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Se aproximaba el mediodía de la fecha que se suponía llegarían los demás invitados, sin embargo, todavía a aquellas horas no había noticias de los mismos. Marx, quien había organizado aquello estaba algo preocupado, ya que se temía que hubieran tenido alguna incidencia.

Momentos después, un grupo llegó avisando de que las sospechas del hombre que era la mano derecha del rey se habían cumplido. Al parecer un grupo de individuos que no pertenecían al reino, atacaron a los mismos, por suerte no hubo heridos graves, pero algunos transportes fueron dañados y no podrían moverse de allí. Por este motivo se envió a un grupo de hombres para ayudar.

Razor, cuyo grupo había llegado a la par que los correspondientes al reino Dragón, decidió ir, ya que tuvo el presentimiento de que los bandidos podrían andar aún por la zona, y no se equivocaba. Así que acompañado de uno de sus lobos, correspondiente a los dos que los habían viajado con ellos, se encaminó hasta el lugar donde los viajeros se encontraban.

Estos fieros animales siempre permanecían junto a Razor y Yuno, por lo que se pidió un permiso especial, cosa que Julius dudó por unos momentos, pero no declino ya que quería ver de cerca esa relación tan cercana con sus propios ojos.

En cuanto el grupo de expedición llegó hasta los carros, comprobaron tanto el estado de los mismo, como el de las personas allí presentes. Nadie había sido herido de gravedad como informaron, pero uno de los conductores no podría llevar a cabo su trabajo, ya que durante la pelea le asestaron un buen corte con la espada en el brazo. Cosa que no ponía su vida en peligro, pero tampoco le permitía manejar a las riendas.

Por otro lado, Asta quien había estado ayudando a algunas personas con algunos rasguños, se percató de que Bennet tardaba mucho al ir por agua. Razor quien se encontraba al lado pidió alguna prenda del muchacho para que el lobo lo rastreara e ir a por él. Era peligroso adentrarse si conocer el terreno, pero para un animal como aquel, cuyos instintos están preparados para defenderse, no era un problema.

Inmediatamente se dirigieron hacia el lugar donde Bennet se encontraba. Mediante iban acercándose comenzaron a escuchar un forcejeo. Como anteriormente se había temido, uno de los hombres aun estaba por el lugar, por lo que tuvo la oportunidad de asaltar al rubio y acorralarlo contra un árbol.

Cuando el bandido estaba con puñal en mano a punto de alzarlo para clavarlo sobre el joven, tanto el lobo como Razor se abalanzaron sobre él, haciendo que el mismo huyera y de esta forma evitando un desagradable accidente.

Bennet, que aún respiraba con algo de dificultad ya que lo había sostenido del cuello durante todo este tiempo, fue a agradecerle a la otra persona por salvarlo, con tan mala suerte que tropezó y cayó, haciendo que a su vez el otro lo acompañara quedando este encima del rubio. Ambos terminaron quejándose a causa del golpe, pero antes de levantarse, Bennet comenzó a disculparse y miró a los ojos de Razor. A partir de ese momento ya no podía apartar la mirada de ellos, por alguna razón, quería seguir contemplando aquellos ojos que lo absorbían por completo.

El otro, preocupado de que el rubio no se levantara, preguntó que si se encotraba bien, cortando la frase a la mitad, ya que al igual que el que yacía tumbado con la espalda en el suelo, este encontró sus ojos.

Después de eso, ambos colores que se podrían asemejar a piedras de tono opaco, cambiaron a unos tonos vivos como si de haber pulido las mismas se tratara. Sus corazones comenzaron a latir rápidamente y al unísono, para terminar fundiéndose en uno con un beso.

Momentos después, fueron interrumpidos, por algunos soldados que fueron en su busca al ver que aun tardaban. Avergonzados con rubor aún en sus mejillas, tan solo se levantaron y marcharon del lugar para volver con los demás.

Cuando Bennet por fin volvió, los demás lo observaban extrañados, ya que no era común el verlo tan nervioso y callado. Cuando sus compañeros le preguntaron, este tan solo negaba apartando la mirada hacia un lado, para terminar encontrándose con los ojos de Razor, lo que provocó que la cara de ambos se volviera del tono de los tomates y miraran uno al suelo y otro al cielo, aunque el de ojos rojos siguiera observando al otro de reojo.

Tras un buen rato por fin llegaron al castillo, y mientras bajaban del transporte, dos de los jóvenes omega, siendo estos Asta e Izuku, comenzaron a sentirse extraños.

Asta solo notaba un poco de opresión en el pecho acompañado por algo de calor. Izuku por otro lado, notaba como si una fiebre repentina lo atacara, haciendo que incluso estuviera a punto de caer debido a un mareo.

Nadie pensó que fuera nada grave, pero algunas personas se percataron de lo mismo, ya que Lisa conocía los síntomas, y dos jóvenes alfa notaron sus cuerpos reaccionar.

Ya se les había explicado con anterioridad lo que podría llegar a pasar en ciertas ocasiones debido a estar cerca de algún omega, pero incluso estando en el caso de Katsuki cerca de Shoto, este no había experimentado eso antes. Tanto uno como otro, se dijeron a si mismos que eso era cosa del destino quizás, y que incluso si la suerte no los acompañaba estos encontrarían el origen de aquello. Así que uno dejó su habitación para ir a encontrarse con su destino, mientras que el otro cerraba el libro en sus manos para imitar al anterior.

En una gran sala, donde algunos estaban reunidos, a la entrada llegando de lugares opuestos, los ojos de los jóvenes alfas se encontraron. Eran desafiantes el uno para el otro, y si no fuera porque sus madres aparecieron, aún estarían sumergidos en un choque de miradas. Sumando la impulsividad de Katsuki, al echo de que a Yuno jamás le gustó perder, su primer encuentro había comenzado con mal pie por decirlo de forma simple.

Momentos después, el moreno terminó acompañando a su hermano a un lugar tranquilo, y conversando posteriormente de lo ocurrido en la lejanía. Razor aún se encontraba totalmente en las nubes, y deseoso de volver a estar junto a esa persona. Abrazaba a su lobo, quien estaba tranquilo pero triste ya que su compañero no estaba bien. El joven añoraba la cercanía que había tenido durante tan corto pero intenso momento.

Brillo destinadoWhere stories live. Discover now