No era lo mismo ir a la casa de Leo que la de otra persona. La, por falta de mejor palabra, mudanza de Leo a su época y al D.F había sido todo un lío. Tomo muchísimo esfuerzo de todos para lograrlo. Marcela y Beatriz les habían salvado la vida, logrando crear todos los documentos necesarios para Leo, con su notoria combinación de magia y habilidad de falsificación. Sus padres, después de una larga y tediosa serie de explicaciones y pruebas, le concedieron la ayuda necesaria para alojar a Leo, contribuyendo un poco con las finanzas. Ella fue la que vendió la gran mayoría de sus cosas, desde las más banales hasta las más caras, para formar la mayor parte de los ahorros para el departamento. Don Andres, Alebrije, DB, Tor, Xochitl, Valentina y hasta Rasbutan se tomaron la responsabilidad de preparar la despedida y otras ceremonias. Eso la hizo considerarlos unos ángeles. Ella no hubiera podido estar con Leo en el duelo de su abuela si tuviera que organizar un funeral. Hasta su abuela fue importante, ya que en sus últimos días, les dio su bendición para todo. Nando también le aseguro que no tenía ningún asunto sin terminar en su siglo, ayudándolo a parar de estar tan inseguro de su decisión. Godofredo también tomó el rol de su guardián en todo el papeleo fue él quien lo inscribió a su escuela. También le garantizo que no importara que, lo único que tendría que hacer sería llamarlo y con el artefacto de Yggdrasil estaría con él.Pero indudablemente él que más duro había trabajado para estar aquí era obviamente Leo. Él sacrifico tanto, dejó todo atrás, solo para estar con ella. Desde que él le declaró que quería vivir en su época, Teodora era incapaz de no enamorarse de nuevo cada vez que lo veía. Día a día él batallaba para siquiera entender el mundo a su alrededor. Tenía dificultad haciendo amigos con gente tan distinta y la escuela era tortura, que él apenas comprendía como usar el teléfono viejo solo para llamadas que le dieron. Obvio que las materias se le harían imposibles. Aun así, cada día le aseguro que no se arrepentía de nada. Que todo valía la pena si podían estar juntos. Le hacía preguntarse qué tanto veía en ella y le frustraba saber que nunca realmente lo llegaría a entender, por múltiples razones. Lo máximo que podía hacer justo ahora, es apoyarlo y darle el cariño que merecía.
Estaban de camino al pequeño apartamento de Leo, ya que él por fin había logrado organizarlo todo y quería que lo viera. Caminaban de curso al edificio, con él un poco frente a ella sosteniendo su mano. Teodora lo noto agotado. Había sido su primer examen hoy, de quimica para hacerlo peor y también antes de camino a la escuela se había terminado metiendo unas ruinas de un accidente de tránsito, por su instinto heroico. Solo para meterse en problemas con los oficiales, metiendose en algo de lo que casi no se sale. Ella ni se había cambiado de su uniforme, de la escuela se fueron directamente a su departamento y él parecía que estaba por colapsar.
Al finalmente abrir la puerta del lugar, Leo solo le mostró una sonrisa cansada y se quedó mirándola como si esperara que ella criticara lo que había hecho con el lugar. Ella podría, el orden y la decoración no eran muy buenos, pero Teodora no quiso irritarlo más. Así que dijo que le gustaba. Leo le sonrió adorablemente, orgulloso pero demasiado cansado para presumir más. Lo siguió a su cuarto, el cual si estaba sorprendentemente limpio.
Ahí fue cuando él la soltó y cayó de espaldas a su cama. Teodora sonrió un poco y se fue a la ventana para admirar la vista, no era nada especial, pero le llamaba la atención igualmente. Se puso a pensar en cómo Leo probablemente estaba por dormirse. Así que vería si podía ordenar un poco el lugar y obviamente tomar la oportunidad para comer alguna cosa. Como fuera el caso, se pondría manos a la obra en un segu-
"¡Hmmmmmmm!"
De la nada, un fuerte y largo quejido le llamó la atención. Volteo para ver a Leo en su cama, levantando ambos brazos de una forma abierta.
Teodora: ¿Leo?
Leo: Veeeeeeeen.
Teodora: ¿Qué?
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Reconforte (Oneshot)
FanfictionVivir en el futuro es difícil y Leo ha tenido un mal día. Por eso Teodora le cumple una pequeña indulgencia. Él se lo merece