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Abrazo. Es bello sentir los brazos de alguien sobre los tuyos sobre todo oler el perfume de aquella persona, la única persona que YoungJo había abrazado era a su madre. Y eso fue cuando él era menor de edad. Tenía aún sus diez años o menos. Cuando sucedió el último abrazo que había recibido.

En cambio, HwanWoong tampoco solía tener gran afecto a las personas de su pueblo, quienes trabajaban para él eran seres muy estrictos y casi siempre no andaban de buen humor. Sin embargo sus padres se acercaban a él simplemente a hablar. No en darse tanto afecto como quisiera tener.

Gracias a ello, provocó que ambos se sentirán verdaderamente bien al recibir un abrazo entre ambos. Sin importarles que se encontrarán en el suelo. Uno sobre otro.
Creando un verdadero momento mágico para ambos.

La puerta de la habitación había sonado con unos cuantos golpes, por lo cual, ambos se tuvieron que separar y poner de pie rápidamente.

-¡shh! Busca en donde ocultarte.-el dueño de la habitación. Encerrando al chico que estaba con él en el sanitario de la recámara. Para después dirigirse a abrir la puerta, viendo que la señorita que se encargaba de vestir, maquillar y peinar a la reina había aparecido.

-Joven Kim. La señora reina desea verlo en el jardín.

Aquel simplemente asintió y salió un poco preocupado de la habitación, pues había dejado ahí a un chico.
Aquel en cuanto escuchó que se cerró la puerta, salió del sanitario y se aseguró de colocar el seguro de la puerta. De esta forma nadie entraría a la habitación.

YoungJo comenzó a caminar siguiendo a la joven que le guió a la ubicación exacta de donde se encontraba su madre. Al estar con ella, la joven trabajadora se alejó, para darles privacidad al tema que querrían hablar.

-Hijo, me ha dicho tu padre lo bien que te fue hoy. Felicidades.-Su tono de voz era dulce pero no mostraba verdadero entusiasmo, lo cual dejaba preocupado al joven príncipe.

-¿Ocurre algo, madre?.-Al escuchar aquella pregunta, la mujer simplemente sonrió sin enseñar sus dientes y dio un sorbo de su té de rosas.

Pues se encontraban en el jardín real, junto a una mesa redonda y cuatro sillas, todo era blanco y hecho de metal, de la misma manera que tenía una sombrilla que cumplía con su labor de evitar que el sol lastimara la piel de la reina. A pesar de que no tardaba en oscurecer. Ella le gustaba estar protegida (Por algo tenía la piel más blanca que la nieve).

-Simplemente, es difícil como madre ver o pensar en el día en que su hijo tenga que tomar el matrimonio.

-¿Por qué lo dices?

-Dentro de un mes será tu boda. Tu padre estaba bastante contento con lo bien que te había ido hoy y no dudó en llamar al reino de tu prometida. La boda se adelantará, iba a ser al próximo año. Pero el rey Jung se entusiasmó a tal grado que quieren unificar los reinos, lo más pronto posible. Al menos eso fue lo que mencionó tu padre.

-¿Qué? ¿Tan pronto se enteró de lo que sucedió hoy? Un simple cartero tarda una semana, una paloma mensajera tarda cinco días si es que está bien entrenada.

-No cuestiones al rey. Si él dijo eso. Es porque así fue.-Mencionó levantando la voz en alto.-Te casarás, te guste o no.

-Pero madre. Yo ni siquiera, ella.-Al ver a su madre de esa forma, sus palabras dejaron de salir de su boca, no podría crear una palabra coherente.

-Escucha hijo. A veces en esta vida tenemos cosas que no nos parece correcto, sin embargo debemos de cumplir con la ley y seguir las órdenes que nos dan. Puedo entender que no quieras casarte de esa forma, estuve igual que tu cuando era joven,  sin embargo, después de vivir con tu padre por un largo tiempo, comencé a tenerle cariño permitiendo que tu vinieras al mundo

-Y... ¿Qué pasa si ella no está de acuerdo al matrimonio?

