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TW! narración explícita de autolesiones, pensamientos suicidas y suicidio.

Estaba sentado frente al gran espejo en su baño, mirando con atención las cicatrices en sus antebrazos y piernas, algunas más recientes que otras, de diferentes tonos, tamaños, y profundidad. Finalmente, dejó que el llanto saliera; después de un largo día de trabajo, HyunJin llegaba a su casa sintiéndose más inútil e inservible que cuando había salido.

Hwang había sido echado de su casa el día en que su madre lo descubrió besando a JeongIn en su habitación. Su padre no se opuso a la idea, mas bien ayudó a HyunJin a sacar -tirar, prácticamente- sus pertenencias de la casa. Según él, así aprendería a ser un hombre, y no un marica.

Desde ese día, HyunJin trabaja varios turnos para poder vivir una vida decente: un pequeño apartamento en un barrio aceptable de la capital, y comida en su alacena; aunque ésta llegaba a arruinarse muchas veces a causa de el mismo HyunJin, pues se le quitaban las ganas de comer cada que se veía al espejo; cuando veía su propio cuerpo no sentía nada más que asco.

HyunJin dejó caer su débil y ligero cuerpo, jalando con fuerza su cabello en un acto de desesperación mientras las lágrimas salían sin control. Cualquier dolor físico que sufriera no se comparaba al dolor y cansancio que sentía en su corazón.

¡Maldita sea! ¿Qué más quería? Tenía absolutamente todo lo que una persona necesitaría para ser feliz, ¿Porqué él no lograba alcanzar la felicidad? HyunJin empezaba a creer que él era el problema; que no merecía ser feliz.

Quería saber lo que era sentirse bien de nuevo, en vez de sentir ese gran peso en su ser. Era como si alguien estuviese haciendo presión sobre él; HyunJin siempre se sentía estresado. Se odiaba tanto a él mismo por el hecho de dejarse caer en este inmenso hoyo del cual ahora no podía salir. Si tan solo fuera más independiente y no pensara tanto en lo que la gente decía sobre él, tal vez podría llegar a sentirse bien nuevamente. Pero no, Hwang era completamente dependiente de la opinión de los demás, y se tomaba las críticas muy personales.

El pelinegro tomó nuevamente su cuchilla; aquella que guardaba en un cajón de su baño, aquella con la que ahogaba sus penas en su propia piel.

La tomó con fuerza, mientras su vista se nublaba cada vez más. Las lágrimas caían sin cesar sobre los brazos de el pelinegro, mezclándose con el líquido rojo y espeso que salía de las heridas recién hechas en su piel. HyunJin se sentía cada vez peor.

Él creía que su mente por fin llegaría a estabilizarse si tan solo le dejaba el trabajo al tiempo, pero no era cierto. Él ahora se sentía irrescatable.

Ya ni siquiera sabía lo que sentía. ¿Estaba confundido? ¿Estaba triste? No lo sabía, llevaba tanto tiempo sintiéndose perdido que ahora se había vuelto algo habitual, y común en su día a día.

Estaba totalmente harto de todo.

Retiró la cuchilla de adentro de su piel, y la tiró al otro lado de la habitación con fuerza, mientras se levantaba nuevamente y dejaba la sangre caer en su piso. Ya ni siquiera tenía sentido. Levantó su teléfono y lo desbloqueó, tratando de calmar su respiración.

Había tomado una decisión. Él nunca encontraría la felicidad si no era de esa manera, y se había convencido de que JeongIn necesitaba a alguien con quien pudiese desahogar sus penas, no que lo ahogaran más entre los problemas de alguien más.
Él no merecía eso.

Merecía una persona que le pudiera amar sin condiciones, y HyunJin lo hacía, más que a nada y nadie en el mundo. Mierda, cada vez que lo veía sentía que se derretiría por la calidez que el menor le brindaba con tan solo voltearlo a ver, pero sabía que ese sentimiento no era correspondido. Él no podía entregar calidez a nadie, solamente podía hundirlos más en pesares y tristezas, porque era lo único en lo que pensaba.

#1: WORTHLESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora