Pico de los cinco Ancianos

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Unos jóvenes se encontraban sentados sobre el piso de madera, junto a una mesita circular marrón. Tomaban el té que había preparado Shunrei con cariño junto algunos bocadillos dulces.

Aunque aún no había caído la primera nevada pero ambos chinos estaban vestidos con su atuendo tradicional de invierno.

Ellos se encontraban elevados a pocos metros del suelo sobre un balcón bajo de patio en la residencia de Dohko en los cincos picos en la región de Lushan.

Shiryu al despertar en las fuentes de Athenea, había decidido regresar a China para recuperarse y descansar. Extrañaba mucho a Shunrei.

La casa estaba pegada a lo alto de una montaña, entre un bosque de bambú y una de las tantas cascadas del lugar.

Sus miradas risueñas las tenían puestas en el precioso jardín que aún conservaba sus tonalidades verdes. Estaban muy cerca, disfrutando de la tranquilidad, la naturaleza y sobre todo de su compañía y calor.

Una bola de luz celeste chispeante se formó en el centro del jardín, levitaba a escasos centímetros del suelo y aumentó de repente de tamaño.

- ¡Maestro Mu!, ¡Kiki! - saludó la muchacha en su lengua materna al verlos salir del portal y Shiryu al sentir sus Chi*.

-No esperábamos tan pronto su visita, ¡Bienvenidos!-continúo el moreno con los ojos vendados, separándose un poco de la joven Ariana.

- ¡Shiryu!, ¡Shunrei! ¡Llegamos! -saludo risueño el menor en un perfecto mandarín y corrió hacia ellos en saltitos. Llevaba la armadura del dragón en su espalda por propia insistencia.

Al pequeño Aries le encantaba estar Ahí. El aire era tan puro y su cuerpo se sentía más ligero. Aparte de ser un paraíso verde a comparación de Jamir, podía ver muchos animales que no conocía y hablar libremente con los dos jóvenes que representaban mucho más que simples amigos en su mente infantil. Los estimaba mucho, eran como sus tíos o hermanos mayores... ambos le provocaban una agradable sensación como su mentor. Tenía toda la intención de entrar de un brinco, pero sin darse cuenta ensució sus calzados con barro y Mu lo detuvo con telequinesis.

- ¿Haha?, ¿qué paso??? ¡¡No me muevo!! - trato de seguir con esfuerzo pero se percató que estaba en el aire. Ese gesto hizo reír Shunrei e invadió de alegría el lugar.

-Kiki, los zapatos -recordó Mu sereno y caminó hacia ellos.

-Oh, ya veo... Lo siento -se mordió la lengua por el descuido y se teletransportó sobre el palco de madera sin ellos puestos.

-Llegan en un buen momento -habló amistosamente Shunrei -, ¿comieron algo? porque horneé  galletas, estan endulzadas con miel y preparé mucho té. Es uno de tus favoritos -hizo una pausa para ver los esmeraldas y pronunciar con orgullo de una forma muy respetuosa con el fin de fastidiarlo-, "Maestro Mu"*

- ¡Se ve delicioso! -babeo kiki al ver los dulces y se llevó un dedo a la boca en un gesto infantil.

Mu suspiro tranquilo.

-No estoy tan viejo para que me llames así todo el tiempo, Shunrei, ¿Porque te empeñas a hablar tan formal conmigo? Con hermano* o Mu esta bien. -respondió con los párpados cerrados mientras la joven le sonreia encantaba de verlo nuevamente.

-No te pongas serio, hermano Mu, vamos, acompañennos y coman mucho -continuó cordialmente haciendo un ademán hacia la mesa.

El adulto hizo lo mismo que su aprendiz y se teletransportó dentro del balcón sin los zapatos, dejándolos en la entrada, uno al lado del otro al contrario a los de Kiki que más tarde acomodó con sus poderes.

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