-¡Tonterías! ¿Te has visto en un espejo? Eres el más guapo de todo el reino. ¿Quién no querría casarse contigo? Y no lo digo yo que soy tu madre, lo dicen todas las chicas del pueblo. Y no solo ellas. En otros pueblos existe el rumor de que en este imperio el príncipe es el más guapo de todos los existentes.

-¿Hay algo que se pueda hacer para evitar la boda?

-Eres muy listo, estoy segura de que no necesitarás una respuesta.-Mencionó apretando la mejilla del joven para después tomar su sombrilla y caminar hacia unos rosales.

-Mamá...-La mujer, dio media vuelta y miró a su hijo esperando respuesta.-Quisiera ver a mi prometida pronto.

Aquello había ocasionado que su madre sonriera, para después soltar un suspiro,de seguro era un suspiro de alivio pues creía que su hijo de verdad estaba de acuerdo con los planes matrimoniales.

-¿Por qué no hay ventanas aquí? Muero de calor.-Se quejaba aquel lindo conejito en su forma humanoide tratando de alcanzar la única ventana que había en lugar en donde estaba encerrado.

Escuchó algunos pasos acercándose. Pero sabía que no eran los de el joven príncipe, se escuchaba como alguien marcaba los pasos muy firmes y fuertes.

La puerta comenzaba a moverse, como si alguien que no tuviera llave quisiera entrar.
Lo cual asustó al intruso y se convirtió en conejo para esconderse con mayor facilidad.

-¿Young?.-La voz del rey estaba detrás de la puerta, mientras golpeaba aquel trozo grande de madera para que alguien le abriera.-Abra la puerta.-Mencionó a uno de los trabajadores.

Se escuchaba como introducían una llave a la cerradura de la puerta. Provocando que el nerviosismo atacara al visitante oculto.

La puerta se abrió de un momento a otro. Dejándose ver aquel rey con su barba y vestimenta de lujo, realmente se veían las más finas. Era fácil deducir que eran importadas, pues tenían excelente calidad con simple vista. Joyas, también llevaba y  sobretodo aquella corona reluciente.

HwanWoong comparó la vestimenta del padre de Young Jo con la de su padre. Dándose cuenta que su padre era un vil pordiosero a lado del rey Kim.
El rey antherio sí vestía adecuado como para ser rey. Sin embargo, no mostraba tanta autoridad  como éste lo hacía.
Además,  Por ser Antherio, no se sabe en qué momento se decidirá cambiar de forma, por lo cual perderías pertenencias. Gracias a ello, el rey Yeo debía de ser listo en ese punto y no vestir de forma tan costosa. Podría dejar eso en cualquier sitio y alguien lo tomaría.

-Young, hijo, quiero hablar contigo. Es sobre aquella caza que tuviste. ¡Fue grandiosa! ¡Mañana comeremos un gran festín!, invitaré a reinos vecinos y.... ¿YoungJo?.-Seguía hablando entusiasmado el padre de aquel que buscaban. Percatandose a último momento que su hijo no se encontraba en la habitación. Por lo cual salió de ahí.

HwanWoong al escuchar que YoungJo había asesinado seres inocentes e inofensos, se enfureció. De la misma manera que la tristeza lo gobernó, ahora tenía anhelos de salir de aquel sitio, en ese mismo instante.

YoungJo al tener la libertad de la plática que se extendió de su madre. (Y eso fue porque el rey apareció felicitandole). Estaba verdaderamente contento de su hijo. Ni siquiera en el cumpleaños del príncipe se comportaba de esa manera. Lo cual no le gustaba para nada a YoungJo.

Regresó a su habitación. Buscando por todas partes a aquel conejito blanco. Pero no recibió ninguna respuesta.

El Príncipe Y El Anhterio (RAVNWOONG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora