Título: Hora de ir a casa_ _ _ _ _ _
Froté mis manos entre ellas, buscando algo de calor corporal, mis intentos fueron en vano por la baja temperatura de la ciudad. La noche era totalmente fría noche en Central City, las luces de las casas y departamentos, en su mayoría, estaban apagadas ¿y por qué no lo estarían?
Ya era media noche, miré mi reloj en mi brazo izquierdo y eran exactamente las 12:03 a.m., ¿y por qué me encontraba fuera a horas tan altas como esta en una ciudad así?
Por mi búsqueda de distracción, eso era todo. Me gustaba salir a esta hora a caminar, sin nadie que me moleste, ni que me proteja. Para mi suerte, había un parque cercano a mi departamento, a unas cuantas cuadras. El caminar de noche me ayuda a relajar mi mente del trabajo y, sobre todo, de algo que siempre está allí, sin falta alguna.
Barry Allen.
Mi mejor amigo, que ahora era también con quién compartía mi departamento, se había convertido una de las personas que más amaba. Pero a diferencia de familiares y amigos, a él lo amaba de una forma especial, yo estaba enamorada de él y de nadie más.
¿Y cómo no hacerlo?
Barry era simplemente... él. Su personalidad me parecía totalmente encantadora, siempre era tan amable con el resto y adoraba sus bromas o, bueno, su intento de bromas.
Y hablando de su físico, el cual so se comparaba con su increíble actitud, su cabello castaño sedoso, sus ojos color miel, su hermosa sonrisa y muchas cosas más que lo hacían el hombre perfecto a mis ojos, me habían hecho caer rendida a sus pies.
Aunque útimamente todo era diferente, él estaba diferente. Su actitud hacia mí es algo evasiva, parece muy raro y no hablar de sus salidas nocturnas que él cree que yo no me doy cuenta de ellas. Barry sale en cualquier momento de la noche sin decir nada y aparece en la mañana, como si viviera solo o yo no existiera. ¿Tan poco le importo que no siquiera me dice si llegará a desayunar?
Me pregunto, ¿a dónde irá? ¿Por qué salía como si nada le importara a altas horas la noche?
¿Es que acaso tendrá una amante nocturna y le da pena decirme?
— Linda noche, ¿no? —habló alguien a mis espaldas, causándome un salto debido a la sorpresa.
De pasó solté pequeño chillido, sin duda alguna no me esperaba eso. Creí que podría ser algún ladrón o drogadicto, pero al voltear y encontrarme con ese tan conocido traje escarlata, me calmé en un instante.
— Lo siento, no quise asustarte —habló él con una sonrisa—. Perdón otra vez.
— No te preocupes, Flash —le devolví la sonrisa al héroe de la ciudad que, ahora, estaba frente a mí.