Recuerdos del pasado

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Recuerdos del pasado

Narra Scarlett:

Aún recuerdo cómo comenzó todo, el día en el que empezó el ataque de los infectados.

Todo empezó como un día normal en Beaufort - Carolina del Sur, la escuela por la mañana, clases estresantes, tareas aburridas, pero ese lunes por la mañana en particular no fue del todo normal, estábamos Ray, Scott y yo en clase de historia, Ray siempre fue muy amable con todos incluso con los que no lo merecían, no lo aparentaba mucho por su tamaño y su carácter fuerte pero es muy protector con sus amigos y gracias a que sabé como pelear nadie se metía con él, Scott por otro lado es muy frío con los que no conoce, no le agrada estar con la gente por mucho tiempo, es un tanto gruñón debo decir y al igual que Ray nadie se mete con él pero se considerá a si mismo como un chico tranquilo y pacífico.
Ese día la maestra del salón de al lado gritó pidiendo ayuda, el maestro de historia salio del salón llendo al salón de al lado, obviamente no faltaban las personas curiosas por tanto alboroto, varios alumnos de diferentes grupos tuvieron que irse al hospital general del pueblo, por una infección de algún tipo de virus desconocido provocando desmayos, fiebre, extrañas manchas de color púrpura y varios síntomas no visibles más, también aparecían unas ampollas horribles en sus rostros y algunas partes de sus cuerpos.

Pasaron dos semanas de aquellos sucesos sin causa aparente comenzando a expandirse en todo el pueblo, por lo que los médicos dijeron no se propagaba por aire, así que en ese tiempo los que no estábamos enfermos pudimos ir a la escuela normalmente.

Un jueves cuando parecía que todo hiba normal comenzaron a haber más gritos, cuando el maestro salió a ver un alumno se abalanzó hacía él mordiendo su cuello derribando lo, siguiendo su camino para morder a otro compañero, varías compañeras gritaron ante aquella escena tan horrible, el que había sido nuestro maestro durante medio año comenzó a retorcerse dando alaridos de dolor mientras las manchas y ampollas se hacían presentes en su rostro, al igual que el alumno que lo había mordido tardo pocos segundos en percatarse de los demás tratando de atrapar a algún compañero, logrando morder a algunos, mientras todos corrían tratando de salvarse, las víctimas que habían sido mordidas tardaron menos de 5 minutos antes de empezar a retorcerse.

Me quedé en la esquina del salón parada junto a mi asiento mientras los gritos llenaban el salón, pude ver como los que habían sido mordidos se levantaban de manera extraña, no tardaron en comportarse exactamente como el alumno que había entrado, algunos chicos y chicas yacían tendidos en el suelo con varias mordidas visibles manchadas de sangre, mientras algunos otros corrían por los pasillos, los "infectados" no se movían muy rápido pero estaban justamente en la única puerta de el salón por lo tanto no muchos pudieron escapar ilesos, ese día solo pudimos salir mis dos amigos Ray, Scott y yo.

Cuando pudimos salir de el salón por medio de una ventana, ví lo que nunca me imaginé ni en mis peores pesadillas, habían varios cuerpos agonizantes en el piso, sangre en todos lados pero aunque estaba asustada no me paralice, los chicos y yo vimos que la puerta principal de la escuela se encontraba cerrada con candado, los infectados hiban corriendo de un lado a otro y lo que se nos ocurrió hacer fue salir por encima de la puerta principal, una vez arriba pude ver que había un poco de lo mismo que adentro, no podíamos salvar a esas personas sin conocer primero la situación, les dije a mis amigos lo que vi afuera y a Ray se le ocurrió una idea.
Entramos al gimnasio, a los vestidores específicamente, bloqueamos la puerta con lo que había a la mano y buscamos entre todas las cosas algo que nos fuera útil para salir, lo primero que encontré fueron unas vendas, bastones de porristas y algunas mochilas con cosas un tanto inútiles, Scott encontró dos protecciones de fútbol americano, la red para volleyball que estaba rota y un par de bates de baseball, al menos teníamos algo para improvisar Ray y Scott se pusieron las protecciones de fútbol, yo me límite a ponerme vendas en las manos y antebrazos.
De repente no se escuchaban tantos gritos como hace un momento, decidimos que saldríamos a buscar en la casa de cada uno si había alguien que hubiera sobrevivido a todo esto, pero para eso necesitábamos un auto, pero para nuestra desgracia ninguno tenía uno.

Love's ZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora