Una gripe persistente

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Disclaimer: De J. K. todo menos los ships. El Frerity es de Escristora (y si no es suyo, no pasa nada, no va a dejar que nadie se lo quite) y el Drarry del fandom.

«Este fic participa en el reto multifandom del foro Alas Negras, Palabras Negras».

Prompts: Enfermedad y Desamor.

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Harry se dejó caer en su sillón favorito de la sala de profesores, frente a la chimenea. Invocó el útil encantamiento de atril que Filius le había mostrado cuando le había visto corregir los exámenes del primer trimestre apoyado en sus rodillas y empezó a planificar las clases de sus alumnos de quinto.

—Estoy helada. —Harry alzó la cabeza. Aurora estaba acercando otro de los sillones orejeros a la chimenea. Se sentó en él, reprimiendo un escalofrío—. La mitad de mi grupo de sexto está en la enfermería en este momento, echando vapor por las orejas.

—Es época de ello —dijo Harry, cortésmente—. Salen menos del castillo, se juntan más en la sala común... El espacio ideal para los virus.

Los dos trabajaron en un silencio agradable en la vacía sala durante algunos minutos, interrumpidos sólo por los chisporroteos ocasionales de algún tronco que resbalaba en la chimenea.

—¿Harry? —Minerva estaba en la puerta de la sala de profesores, llamándole—. Draco está indispuesto y ha tenido que ir a la enfermería. ¿Te importaría sustituir su clase, por favor?

—¿Ha ocurrido algo? —preguntó Harry, levantándose inmediatamente.

—Parece que sólo es una gripe estacional. Medio castillo está en la enfermería —suspiró Minerva. Su rostro tenía señales de agotamiento—. Son los de primero. Tienen hora doble.

—De acuerdo, yo me hago cargo —dijo Harry, sonriendo y caminando hacia las mazmorras.

Le gustaba el aula de Pociones. El olor a productos químicos, humedad y el inconfundible perfume dulce de Draco le recibían al entrar. Le parecía curioso lo mucho que podía cambiar la percepción de un lugar en función de la compañía. Durante gran parte de su etapa escolar, el aula de Pociones había equivalido a Snape. El recuerdo más o menos grato de la época de Slughorn se había visto empañado por el viejo manual de pociones, de nuevo, de Snape.

Todo había cambiado cuando había regresado a terminar la etapa de Hogwarts. Slughorn todavía impartía la asignatura en aquel momento, pero Harry se sentía más relajado y sus resultados mejoraron. Hermione había opinado que no estar perseguido por un loco demente que quería matarlo había influido.

Harry sabía que los conocimientos adquiridos durante sexto en el libro de texto de Snape y la inestimable ayuda de Draco habían sido más determinantes. Aunque ya no lo utilizase, el manual le había ayudado a ver las pociones de una manera más creativa, más cerca de su enfoque personal hacia las cosas. Draco le había propuesto un ventajoso trato en el que Harry le ayudó con Transformaciones y Defensa contra las Artes Oscuras a cambio de clases particulares con él para aprobar Pociones con la mejor nota.

Sentándose en el escritorio de Draco, Harry repasó los apuntes y la planificación que tenía para ese grupo, satisfecho al comprobar que pretendía que realizasen una poción sencilla que les llevaría casi toda la clase. Si algo admiraba Harry de Draco, era su meticulosidad en la organización de las clases. Solían sustituirse mutuamente cuando enfermaban o tenían que ausentarse del colegio, pero, si bien Harry podía encontrar toda la información necesaria en la carpeta de organización de Draco, este solía quejarse de que era incapaz de encontrar nada en su desorden.

Una gripe persistenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora