Un Ladrón Para Llevar [𝙿𝙹𝙼 + 𝙹𝙹𝙺] ᵒˑˢ

☕Parte Única☕

UN LADRÓN PARA LLEVAR

Jeon Jungkook era una persona que tenía su par de pequeñas manías que debía cumplir sí o sí todos los días. Cómo, por ejemplo, ponerse el zapato izquierdo antes que el derecho, planchar su ropa en la misma dirección siempre, cenar en casa mientras que mira TV y no poder comer ni un solo bocado si la TV no está encendida. Tomar siempre el mismo bus y sentarse en el mismo asiento, echarle a la taza tres cucharadas de azúcar y un cuarto de azúcar siempre que tomaba café por las mañanas, dos y un cuarto por la tarde y una y media por la noche. Ni más ni menos, si se excedía de la cantidad volvía a hacer el café y volvía a repetir todos los pasos. Tenía muchas manías las cuales le llevaría todo el día mencionar, unas un poco más raras, otras tal vez más normales. Pero todas tenían algo en común: cada una de sus manías o rituales eran sagrados para él, por lo que respetaba y se tomaba todo su tiempo para ello.

Por eso, cuando esa mañana le quedaba casi nada de azúcar en el frasco, Jungkook procuro echar la azúcar en la taza con muchísimo cuidado. Sin embargo, se equivocó no una, no dos, sino que tres veces con la medida. Jungkook no estaba furioso, ya que su temperamento extremadamente tranquilo no se lo permitía, pero si estaba un poco descolocado con la situación.

Él no era de equivocarse en sus rituales diarios.

Así que por esa razón es que ahora se encontraba sentado en la parada del bus un tanto decaído por no tomar su café. Soltando suspiros como si quisiera vaciarse de su decepción.

—¿Estás bien? —preguntó un chico justo a su lado— Llevas suspirando toda la mañana, vas a quedarte sin aire.

—Es imposible quedarte sin aire por suspirar —respondió cómo si fuera lo más obvio del mundo— Pero gracias por tu preocupación, extraño.

—Meh, no es nada —palmeo su espalda— Soy un poco chismoso, para ser honesto.

Jungkook se rio del comentario del chico y luego ambos se quedaron en silencio esperando el bus. Su mirada perdida en la nada, de vez en cuando volteando a ver de reojo al chico sentado a su lado.

•••

Después de su agotador día, Jungkook se encontraba en el bus de regreso a su casa, maldiciendo en su mente a cualquiera que se cruzará por su camino. Si, Jeon Jungkook era todo un cascarrabias cuando no tomaba su café de la mañana.

Desesperado y cansado de su propia presencia, Jungkook decidió hacer una parada en una cafetería antes de llegar a casa. Así que pidió parada unas cuantas cuadras antes que el bus llegara a la parada en dónde solía bajarse. Camino durante algunos cinco minutos y finalmente vio la pintoresca y linda fachada de la tienda de café a la que solía ir. Era pequeña, paredes pintadas de un color menta, dos grandes ventanales a cada lado, dos mesas frente a cada uno para quien decidiera tomar su café afuera y un delgado y largo cartel negro que marcaba el nombre de "Café Serendipia" con letras cursivas y blancas.

Jungkook suspiró encantando, por fin tomaría su primer café del día.

Con una sonrisa, posó su mano con entusiasmo en el pómulo de la puerta y lo giró, permitiéndose oler ese preciado olor a café que tanto le gustaba.

Estaba en su paraíso.

Caminó a la vitrina y pidió su café junto a una rebanada de pastel, porque ese día definitivamente se daría un gustito después de tanto estrés. La chica rubia tras el mostrador tomo su pedido y luego le indicó que espera en una de las mesas. Jungkook asintió y gustoso fue a sentarse en su mesa en espera de su café.

Mientras jugaba en su móvil el último juego que había descargado, Jungkook tarareaba canciones sin sentido y mezcladas cuando de pronto un estrepitoso ruido llegó a sus oídos. La puerta había sido abierta de par en par y un chico rubio con sudadera negra entro al lugar. Jungkook puso toda su atención en el chico que le pareció extrañamente conocido, lucía un poco agitado, como si hubiera estado corriendo durante mucho tiempo. El chico miró por las mesas del lugar hasta que sus ojos encontraron los de Jungkook y para sorpresa del castaño, el chico camino hasta él a pasos grandes, sentando en la mesa justo cuando la mesera llevo su orden.