Sucedió de nuevo...
Giyuu rodó sobre su cama chirriante, tratando de evitar mirar a la figura humana que estaba acostada a su lado. Estaba cubierto de sudor frío, su piel estaba demasiado caliente, casi febril y pegajosa, y mentalmente, él era un desastre de culpa y asco. Si hubiera enrollado más en sus mantas se sentiría como esos burritos 'calientes' que vende la tienda de la esquina, sudados, no calientes pero tampoco fríos y en general repugnantes, nadie compraba esas cosas excepto él cuando era todo lo que podía comprar en tiempos difíciles.
Se estremeció y trató de reprimir un suspiro, no quería hacer otro ruido, solo esperar a que la persona a su lado se fuera y no volviera nunca más. Así como todos lo habían hecho antes.
Siguió mirando la pequeña ventana enrejada de su habitación, había una pequeña cantidad de luz entrando pero aún así todo parecía tan gris, tan desesperanzado, tan muerto. Como él mismo.
Deseó poder recordar cuándo fue la última vez que sintió esperanza, desde el momento en que sus hormonas se manifestaron, todo lo que había sentido era miedo, repulsión y tristeza. En el momento en que aparecieron sus hormonas omega, supo que su vida como un joven despreocupado con esperanzas y aspiraciones había terminado. Se había visto obligado a vivir en la periferia de la ciudad de Sagiri, ya que era el único lugar lo suficientemente barato para un omega casi siempre desempleado.
No solo cambió su vida social, Giyuu había estado en el último semestre de su carrera cuando se manifestaron las hormonas. Si tan solo no hubiera tomado la carrera de ingeniería en la que la mayoría de los estudiantes eran hombres alfas solteros, tal vez podría haberse graduado. Pero no, quedarse allí con todos esos hombres habría resultado en un gran escándalo, así que decidió dejar sus sueños también. Esas malditas hormonas habían secado hasta la más pequeña gota de esperanza de un futuro mejor que tenía.
Tal vez la vida sería más fácil si no tuviera crisis hormonales inesperadas que lo arruinen todo. Justo cuando pensaba que podría ponerse de pie, un celo repentino hace que todos noten que era un omega. Por supuesto, casi ningún negocio quiere un omega en celo en sus establecimientos, podrían atraer alfas hormonales y provocar peleas, o peor aún, llevar a Giyuu a algún lugar silencioso para aparearse y anudarlo. Al igual que la persona con la que compartía la cama en este momento. Pero Giyuu nunca los culpó, también eran víctimas de su naturaleza, sus malditas hormonas.
El otro hombre se movió antes de levantarse y gruñir.
"Diablos." Maldijo mientras comenzaba a tomar su ropa del suelo y vestirse.
Giyuu se quedó callado, sin mirar al hombre, tenía tanto miedo de lo que el alfa pudiera hacerle si sentía el más mínimo desafío en él. Solo quería que se fuera.
"Tú, omega." La voz ronca lo llamó, o más bien le ordenó porque Giyuu tuvo que rodar y verlo directamente a los ojos, incluso si él no quería, el alfa le había ordenado que lo hiciera, no podía rechazar las órdenes de un alfa.
Giyuu tarareó.
"Aquí no pasó nada, no me conoces y yo no te conozco". El hombre de cabello blanco con cicatrices en su cuerpo afirmó mientras arrojaba algunos billetes a la cama. "Y no te atrevas a venir a verme si te quedas embarazado y decides tenerlo". Él se burló. "Todo fue un error".
Incluso si sus palabras sonaban duras, Giyuu tenía un agudo sentido para los sentimientos, el hombre estaba más avergonzado que enojado.
"Okay." El asintió.
"Omega asqueroso, controla tus hormonas". Fue lo último que escupió el hombre antes de cerrar la puerta y marcharse.
El hombre de ojos azules suspiró. Sucedió de nuevo. El celo se había apoderado de él y un alfa inocente se había involucrado en él. Al menos el hombre había sido lo suficientemente amable como para darle dinero, eso sería suficiente para pagar la píldora del día siguiente en la casa de Shinobu.
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Corazón Mecánico - RenGiyuu - KNY - Omegaverse
FanfictionLe gustaba desde que eran adolescentes, él era un chico grandioso lleno de sueños y esperanzas. Los destinos se desconectaron para después de 10 años reencontrarse, aprendieron que los sueños significan nada para la oh tan cruel vida. Advertencias: ...