Capítulo 12

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Sabela

Han pasado un par de semanas desde que Brais y yo volvimos de Cambados.

A finales de esta semana, concretamente el viernes, cumplo veintiocho años. Tengo la intención de hacer una pequeña celebración en casa con algunos compañeros de trabajo.

Desde el lunes le he estado enviando a Jacobo varios mensajes para invitarle. Incluso le dije que podía venir acompañado de Nerea, por si se siente incómodo al no conocer a nadie más que a mí novio y a mí.

No ha respondido a ninguno de mis ellos. La verdad no esperaba que lo hiciese. Desde que volvimos Cambados, no he vuelto a saber nada de él y lo más probable es que no venga. Tal vez nuestra relación se haya terminado y no le vuelva a ver más.

Aunque marezca mentira, el tiempo vuela. Llevo casi dos meses en Ribadavia.

Muchas cosas han sucedido entre nosotros, la mayoría no muy agradables por su parte, pero sí muchas buenas. Y me da pena por eso. Tristeza debido a que ya no sé que más hacer por acercarme a mi hermano.

Pero debo continuar con mi vida. No puedo dejar que la negativa de Jacobo por acercarse a mí, interfiera en los planes que tengo para disfrutar de mi cumpleaños.

Son las siete de la tarde del viernes y estoy preparando todo para cuando llegue la gente. Hemos quedado a las nueve en mi casa y aún me lleva un rato organizar el picoteo, la cena y las bebidas.

Brais me está ayudando y parece muy ilusionado con esta celebración. La mesa del salón está quedando preciosa y en gran parte se lo debo a él.

—¿Qué te parece, cariño? —me pregunta cuando terminamos de colocar todo.

—Ha quedado genial. Muchísimas gracias —Le doy un suave beso en los labios.

—Quiero que esta noche sea perfecta. Sé que han sido para ti un par de meses difíciles, pero estoy seguro de que a partir de ahora todo mejorará —Me abraza y correspondo a su gesto—. No has vuelto a saber nada de tu hermano, ¿verdad? —afirma cuando nos separamos.

—Nada —niego.

—¿Ni siquiera te ha respondido a algún mensaje que le has enviado?

—Tampoco.

—Mejor así.

—Supongo —aseguro no muy convencida.

—Bueno, esta noche lo único en lo que tienes que pensar es en disfrutar de tu día y de tus amigos. Te lo mereces. Los dos nos lo merecemos.

Emito una sonrisa falsa. Yo puede que me lo merezca. ¿Pero él? Ni que lo hubiera pasado tan mal desde que Jacobo volvió a aparecer en mi vida.

En fin, prefiero no pensar en el significado de sus palabras y me dirijo al cuarto de baño para ducharme y empezar a arreglarme.

—Ponte guapa, cariño. Esta noche quiero presumir de novia —me dice Brais antes de cerrar la puerta del aseo.

Antes de introducirme en la ducha, le envío otro mensaje a Jacobo con la esperanza de que acuda a mi fiesta. Que tonta soy, pero no lo puedo evitar.

Seguro que cuando lo vea se va a cachondear de mí por haber sido tan pesada durante toda esta semana.

Con ese pensamiento en mente, dejo que el agua caliente relaje todo mi cuerpo.

Jacobo

No pensaba venir al cumpleaños de mi hermana.

Estuvo enviándome mensajes toda la semana para que lo hiciera y no le respondí a ninguno de ellos.

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