Capítulo 1

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Había días en los que a Mike le daba por dejarme una nota en el refrigerador para decirme que me dejó el dinero del almuerzo en la mesa de la entrada o sólo para saludarme y "subirme un poco el autoestima en las mañanas". La de ese día decía:

¡Feliz primer día de sufrimiento! Alégrate de que solo te quedan dos años. Te dejo un rico cereal con jugo de naranja :)

Espero que no te aburras tanto.

M.

 Solo dos años.

Michael Doyle es mi padrastro, no estoy segura de su edad pero no es tan viejo, aunque siempre le digo lo contrario. Vivimos juntos en un edificio del centro de la ciudad.

Desayuné sola. Él se estaba duchando. 7:20 am, ya iba bastante tarde, las clases empiezan a las 8 am.

Sí, tarde. Es profesor de física en mi colegio.

Acabé de desayunar, me cepillé los dientes rápidamente y fui a la habitación de Mike; estaba afeitándose.

— Tendrás que tomar el autobús hoy —dijo al darse cuenta de que estaba allí. Mis ojos y boca se abrieron, pero antes de que pudiera decir algo me interrumpió— ¿Recuerdas la cita al dentista que siempre aplazo? Bueno, la tengo hoy a las 8:15.

— Buen momento para preocuparte por tus dientes.

Me dio un beso en la frente, dinero y me empujó suavemente hacia la puerta, el autobús ya estaba ahí.

Bajé las escaleras de mala gana, agarré mi mochila y salí del edificio rápidamente. El conductor no es nada paciente y empezó a avanzar lentamente; como siempre que tomaba el bus, tuve que correr hasta la esquina de la calle y al subir el conductor me lanzó una mirada asesina, y yo como si nada lo saludé con una gran sonrisa.

Puse música y traté de dormir un poco, pero él  me lo impidió. 

Me gustaba desde hace un poco más de un año y lo máximo que hablamos fue sobre cuanto me gusta leer y que para él es una tortura. Al menos hablamos. Pero el único detalle es que eso fue en marzo de el año anterior y en ese momento era febrero. No volvimos a hablar así desde entonces.

Lo miré como idiota desde que se subió y traté de actuar normal con un simple "Hola", pero al tratar de hablar una pequeña flema se atravesó en mi garganta y lo que salió de mi boca fue un sonido perturbador que hizo que me mirara raro y se riera.

Perfecto. Ahora se ríe de mí. Estúpido cuerpo, me traicionas. Bueno, es el momento perfecto para disculparse y empezar una conversación de personas normales.

Ponía su mochila en el piso.  

¡Háblale!

Se sentaba lentamente.

¡Es ahora o nunca!

— ¡¡HOOOLA!!

Ya que...

Era Thomas. Un año menor que yo, pero obviamente, más alto. Me cae bien y me hace reír mucho, pero siempre es inoportuno.

— Hola —respondí tratando de sonar igual de animada que él. Al parecer, no funcionó.

— Que ánimo... —se sentó junto a mi y puso su cabeza sobre mi hombro— ¿Y? ¿Qué maravillosas aventuras ocurrieron en las vacaciones de la pequeña e inusual Stephanie?

Como dije, me hace reír.

— Nada raro. Leer toda la noche y dormir todo el día.

— Oye, ¡suenan muy divertidas! —dijo mientras se acomodaba en el asiento— Yo, tampoco hice mucho y tristemente se acabaron muy rápido. Diciembre fue lo mejor, pero Enero — soltó un suspiro—como siempre, fue un constante recuerdo de el final de las vacaciones...

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