Capítulo 33 🎸🎼

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Era viernes y teníamos cita en el estudio de WBC, el canal que iba a hacernos la entrevista.

Fue todo un problema salir del hotel.

En los últimos días, nuestra popularidad había ido creciendo a pasos agigantados, algo que era fantástico y algunas veces, sobrecogedor.

Al comienzo, fueron pocas personas las que acudían al hotel y gritaban el nombre de la banda. Pero luego fueron aumentando al punto de convertirse en legiones de fanáticos que alzaban posters y fotos ampliadas de nosotros. La mayoría de ellas fueron de la última presentación que hicimos en Sonata, cuando el Señor Lyrica mandó camarógrafos y fotógrafos. Otras eran de las diversas presentaciones que habíamos dado en Cantela, Florencia, Ciénaga, San Francisco y Monteverde. En ellas aparecíamos sudorosos, felices y haciendo unas muecas muy graciosas.

Nosotros bajábamos todos los días, los saludábamos, nos tomábamos fotos con ellos y firmábamos sus posters. Creímos que eso los calmaría un poco y que se retirarían, porque después de todo, la gente debía tener otras cosas que hacer además de plantarse todos los días frente a un hotel a aclamar a una banda. Pero no era así.

Al día siguiente había el doble de personas. Casi todos eran adolescentes y jóvenes que estaban definiendo su género musical y pasaban por esa fiebre típica de conciertos que también nosotros tuvimos. Sin embargo, también había muchos adultos cuyos gustos pertenecían a la vieja guardia, Rock & Roll, Heavy Glam y Grunge Clásico. Tenía sentido pues aunque nuestra música era nueva, la letra y la parte instrumental la habíamos compuesto basándonos en los estilos y parámetros musicales establecidos por esas bandas a las que tanto admirábamos.

El Señor Lyrica nos dijo que ya no podíamos salir a saludarlos cuando los administradores del hotel comenzaron a presentar quejas, ya que las multitudes dificultaban mucho la entrada y salida de otras personas, además de causar algunos daños en la elegante fachada. Sin embargo, supongo que esas molestias tenían su lado positivo porque el hotel estaba lleno por completo. Eran raras las ocasiones en que salíamos de la habitación y no nos encontrábamos con fans que nos tomaban fotografías, nos detenían en los pasillos y entablaban conversación cuando bajábamos a comer al restaurante del hotel. Las chicas estaban locas por los muchachos, en especial por Tomás y Sebastián. Los hombres enloquecían cuando veían a Alicia.

Pude observar que uno de ellos, cuando íbamos de salida para el estudio a grabar el segundo álbum, deslizó su mano justo en la base de la columna de Alicia, donde comenzaba su trasero. Ella se había parado para saludarlo, pero se tensó cuando sintió esa mano abusiva. Tarro se dio cuenta y le pasó una mano por el hombro a ella, a la vez que le lanzaba a aquel hombre una mirada fría cargada de advertencia.

OUTSIDERS, siempre has sido túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora