La prueba del amor

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Capítulo 1

Canadá, noviembre 1780
00:00

En la parte más profunda y oscura de un bosque de Ontario, Canadá, la nieve caía volviendose cada vez más profunda y difícil de caminar, al menos para el ser humano ; vivía una tribu, escondida de todos. Tenían grandes alas, en la espalda, y eran hermosos, pero diferentes, pues serían, los que llamarían bestias. Su color de piel era tan rojo como la mismísima sangre humana, unos tarros bastante extravagantes de su mismo color sobresaldrían de un poco más por encima de su frente, los colmillos blancos como la nieve, y las garras en ambas extremidades eran bastante obvias. Caminaban tan recto y delicado como si hubiesen sido criados en la realeza. Sus figuras eran tan humanas, como si dios los hubiera dibujado, pero eran bestias, no hablaban el inglés, sino su propio léxico, pero al parecer tenían sentimientos, y en sus rostros no había gota de maldad.

Dicha tribu, tenía sus creencias, y su organización sociopolitica : El rey, la reina y por supuesto su hija, una pequeña bestia que se destacaba por siempre mostrar una sonrisa aunque sus colmillos no tuvieran el desarrollo requerido. Era muy pequeña aún para salir a cazar, y para que sus tarros crecieran a tal extravagancia como el de sus padres, su cabello era de color rosa, normal en la raza femenina de dicha especie, pero era bastante pilla y no le gustaban las reglas, siempre estaba haciendo de las suyas y provocando el caos, pero era respetada por ser la princesa de su tribu. Cada miembro de dicha raza, tendría un número como de identificación, 00.2 sería el de la princesa, por pertenecer a la realeza. Cazaban cuatro veces a la semana, aunque no tenían ni idea de la existencia del calendario. Comían como alimento preferido el pescado de los propios ríos, pero a veces variaban con osos, venados entre otros animales cilvestres.

Canadá, 1 diciembre 1780

16:20

00.2 crecía por dias, aunque aún tenía una edad perteneciente a la niñez.
Un día de caza, la princesa quedó bajo custodia de su niñera y algunas hembras de la tribu, pero sabiendo las características de dicha "niña" , era de suponer que no haría caso y se extremaría como siempre, tal fue el caso que provocó el comienzo de una diferente historia romántica .
La pequeña bestia de cabellos rosas, caminó y caminó por el suelo nevado del bosque hasta alejarse de lo que llamaba hogar, casi alcanzando las afueras del bosque. Tanta era la inocencia que teniendo su mente en el mismo paraiso se golpeó la rodilla tan fuerte con una roca, provocando el sangrado. _Ohh pero que sorpresa_ , sobre su delgada rodilla brotaba un líquido de color azul, sii, esa era su sangre. Unos chillidos como de niño acabado de nacer unidos a quejidos salían de su garganta, al parecer dolía bastante.

Cerca de allí habían unos humanos que al parecer estaban acampando. Era una familia bastante extensa, pero al parecer de la realeza, donde casi todos eran adultos, menos un bebé dormido en brazos de una joven con cabellos oscuros que solo hacía mirar al cielo, mientras los hombres de la familia estaban sentados tomando al parecer unas jarras de cerveza, más un niño que tal vez el aburrimiento que tenía mientras jugaba con ramas de árboles le llamó la atención los chillidos de la princesa bestia. El niño era pequeño, no llegaría ni a los 10 años, sus cabellos negros y cortos lo hacían bastante tierno combinado con sus ojos color café y su piel tan blanca como la nieve. Tal vez el destino quería unir dos razas difentes para ver que sucedía; el niño de piel de porcelana solo seguía los quejidos de la niña bestia. Derrepente sus ojos se abrieron como platos y se juntaron a los ojos gigantes y negros de la princesa, la cual al verle asombrada paró de llorar y para sorpresa, el niño cabellos color azabache extendió su mano y con voz tierna, solo le dijo :

_por favor, para de llorar, si lloras te saldrán arrugas y no podrás ser una princesa de verdad cuando crezcas_

La princesa bestia no entendía nada, pero de lo que sí estaba segura era que con la mirada del niño, su corazón bombardeante de sangre azul, totalmente diferente, quería salirse de su cuerpo, por lo que extendió su extremidad derecha para llegar a tocar el brazo del niño y fue el momento más especial para ambos.

Sin parar de sonreir el niño se acercaría y notando como la pequeña bestia solo hacía sonidos raros con su garganta, comenzó a lamer su herida sin importarle nada, para así parar por unos segundos.

_Se que no hablas, no te esfuerces, y también se que nos vemos diferentes, pero sabes una cosa, eso no es lo que importa, siento que podremos ser amigos y ¿quién sabe? en un futuro casarnos, como hacen los adultos y que así seas mi princesa_

Las palabras inocentes del niño eran bastante fuertes para su edad, pero al parecer el destino quería esto, quería hacer una demostración del amor sin importarle nada.

Ambos quedaron mirándose fijamente mientras la noche caía , pero hubo algo que se imponía entre ellos: las creencias, las obligaciones y las diferencias. El rey y la reina bestia llegaron y quisieron dezafiar al destino. Despotamente la reina cargó a su cría en brazos y en su léxico la volvió a llevar al llanto con golpes hasta volverla hacer sangrar, el rey utilizando magia, hizo olvidar aquel encuentro reenviando al pequeño niño a su lugar de acampado, dejando estos momentos olvidados.

Con el destino no se juega y menos usando magia.

Nota de la autora:

Porfa lean mi historia y recuerden que estoy empezando jeje. Soy principiante
Porfa porfa dejenme sus comentarios y que les ha parecido, según si les gusta, continuaré la historia... :)

La Bestia y el príncipe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora