¿Que sentirías al ver al amor de tu vida en el altar? Lindo, ¿no? Pero si no fueras la persona del altar, ¿lo seguirá siendo?Recuerdo el día de la gran noticia. Hasta las palabras que utilizaron.
—Les tenemos una noticia— dijo él, dirigió su mirada hacía donde me encontraba, le di una sonrisa aunque no me la correspondió, lo único que hizo fue mirar a sus pies. Luego de unos diez segundos entrelazó sus dedos con los de ella. La sonrisa que tenía hace instantes desapareció, él me dirigió la mirada apenado, ¿por qué?
—¡Nos casaremos!—exclamó ella.
Abro la boca inconscientemente y los miro. Él desvió su mirada.
Su querida futura esposa, prometida. Tenía sujetada su muñeca y lo arrastraba donde yo estaba. Atrayendo todas las miradas de las personas presentes en el salón.
Cuando se posicionaron delante de mí, ella me sonrió, él no me miró. Y con eso confirme que la mayoría de las personas dicen promesas, pero jamás las ponen en práctica.
—¡Felicidades! Me alegro mucho por ustedes.— Tenía la mirada de todo el salón de fiestas, estaba más que claro que solo los felicitaría aunque quisiera sacarles los ojos a ella.