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Jongwoo mantenía su mirada agachada, mientras movía sus dedos nervioso sobre los hombros del mayor, MoonJo dio un largo suspiro y dejó un pequeño beso en la nariz del menor

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Jongwoo mantenía su mirada agachada, mientras movía sus dedos nervioso sobre los hombros del mayor, MoonJo dio un largo suspiro y dejó un pequeño beso en la nariz del menor.

- Dijiste que no querías ser marcado.... porque no querías que te vieran como un objeto que le pertenece a alguien....

- .... Pero.... estaré bien....

- ¿Seguro?

Jongwoo se mantuvo pensativo y no contestó.

- No te marcaré hasta que ambos estemos bien seguros de que sea el momento... no quiero arruinarte más.... Quiero ver tu sonrisa hasta el final de mis días.

Jongwoo lo abrazó.

- Te amo....

- Y yo a ti, mi amor. - Sonrió el alfa, olfateando su aroma - ... ¿En qué te gustaría gastar el tiempo? - Preguntó el alfa acariciando la cabeza del omega.

- ¿Lo hacemos?

- Hacer.... ¿Hacer qué? - De repente el alfa se puso nervioso.

- Ya sabes.... hasta lo recitaste como poema. - Rió.

- ¿Ahora?

- Luego será difícil hacer tiempo...

Jongwoo alzó la mirada y el alfa atacó directamente a sus labios, el peso lo hizo caer sobre el omega, quien cerró fuertemente sus ojos sintiendo como el alfa sujetaba sus manos, y lo besaba de manera salvaje. Era imposible no sentirse atrapado como una presa, las feromonas de ambos comenzaban a esparcirse al rededor de la habitación, inundándola de un olor dulce y fuerte, lo que mareaba a ambos, quienes sentían ya el deseo de probarse mutuamente.

Las telas se deslizaban suavemente hasta dejar completamente libre sus pieles, el frío y el calor se mezclaban, junto con besos y jadeos, respiraciones entrecortadas y caricias lentas. Suavemente explorando el cuerpo del otro, besando cada centímetro, abrazándose y amándose, la desesperación del deseo se hizo presente, ambos querían, era momento de complementarse, no soportaban ni un segundo más separados.

El menor abrió levemente sus piernas sintiendo como el mayor se colocaba entre ellas, la sangre se le calentó, se sentía avergonzado y pequeño, intimidado, cerró sus ojos tapando su cara, vagos recuerdos venían a su mente de su primera vez. MoonJo tomó sus manos y alejándolas de su rostro se acercó para besar al menor, todo se desvanecía, oscurecía, pero se mantenía claro ante sus ojos, solo eran ellos dos, todo iniciaba.

El dolor se mezclaba con placer a medida que sus cuerpos se unían, los mares tranquilos comenzaban a formar grandes olas, empujando su cuerpo de un lado hacia otro, fuerte, fresco, doloroso, pero lo disfrutaba. Se dejaba ahogar en lo más profundo del océano. Sentía que su cuerpo se elevaba que volaba y quemaba, el mayor lo hacía sentir tantas cosas, lo llevaba a recorrer el infierno y el paraíso a la misma vez. Era demasiado, que sentía que no soportaría, la adrenalina se apoderaba de él, comenzó a olvidar todo, los engaños, los crímenes, la gente, ya nada lo hacia sentir culpable, su mente se hacía en blanco, él era lo que necesitaba para sentirse bien, para olvidar sus problemas, para no estar sólo, para amar y ser feliz, solo él.

El mayor se volvía loco cada vez que escuchaba su nombre salir de los labios contrarios, se aferraba con fuerza al barco, embistiendo los escandalosos mares del océano, todos sus deseos se cumplían al atravesar cada ola. Era hermoso a la vista de él, tallaba con sus dedos el cuerpo de su ángel, unas curvas marcadas y piel suave, blanda y delicada. No podía parar de tocarlo, de invadirlo, quería que sus almas se juntaran para toda la eternidad, pero no se atrevía a enterrar sus dientes sobre la manzana, si lo haría sería un pecado que lo acabaría pagando su ángel, no podía permitirle más daño a su amor, sólo se dejó caer entre las olas, jugueteando con ellas, hundiéndose en estas y probando de sus aguas; sabores salados que se volvían dulces para su paladar, delicioso postre para sus ojos. Mordía suavemente los abultados labios del menor, disfrutándolos con fervor. Apretanto sus caderas queriendo ir más profundo, disfrutando de la melodía que entregaban las agudas cuerdas vocales del menor.

El corazón de ambos se aleceraba a un ritmo romántico, rápido y adelantado. Todo ardía, se desgarraba y quemaba en un placer inigualable para ambos. El sudor caía en gotas, su sangre tintaba sus mejillas y sus lenguas iniciaban una lucha, el sonido obseno de las pieles chocando inundaban la habitación.

Se sentía extraño, como si estuviera mal, pero al final les gustaba, se estaban amando. Al fin y al cabo era su destino, bajo la luna esos dos lobos eran uno solo. Se necesitaban de ambos para completarse, unir sus almas para complementarse, el color de sus ojos cambiaba. El destino era correcto. Sus miradas se cruzaron, el alfa tenía aquellos profundos e intimidantes ojos rojos, el menor sentía que inundaba su alma y la desgarraba con tan solo mirarlo, el mayor admiraba lo hermoso que lucían los ojos celestes en el omega, un color tan puro y brillante, sonrió levemente, apegándose al cuerpo del menor, besando tiernamente su mejilla.

- Eres perfecto... - Murmuró el alfa con una voz ronca.

Jongwoo iba a decir algo, pero nuevamente su cuerpo era empujado e invadido por las llamas del infierno, olvidaba que tenía al diablo en frente y este se apoderaba de su cuerpo, lo poseía por completo. El omega cerró sus ojos disfrutando cada sensación, dejándose devorar por el contrario. Las horas pasaban y una y otra vez volvían a amarse, experimentando nuevas sensaciones y expresando su amor de manera profunda. Valía la pena para ambos haber esperado ese momento.

Cayeron rendidos, cansados y agitados. El mayor rodeó con sus brazos el cuerpo del omega, besando su espalda, hombros y cuello, mientras que el menor, trataba de calmar sus respiración y acomodar su agotado cuerpo, se sentía lleno, completo, amado. Ambos estaban lo suficientemente satisfechos, un sonido vibrante los sacó de sus pensamientos, el teléfono sonaba, MoonJo estiró su brazo tomando el objeto y contestado.

- Hola... - Se oía agotado.

- ¿Ya acabaron? - Se escuchó la voz del beta al otro lado de la línea - Ya se hizo de noche..... ¿Entraron en celo o qué?

MoonJo rió.

- Puede ser... Pueden volver.... todo está bien... nosotros descansaremos.... - Dijo acariciando suavemente la cabeza de JongWoo.

La llamada finalizó allí y el alfa se recostó junto con su omega, abrazándolo. Miró al menor fijándose que se había quedado dormido. Sonrió y depósito un beso en su mejilla, acomodándose para descansar junto a su amada pareja.

 Sonrió y depósito un beso en su mejilla, acomodándose para descansar junto a su amada pareja

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Tragedia AgridulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora