#8: "Maestra Solo"

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Las alarmas se activaron cuando en los radares de La Resistencia apareció una nave no identificada. Leia Organa y Rey se apresuraron a acercarse al área de comando donde ya esperaban Finn, Poe Dameron y el resto de los líderes más importantes rodeando la mesa redonda donde aparecía el holograma de la nave intrusa.

-No se ha identificado aún. Al parecer su piloto se deshizo de sus códigos, patentes, incluso de rastreadores. Tal vez, es una nave robada.

-¿Por qué creen eso?

-Definitivamente le perteneció a alguien importante -dijo Poe Dameron con su mano derecha debajo de su mentón -. Es una nave muy cara, elegante, rápida. Por lo general los que están en la política las utilizan.

-No puede ser -dijo Leia dejando el lugar para dirigirse hacia el hangar.

-General Organa, puede ser peligroso, ¡vuelva aquí! -la mujer no se detuvo; Rey y Poe se miraron y Finn parecía que iba a perder la cabeza -. ¿Nadie va a seguirla?

-Ella sabe quién es -dijeron estos al unísono.

-¿En serio? -reclamó irónico Finn para seguir a la General por el túnel -. Todo tengo que hacerlo yo. Finn, cuida al niño. Finn, cuida a la General. Finn, ¿limpiaste el bláster? Por supuesto, Finn es lo más parecido C-3PO, ¿no? -llegó junto a Leia cuando la nave misteriosa aterrizó finalmente. Los guardias apuntaban hacia ella, estaban preparados para dispararle a lo que sea que tuviera un atisbo de ser amenazante y sospechoso al bajar -. No se acerque demasiado, General Organa -murmuró algo perdido. Las puertas se habían abierto con tanta suavidad como las brisas que atravesaban los bosques que rodeaban a la base -. No sabemos de quién puede tratarse...

Una vez abiertas, pudieron divisar a una persona salir. Por el atuendo, fácilmente podía deducirse que era... ¿un jedi? Finn estaba confundido, pero la General parecía haber ganado la lotería. Aquella sonrisa no se la había visto seguido, no con tantas pérdidas en los últimos días. Debía ser algún aliado, la ayuda que habían estado esperando.

-Vaya bienvenida -dijo el intruso o mejor dicho, la intrusa. Se había sacado la capucha, seguido de su máscara. Su rostro jovial puso en duda al resto de los presentes, menos a Leia -. Abuela, es decir, General.

-Hanna...

-He vuelto.

*

Los preparativos de una bienvenida se estaba llevando a cabo, mientras que el resto de los más cercanos la habían arrastrado a un lugar privado. Necesitaban saber lo que sucedía afuera. Sobre todo comprender qué hacía un Caballero de Ren ahora en uno de sus calabozos. Y la verdad era que cada uno de ellos estaba temeroso por lo que fuera a salir de la boca de la joven.

-Escuchamos que Borkars fue atacada por naves de la Primera Orden. El comunicado duró apenas lo suficiente, pero al menos supimos que no hubieron heridos. 

-Estaba controlado -miró a su madre con un gesto tranquilo. Escondió sus manos entre la capa y rodeó el mesón sin quitar su mirada de su prisionero -. Estaba segura de que algo pasaría en tanto Temiri Blagg estuviera desplazándose con libertad por los pasillos de la casa de playa fingiendo ser alguien que definitivamente no era. Sé que Luke me pidió que controlara la situación desde la perspectiva de Senadora, pero las cosas iban a ponerse feas de no haberme precipitado a sus acciones -la miró nuevamente desde el otro lado -. Mi gente me ayudó. Me fue fiel. Y tenemos que tener en cuenta que no todos los días se puede atrapar a un Caballero de Ren tan fácilmente.

-Exacto -Poe tomó la palabra que, para él, había sido en el momento justo -, fue demasiado fácil. ¿Y si su plan era este después de todo? Creo que debiste decirnos, prepararnos, algo.

-Luché con él.

-Sí, pero si no hubiera estado tu gente de confianza, te habría matado.

-General Dameron -llamó su atención Leia. La voz de la General Organa había salido para dejar a relucir que tan poderosa seguía siendo entre ellos -, le recuerdo que ya no está hablando con una niña. Es una Senadora, gobernante de una parte de un gran planeta. Son suficientes referencias para que entienda que la situación estaba controlada a gran escala. 

-Sí, pero-

-No pretendo meter mis manos en el fuego por ella. Pero sé por experiencia propia la vida que ha tenido que llevar y le puedo asegurar, General, que no es fácil. La Fuerza estuvo con ella, no fue suerte y ahora tenemos un potencial prisionero que podría ser la clave para terminar con esta absurda guerra.

-Temiri Blagg tuvo un motivo lo suficientemente importante para hacerme esa visita en Borkars. Dijo que Kylo Ren quería ganarse el favor del Senado y que yo permitiría que esa puerta fuera abierta. Tuvimos suerte de que yo estuviera allí en ese momento y supiera de su verdadera identidad, de otra manera, ellos estarían ya controlando parte del Senado con un par de amenazas y la Resistencia no hubiera podido seguir por más tiempo -comentó con cierta frialdad -. Si fui imprudente, lo siento, pero no me arrepiento de mi decisión. Hice lo que creí correcto por el bien de todos, en especial por la causa por la que hemos estado luchando por tantos años.  Ustedes más que nadie lo saben, no me decepcionen así -añadió antes de marcharse.

... * ...

Rey suspiró mientras apoyaba sus manos sobre el mesón. Hanna se había largado de allí, seguido de Leia y el resto de los presentes. Poe también permaneció en la sala y chasqueó la lengua con molestia. No se había excedido, había dicho lo que pensaba, lo que creía que era real en una situación tan crítica como la que vivían. Ella no estaba viendo el peligro de sus acciones, sino que por el contrario, tan sólo se había fijado en el pequeño golpe de suerte que había tenido.

-Sabes que tiene razón -dijo Rey con su mirada fija en él -. Ella ha crecido, comprende la situación. Siempre lo hizo.

-Ella cambió, Rey. No es la muchacha que era antes de marcharse de aquí -frunció el ceño -. Sé que te molestará lo que diré, pero me recuerda a él y no me gusta.

-Hanna es diferente, no te equivoques.

... * ...

Su habitación estaba tal cual a como la había dejado. No sabía si sentirse inmensamente feliz de haber salido de aquel lugar de lujos o inmensamente miserable de volver a aquel basurero en el que no parecían haber dejado de subestimarla. Es cierto que ese había sido siempre su hogar, allí había nacido, allí había aprendido a caminar, más tarde a correr y con el tiempo a pilotar una nave. Se conocía cada punto de aquel planeta, cada recoveco de aquel bosque que parecía haberse extendido en su ausencia. Pero no había nada especial allí para ella y es que la esperanza de sus habitantes parecía haberse extinguido con el tiempo.

Podía sentirlo.

- No me queda mucho tiempo -se giró hacia la puerta cuando escuchó la voz de su abuela -. Los droides del ala médica me dijeron que posiblemente me quedaba muy poco tiempo de vida debido a mi edad. Sin embargo, aunque la noticia no me dio ningún tipo de temor, no quería morir sin antes verte primero.

-Abuela, no digas eso -se apresuró a llegar a ella -. No puedes morir, eres la Princesa eterna -ella le sonrió. Extendió su mano para acariciarle el rostro y Hanna le dio libertad para ello -, no puedes irte tan pronto.

-Sabes que no podemos esquivar ese momento.

-Aún así, quisiera que lo intentes.

-No puedo prometerte eso, pero sí que estaré contigo siempre -ambas se sonrieron con un deje de tristeza -. Mi pequeña Hanna, te has convertido en una poderosa mujer.

-Al menos tu sí lo crees.

-Son padres, actúan como padres, no pueden evitarlo. Pero no te enojes con ellos, sólo quieren protegerte.


Hanna Solo [Pt. II] - [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora