La luz del sol lo despertó. Mover el cuello para evitar la luz hizo que unas cuantas vértebras tronaran.
"Ay...".
Estaba muy brillante. ¿Qué tan tarde era? El pequeño reloj digital encima de una torre de libros y revistas marcaba las diez de la mañana. Durmió cuatro horas y algo. Se siente como si hubiera dormido más, como unas saludables ocho horas. Está adolorido, pero no se siente cansado. Qué curioso.
"Mmm..." Con cuidado, se mueve entre las sábanas. Está empezando a hacer mucho frío y lo que menos necesita ahora es un calambre.
Cada uno de sus movimientos resultaba en una nueva ola de aroma que salía disparada directo al aire. Su cuello pica, las glándulas debajo de su piel están trabajando al máximo y están llenas. Toca con cuidado la piel, siente humedad oleosa junto a su pulso.
¿Estará entrando en celo? No, no puede ser. Tiene todavía un margen de un mes, no puede adelantarse. Tal vez tiene un desbalance por la desaparición de la marca. Ya no siente la presencia de Tsumu consigo ni su aroma, debe ser por eso.
Ah, pensar que lo único que le quedaba de él ya había desaparecido...
"Bah..."
Después de un calambre, sentarse a llorar es lo último que necesita. Sería un completo desperdicio ahora después de tanto tiempo, justo ahora que es lo que menos tiene y que lo peor está por venir.
Se gira un poco.
La estancia del departamento se extiende frente a él en todo el esplendor de la madera raída de su piso, de las paredes sucias y el tapiz rasgado y las motas de polvo aquí y allá. Por más increíble que pueda ser, verdaderamente va a extrañar tener esta vista en las mañanas después de despertar con la cabeza a punto de explotar y la boca sabiendo al culo del diablo. La habitación tiene sus méritos.
Es ahí el lugar que le acogió cuando todas las espaldas se voltearon para él.
Fue ahí a donde él corrió cuando lo perdió todo.
Y será este lugar el último que le vea partir.
Del estante en la alacena toma un vaso. En el refrigerador debe haber algo para beber, algo en buen estado. No ha estado en unas semanas, así que la leche probablemente no sea una de esas cosas.
"Ah, excelente". Un cartón de jugo de manzana que tiene vencimiento hasta marzo del año que viene aparece como faro en la oscuridad de un muelle.
Sabe bien. Es refrescante y parece ser lo único que puede calmar el ardor de su garganta seca.
Lo bien que le vendría algo con muchos carbohidratos y mucho queso...
Su estómago ruge.
Después de ese mal viaje en la casa de Kenma, no fue capaz de comer algo más por el resto del día. Y había estado comiendo mal antes y después de eso, apenas unos bocados. Kuroo le cocinó caldo de pescado el día que llegó allá, pero apenas y se sirvió un cuenco antes de que se echara a perder.
Para ser alguien que no tiene ni en donde caer muerto, ha dejado ya varios buenos gestos colgados de una muy mala manera, con pésimos modales.
El jugo de manzana tendrá que hacerla de desayuno.
Hoy saldrá para ir a la tienda de la señora Nishiguchi y ver qué tiene para él.
La jornada del día será la siguiente: él saldrá a la tienda de la primera señora, después a la tienda de la segunda señora, después a la tienda de la tercera señora y así saldrá hasta llegar a la tienda de la sexta señora. Después, cargado con basura, tomará un autobús para ir al centro de residuos peligrosos a las afueras de la ciudad y ahí tendrá que regatear, intercambiar, comprar y vender algunas cosas que le fueran útiles. Se peleará con el anciano encargado de dar los pagos por el pesaje de los metales y del PET y después se armaría de una suerte de nudos y camuflajes para esconder el dinero que le dieron y las cosas de valor que pudo obtener de ahí. Finalmente tomará otro autobús para llegar a la estación de metro que la deje en Azamino, sorteando a los Alfa imbéciles que se le crucen en el camino y a alguno que otro Beta despistado.
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La Ira del Tirano | Haikyuu!! FF (KGHN | Omegaverse!)
RomanceHoy se sintió como complacerle más que otros días. Sentado a la orilla de la cama, frente a una ventana de la que no colgaba ninguna cortina, dio un toquecito a la punta de su nariz con la punta de su dedo índice. Se sintió feliz de repente porque s...