Mirando a la nada... pensando en todo...

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Me quedé dormido inmediatamente, o eso es de lo que me di cuenta cuando desperté... El supuesto "ángel" no se encontraba por ningún lado, pero el mantel, la jarra con agua... e incluso la manta con la que me acobijó seguían aquí...
Fue cuando me di cuenta de lo estúpido que fui al decir que no confiaría en nadie más luego de que un "ángel" me dijera lo que ella quiso, confiando en ella.
Golpeaba mi cabeza diciéndome "estúpido" hasta que una suave y delicada mano de piel tersa tocó la mía, mientras escuchaba "no tienes por qué torturarte de esa forma", retrocedí asustado para ver sentada en cuclillas al ángel que me visitó ayer... solo que ahora tenía una vara, como la que usan los pastores de ovejas.

-lo que hayas pensado o dicho ayer, no tiene importancia ahora~ -me dijo- estabas hambriento y sediento, al borde de la muerte~ ¡Es normal que tus pensamientos no se unan correctamente!

-¿Cómo puedo saber que en realidad me estas diciendo la verdad? -le pregunté- cualquiera pudo haberte dado información de mi...

-Cierto... estabas en el ejército, en medio de una guerra, tres soldados te acorralaron y nadie te vio para ayudarte, mataste primero al de en medio, seguiste por el de la derecha y al final el de la izquierda -me dijo-

En ese momento comencé a recordar la guerra en la que estaba contra los egipcios, hasta el momento del golpe en mi cabeza cuando me rodearon...

-Tu... ¿por qué me haces recordar?... -le pregunté-

-Para que sepas que no soy capáz de hacerte daño bajo ninguna circunstancia~ -me respondió con una sonrisa, estando sentada como un monje sosteniendo su bastón- ¿Empezamos a marchar~?

Asentí con la cabeza y empezamos a marchar, ella llevaba su vara guiándome hacia lo que ella consideraba, viviré en un lugar próspero y tranquilo. A pesar de caminar sin cesár, ella seguía con la misma sonrisa mirando hacia el frente, no se veía afectada por el calor ni el cansancio, al contrario, estaba feliz, hasta parecía emanar más luz que contrastaba contra el sol, no vi ni una pisca de arena en sus ropas ni en su cuerpo, a pesar del viento, a pesar de que su cabello se movía por el viento, no cubría sus ojos, ni lo que observaba, en verdad era un ángel... hasta que el sol nuevamente comenzó a caer

-Deberíamos descansar allí -me dijo- ¿no crees?

-Cierto -respondí- se ve bastante bien

Nos asentamos, rodeados de un par de rocas, donde encendimos una fogata al notar que el frío se hacía más y más notorio

-Tu tienes nombre -afirmé con duda- ¿no es así?

-¡Así es!~ lo tengo~ -me respondió- haber si puedes adivinar cual es

-Uhm... eres un ángel, por lo que diría que te llamas Angelica...?

-Jajaja~ ¡Estuviste cerca!~ -contestó- Poseo el mismo nombre que tu~ pero para que no haya confusiones, llamame por mi segundo nombre, Saucé~

-Saucé... es un lindo nombre -le respondí- ¡ESPERA! ¡¿TE LLAMAS GABRIEL?!

-¡Sip!~ ¿algún problema con eso? -preguntó algo molesta-

-¡Ah! ¡N-No! ... es solo que... -no sabía cómo decirlo así que lo hice directamente- ...Gabriel... ¿no es nombre de un hombre?

-Algo decepcionada tuvo que decirle- Puede usarse para ambos, se forma más informal se diría "Gabu" que suena de forma más femenina... pero dime Saucé...

-... Entiendo... -le dije- los ángeles tienen aureola y alas, ¿No es así?

-¿Quieres verlas? -me preguntó-

En ese momento, ella levantó un poco su rostro, cerrando sus ojos, hasta que una suave brisa que hacía flotar su cabello hizo que una brillante aureola apareciera situada sobre su cabeza

-¡Wow!~ -exclamé suavemente ante la sorpresa- pero... ¿y las alas?

En eso sale rebotando una enorme ala cubierta de luminosas plumas blancas que golpearon mi rostro sin razón...

-¡Uy! ¡Lo siento! -exclamó ella ante tal susto- ¡No fue mi intención! Es que... aún no me acostumbro a hacer esto...

Se acercó, tomando mis mejillas y acercándose a ellas para ver si tenía alguna herida, notando un pequeño moretón en mi mejilla izquierda. Nunca la había tenido tan cerca mío, podía sentír su suave aroma el cual era indescriptiblemente placentero, pero cuando me di cuenta, sentí sus labios presionarse contra el moretón mientras el dolor disminuía poco a poco, hasta desaparecer por completo...

-¿Estas mejor? -me preguntó mientras lentamente se apartaba- Siento haberte lastimado, no fue mi intención... de verdad...

Toqué mi mejilla, viendola de pie en frente de mi, sus alas se agitaban lenta y suavemente llenando la zona de su agradable aroma, mientras la luz que emanaba era igual a la luz que reflejaba una luna llena, incluso un poco más intensa. Estaba muy apenada...

-No te preocupes... -le dije- ... no fue un gran golpe, además ya estoy curado, ¿Cierto?

-... Si lo estás pero... no debí hacer ese mal acto... -respondió-

-Lo compensaste al curarme -le contesté- así que siéntate a mi lado, todo está bien

Con una suave sonrisa un tanto sonrojada, ella se sentó a mi lado, guardando sus alas y desapareciendo su aureola.

-Ahora... ¿Qué vamos a comer?

-... buena pregunta...

Viajes EnlazantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora