Capítulo once.

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Los siguientes días después fueron bastante... movidos.

Al final pude enfrentar a mi prima y hablar del tema. Al principio no quiso contarme al respecto por miedo a que me diera otro ataque, pero después de repetirle mil veces que estaba mejor y lista para escucharlo, soltó la información.

El fiscal la llamó después de que Eric escapara de la cárcel penitenciara donde estaba hacía tres años. No se sabe como es que logró su cometido pero le aseguró que estaban haciendo allanamientos y buscándolo con las mejores fuerzas de la policía. Hasta él sabía que no se estaban enfrentando a alguien... normal.

Eric es mucho, menos normal.

Y es por eso que Chiara me aconsejó que no ande sola y que en cualquier momento que sienta que algo anda mal, le avisé. No quiso expresarlo directamente pero supe enseguida que lo que me estaba diciendo es porqué es muy probable que se dirija hacía su nuevo objetivo: yo.
Solo pensar en que ese hijo de puta anda suelto hace que esté aterrada hasta los pelos. De verdad. Y sé también que quiere vengarse. Quiere venganza en honor a su hermano, en honor a que lo metí yo misma a esa cárcel.

Y no va a parar hasta encontrarme.

Pero eso no lo es que me preocupa aunque suene extraño. Ya sé que nos terminaremos encontrando, solo es cuestión de tiempo, Eric Hollister sabe que lo que hace y con quien lo hace. Lo que me preocupa es su próximo movimiento. No ha dado indicios, se ha estado escondiendo demasiado bien y no lo dudo, tiene gente poderosa que es capaz de encubrirlo por mucho tiempo.

El problema es cuando la guardia baje y ataque.

Ataque a quienes sabe que son mi debilidad. A los que quiero.

—¿Te encuentras bien?—me pregunta Loan sentándose a mi lado.

Ambos estamos en la cocina. No toqué el café hasta que me agarró hambre ahora, de verdad, todos estos días tuve el estomagó cerrado de los nervios.

Asiento porque solo así lograra tranquilizarse. Me ha dicho estos días que mi desmayo hasta lo había asustado y me reí, pese a la preocupación que tenía cuando me lo decía.
No voy a dejar que se siga preocupando. No cuando nadie debe saber lo que está pasando. Además de que siento que ellos no son parte de esa parte de mi vida y que es mejor mantener alejada, no quiero causar inconvenientes con nadie.

—¿Cómo está Jess?

—Bien, no ha frenado desde que llegó. No para de insistirme para que vayamos a cenar los cuatro.

Frunzo el ceño.

—¿Quiénes son los cuatro?

—Ella, yo, tú y... Max—indica con un poco de incomodidad. Puedo notar como se remueve en el asiento.

Vaya, cita doble y con mi jefe.

—Max y Jess se conocen desde que son unos críos—explica al ver mi cara—, somos amigos de toda la vida. Pero a ella también le has caído genial y quiere que vayas con nosotros, le dije que tal vez sea incomodo para ti... Ya sabes,  él es tu jefe y que no creo que sea del todo cómodo, pero no desiste de que deba preguntarte.

Lo pienso por un momento. Si, sería incomodo, ya que no conozco a Max fuera de lo profesional, solo después de que me llevara a mi casa aquel día pero no mucho más. Tampoco es que nos hemos vuelto suuuuper amigos, confidentes, pero desde esa noche algo cambió en él y me trata mejor. Nos llevamos mejor.

DESTINOS ENCONTRADOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora