Prólogo.

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La luz del sol, el cantar de los pájaros, un olor a café y música vieja que mi abuelo siempre escucha fue lo que me despertó, pero sobre todo la terrible resaca que tenia.

Me levanté lentamente con los ojos entrecerrados tratando de enfocar el lugar donde estaba.

La casa del abuelo.

Era bonita, no tenía tantas  fotografías como la mayoría de las casas de ancianos que conocía,sus muebles eran en su mayoría de madera y siempre olía a café.

Me levanté del sofá en el que claramente dormí incómodo ya que soy de un tamaño más grande que este, fui a la cocina de dónde provenía el olor a café y encontré a mi abuelo haciendo algo en la estufa mientras tarareaba una canción, se veía gracioso con ese mandil que tenía hojas de marihuana por todas partes, una vez le pregunté de dónde lo sacó y el solo contesto que lo encontró en unas cajas cuando se mudó recién a esta casa y simplemente decidió quedarse lo.

Se dio cuenta que lo estaba viendo y se giro para verme con una sonrisa.

-Alfin despiertas, por un momento pensé que moririás de un coma etílico, anoche llegaste muy mal apestando a alcohol- me apunto con una espátula y me miró a los ojos- la próxima ves que llegues así hablaré con tu padre.

-No habrá próxima ves abuelo-esta ves si hablaba enserio, me vetaron del bar anoche.

-Claro, eso dicen siempre todos y cuando tienen la oportunidad de beber otra vez no la rechazan- sonaba algo molesto- sabes yo también fui joven, pero jamás bebí tanto como para tomar el coche de un desconocido y estrellarlo en el bar más cercano.

-No puedes estar seguro de que fui yo- me acerque a la mesa y me senté en la silla más cercana quedando detrás de él.

-Hay videos donde claramente te ves golpeando al dueño del coche y gritando como idiota que era tuyo y que podías ganarle a Toreto en una carrera, luego te subes y das vueltas hasta estrellarte con el bar de alado- se giro de nuevo con su espátula y una cara de enojo puro- tienes suerte que no hubo ningún herido y que pudiste salir bajo fianza.

-Bueeeeeno, nadie salió lastimado es lo importante- le dedique la mejor sonrisa que pude dar en esos momentos de resaca infernal.

-Tienes suerte de que tu padre esté muy ocupado, como para preguntar por ti.

Auch, golpe bajo, borre la sonrisa de inmediato y pareció hacerle gracia.

-No es gracioso- conteste molesto.

-Para mi si- apagó la estufa y sirvió en dos platos lo que estuvo cocinando, era una sopa de verduras, que olía muy bien, que cocinara aquello solo podía significar una cosa.

-¿A donde me llevarás hoy?- agarré una cuchara y empecé a comer, desde hace unos meses el abuelo empezó a llevarme a varios lugares que el consideraba especiales, pero jamás me contaba la historia del porque lo eran, solo nos quedamos en silencio y a "disfrutar de la vista",unas si eran buenas otras no tanto, cuando notaba que no disfrutaba alguna me decía que no sabía apreciar un buen momento de silencio.

-Lo sabrás cuando estamos ahí- siempre contestaba lo mismo, ni siquiera se por que le sigo preguntando.

Minutos más tarde......


-Un cementerio, ¿De verdad tiene algo de especial este lugar?- volteé a verlo, solo asintió y empezó a caminar entre las lápidas.

-Solo camina.

Luego de un rato llegamos a una lápida color crema con unas cuantas piedras en las esquinas de color violeta, detrás de esta se encontraba un árbol con un hoyo en el medio del cual mi abuelo saco un pico y una pala.

-¿Que piensas hacer con eso?-lo mire confundido.

-Acaso no es obvio, vamos ayudame a cavar- tomo el pico y me lo dio.

-Esto es una locura- negué con la cabeza, pero aún así decidí hacer lo que me pidió.

Luego de un par de horas logramos cavar lo suficiente y encontramos un especie de cofre, se parecía mucho a esos que salen en las películas de piratas.

-Ahora tenemos que sacarlo, vamos ayudame- tomó un extremo del cofre y yo tomé el otro, alzando lo al mismo tiempo lo pudimos sacar.

-¿ Y ahora que?, Decenterramos a un muerto o tal vez dos- mi sarcasmo no le agrado pues solo negó con la cabeza, tomo el cofre y se fue en dirección al auto.

-Como sea- lancé el pico a un lado e intenté salir del hoyo pero no podía, la tierra no me dejaba-carajo ahora como salgo- después de 15 minutos en los que mi abuelo no vino a buscarme, al fin puede salir de ese hoyo, me dispuse a llenarlo otra vez, cuando termine me recargue en la lápida para descansar un poco.

Pero entonces algo raro paso cuando toque la lápida, no era de día sino que ahora era de noche y llovía pero las gotas no me tocaban incluso habían menos lápidas, no pude ver más por qué deje de tocar la lápida y todo volvió a la normalidad.

-¿Pero qué..

-Thomas rápido llevas más de media hora ahí- mi abuelo me gritaba impaciente.

Trate de controlar mi respiración pues estaba acelerada por lo que vi, quise tocar la lápida de nuevo pero mi abuelo seguía insistiendo.

-¿ Porqué tardas tanto acaso viste un fantasma?, te vez pálido- me miró con el seño fruncido pero luego pareció entender lo que pasó, puso su vista en la lápida y luego me miró de nuevo.

-¿Que viste?- me preguntó pero ahora serio.

-¿Cómo sabes que vi algo?- le dije yo asustado.-¿Tu también lo has visto?.- su cara ahora me mostraba una sonrisa triste mientras miraba la lápida

-No... Yo nunca pude ver nada, por más que intento no puedo.- se notaba la tristeza en su voz.

-¿Quieres que te ye diga lo que veo?- me miró enseguida.

-No, no es necesario ya vamonos.

-Enserio no tengo problema con ello- alcé mi mano para tocarla otra vez, pero ahora más tranquilo.

-No espera no lo hag...- no lo deje terminar.










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Gracias por darme la oportunidad de leer está historia te juro que valdrá la pena.💜

Entre mentiras y recuerdos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora