Don de la mafia en Detroit y uno de los más duros de tratar —. A los soldatos que les tocó llevar ese encargo se les dañó el GPS y al irse por una ruta errónea se toparon con algunos oficiales fronterizos por lo que tuvieron que cambiar la ruta. Pero el encargo se entregó con éxito.
—Pero tarde. Y además tuvo que reducir el precio del paquete por las horas perdidas —cuestiona. Su mirada me juzga de pies a cabeza y no hace más que alterarme los nervios —. Se supone que usted o en todo caso, su jefe de bodega debe supervisar a detalle que cada medio de transporte que se utilice esté en perfectas condiciones para que no pasen incidentes como estos.
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Massimo (Familia Peligrosa I) ©
RomanceFiorella Brown está sumergida en el infierno. Después de un trágico accidente, se ve obligada a estar bajo las órdenes de su padre y de su hermana, quienes se aprovechan de ella, convenciéndola de que es la causante de todos sus males. Sin nada de e...